>Los conjurados
Ricardo Sigala
En 1989, Kazuo
Ishiguro, el más reciente premio Nobel de Literatura, publicó su tercera
novela, Los restos del día, con la
que ganó el prestigioso Premio Booker en inglaterra. En ella nos adentramos en
el refinado mundo de la alta sociedad inglesa desde la perspectiva de un típico
madordomo comprometido con su papel en el intrincado mundo del refinamiento,
los protocolos, los buenos modales y la distinción británicas. El orgullo del
mayordomo, mister Stevens, se asienta en la dignidad de mister Darlington, su
señor, y de esa dignidad algo le toca al fiel sirviente. Stevens se siente tan orgulloso de trabajar
en la mansión Darlington Hall, y admira tanto al señor de la casa que no es
capaz de ver el lado turbio de la rancia familia a la que sirve, no será sino
hasta el final de sus días en que las cosas le serán reveladas.
Y es que el caballero británico
irrefutable y modelo de ciudadano al servicio de su patria en verdad tiene un
secreto vergonzoso. Durante el periodo de entre guerras y especialmente durante
la segunda guerra mundial, se ha convertido un promotor de las buenas
relaciones entre Alemania e Inglaterra, no obstante dicha buena obra sólo es
una máscara que oculta su inclinación fascista, es un aliado de Hitler, un
simpatizante con las camisas negras y un secreto antisemita. Mister Darlington
ha cometido alta traicón en pleno conflicto bélico, ha discriminado a sus
sirvientes judíos, ha usado su prestigio para atraer simpatizantes con su
considerable poder económico y político en el Reino Unido. Mister Darlington
continúa sus años con tranquilidad, en la paz de su mansión y con el prestigio
que le proporcionan su cuna y sus millones. Nunca es llamado a rendir cuentas
ante la justicia, no recibe siquiera el escarnio público, su reputación depende
de quién es, no de sus actos.
El 5 de noviembre se dio a conocer
en 96 medios internacionales, entre los que se encuentran The New York Times,
La BBC, Le Monde, The guardian, La Nación, entre muchos otros, una
investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación y el periódico alemán Süddeutsche Zeitung. En esta investigación
participaron 380 periodistas de 67 países, quienes analizaron durante un año
13. 4 millones de documentos relacionados con 19 de los conocidos como paraísos
fiscales. Estos documentos muestran cómo multinacionales, millonarios,
celebridades y empresarios ocultaron activos y movieron sus fortunas para
evitar los controles tributarios.
La lista de los nombres va desde la
reina Isabel de Inglaterra, varios miembros de gabinete de Donald Trump hasta
cantantes como Bono de U2 y Shakira, y empresas como Apple, Nike y Facebook.
Evidentemente también aparecen nombres de mexicanos, sí, claro Carlos Slim,
Pedro Aspe, Alejandro Gertz, Marcial Maciel, y hasta nombres de deportistas
como Diego Reyes y Héctor Herrera que juegan en el futbol europeo.
Algo que llama en verdad la atención
es que las autoridades correspondientes reconocen dichas actividades, pero
aseguran que no se trata de algo ilegal. Es el momento en que uno piensa que
nuestras soiciedades tienen una extraña forma de entender la justica y la
legalidad, si defraudas al fisco y eres un ciudadano medio estás en la
ilegalidad, pero si lo haces siendo millonario tienes a la ley de tu parte.
Todos estos empresarios,
personalidades y corporaciones no son otra cosa que representaciones variadas
de la figura de mister Darlington que Kazuo Ishiguro retrató en su novela Los restos del día. Nunca serán llamados
a rendir cuentas ante la justicia, no recibirán siquiera el escarnio público,
su reputación dependerá de quiénes son, en este caso de cuánto tienen, no de
sus actos.
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