Víctor
Hugo Prado
A la
preparatoria llegan jóvenes entre los 14 y los 15 años. El ingreso a la
Universidad está determinado por puntajes. Primero lo logran lo de más alto
puntaje, en un calendario conocido como B que inicia en agosto. Quienes no
tienen el puntaje para cursar estudios en el calendario B, lo hacen en el
calendario A, el de enero, cinco meses después. Pero también existen escuelas
de la Universidad en las que el calendario A no alcanza a recibir la demanda,
fenómeno que sucede en muchas de las escuelas metropolitanas y en algunas
regionales. En la zona metropolitana se tuvo en el último ciclo 62. 6 por
ciento de ingreso. En números absolutos podremos decir que ingresaron 27,944 de
44,631 que hicieron trámite de ingreso.
En las escuelas regionales, el porcentaje de ingreso es del 92.2, es decir
ingresaron 25,661 de 28,564 que hicieron trámite, también existen escuelas en
las que quedan fuera de las aulas, la de Ciudad Guzmán es una de ellas.
El puntaje de admisión se obtiene de dos elementos: a) el promedio de estudios
precedentes con una ponderación del 50% , así como por el resultado general de
la prueba de aptitud que tiene una valoración del otro 50%. De tal suerte que,
en las 70 escuelas universitarias, los puntajes de ingreso los dicta la
demanda, es decir los propios aspirantes. Por citar un ejemplo, en la
Preparatoria 13 solicitaron su ingreso 1808, de esos, solo ingresaron 509 y el
puntaje mínimo de ingreso fue para el calendario B 170.9, y para el A 162; si
comparamos el dato con lo que sucede en Sayula, a esta escuela llegaron 193
aspirantes, se aceptaron a 160 en el primer calendario y a 33 para el segundo,
con puntajes de ingreso de 133.24 para el primer ciclo y 122 para el segundo.
Esas diferencias marcadas entre números, no solo son de número, se traducen en
comportamientos, conductas, hábitos de estudio, y en el peor de los casos, en
abandono escolar. Así encontramos que llegan en muchos casos, a las
preparatorias, sobre todo jóvenes en calendarios A con severas carencias en
lectura, escritura, matemáticas, motivación para aprender, ya no se diga en el
dominio de un segundo idioma, en hábitos de estudio, uso de herramientas
computacionales, mentales como el análisis, la síntesis y la abstracción, en muchos
casos agravado por las dificultades económicas, sociales y familiares que
afectan de forma determinante su autoestima.
El enorme reto de la educación media superior está caracterizado por enfocarse
en resultados: hacer de los alumnos buenos ciudadanos, generar competencias de
orden general para enfrentar los retos de la vida misma, generar competencias
disciplinares de las diferentes ciencias para habilitarlos en la continuación
de estudios de educación superior y en mucho para dotar de madurez para el ingreso
a un empleo cuando no se puede o no se intentó seguir estudios superiores. El
reto no está fácil para hay que enfrentarlo.
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