Fernando G. Castolo
La coronación
“pontificia” recayó únicamente en la escultura que, iconográficamente,
representa a San José (originaria de Guatemala, 1690 aprox.), entendiéndose que
parte esencial de su iconografía es el Niño Jesús (obra de Agustín de Espinoza,
1909) que porta en su mano derecha, por tal motivo sus cabezas se encuentran
cubiertas con coronas del tipo “imperial”; mientras que la Virgen del Rosario
(obra de Mariano Perusquía, 1820) que le acompaña, por no haber recaído en ella
tal gracia, ostenta una corona del tipo “diadema”.
Sin embargo,
hemos de hacer una acotación en el sentido del porqué debe de resaltarse la
palabra “pontificia”, y ello se debe a que nuestro Santo Patriarca ya había
sido coronado, más no con la categoría con la que fue distinguido en 1957.
Nuestro santo
patrono —juramentado desde 1749— fue solemnemente coronado en nombre del Ilmo.
Sr. D. Fray Antonio de San Miguel Iglesias, dignísimo Obispo de Michoacán,
diócesis a la cual pertenecimos desde nuestra fundación y hasta el 30 de julio
de 1795 (dejando de ser regenteada por el clero regular de la orden de N. P.
San Francisco), por el entonces párroco del pueblo, el Sr. Pbro. Br. D.
Bernardino Antonio de Lepe, el 9 de septiembre de 1790, quien solicitó la
coronación el día 29 de agosto del propio año.
Para obtener
en Roma, la gracia de la coronación, se hicieron valer entre otras razones, la
de haber sido “San José heredero legítimo del reino de Israel, en calidad de
descendiente de David y esposo de María Santísima, Emperatriz de Cielos y
Tierra…”, según se apunta en los documentos que se resguardan celosamente en el
Archivo de la Arquidiócesis de Michoacán.
Sobre este
documento tuvo noticia el propio D. Antonio Arias Pedroza, quien, en compañía
de su esposa, la Sra. Estela Sánchez —mayordoma electa para las fiestas
josefinas de 1957—, fueron los encargados de llevar a cabo las respetivas
gestiones para coronar “pontificiamente” a la sagrada imagen de San José, para
lo cual tuvo, necesariamente, que someterse a una profusa investigación sobre los
antecedentes que circunscribían a ésta y otras imágenes del Santo Patriarca.
Hacemos notar aquí que es muy difícil el que se
conceda el respectivo permiso para realizar coronaciones pontificias a santos
que no pertenecen a la llamada “realeza celestial”, es decir, solamente
aquellos que subieron al cielo en cuerpo y alma, según lo estipula el rito de
la cristiandad, que serían la Sma. Virgen María y Ntro. Señor Jesucristo; por
ello lo sucedido el 22 de octubre de 1957 debe de considerarse como una de los
hechos más especiales y significativos en la historia de la Iglesia local.
La autorización oficial para efectuar la coronación pontificia de San José se
da a conocer en Roma el 12 de marzo de 1957, por Pío Papa Duodécimo.
Previo al gran día de la coronación se verificaron vistosas peregrinaciones
provenientes de diversas poblaciones de nuestro Estado, observándose amplias
muestras de fervor y devoción por parte de toda la católica comunidad
regenteada bajo el báculo de la Arquidiócesis de Guadalajara; depositando a los
pies del Santo Patriarca ofrendas de gran valor espiritual dignas de la más
acendrada realeza.
El programa
llevado a cabo durante la solemne ceremonia se conformó de la siguiente manera:
A las 9 horas
se efectuó el solemne ingreso de las Comisiones, Clero, Representaciones de los
Cabildos y Excmos. Prelados a la Iglesia Parroquial, cantándose el
Responsorio Ecce Sacerdos Magnus. Enseguida, Canto de Tercia e
indumentación de los Excmos. Prelados.
La ceremonia
dio inicio con la breve alocución que pronunció el Excmo. y Rvmo. Sr. Arzobispo
Metropolitano D. José Garibi Rivera acerca de la antigüedad, veneración y
prodigioso patrocinio de Sr. San José en su imagen de Zapotlán el Grande,
agradeciendo la asistencia de los Excmos. Prelados.
A las 10:00
de la mañana dio inicio la Solemnísima Misa Pontifical, cuyo sermón, después
del Evangelio, estuvo a cargo del Excmo. Dr. D. Darío Miranda y Gómez, Obispo
de México, quien ocupó la Cátedra Sagrada y dirigió a la concurrencia elocuente
y propio panegírico sobre Sr. San José; para dar paso, al término de la
Pontifical, con la Bendición Papal.
Oportunamente
se organizó, en la puerta mayor de la Iglesia Parroquial, la procesión de las
Coronas (mismas que salieron desde la casa de los mayordomos), las que, una vez
dada la bendición papal, comenzó a desfilar: pasaron las tres andas de madera
tallada, donde sobre cojines de raso, resplandecían las coronas. Pasó primero
la del Niño Jesús, conducida por pequeñuelos. Luego la de la Virgen María, en
manos de distinguidas señoritas, y finalmente la de Señor San José, llevada por
seis representantes del pueblo. Cerrando la procesión los Postuladores de la
Coronación que fueron previamente nombrados por el Excmo. Sr. Arzobispo
Metropolitano, llevando el Breve Pontificio de la Coronación, en azafate de
plata, uno de los hijos de los mayordomos. Cabe destacar que cada corona iba
acompañada, además, de sus respectivos padrinos.
Se colocaron las coronas del Niño y de San José
sobre el altar al lado de la Epístola y la de la Virgen al lado del Evangelio.
Por cierto,
las bellas coronas son obra del escultor poblano José Ledezma Zavala, y se
encuentran manufacturadas en oro de 18 quilates y en plata, material que tuvo
el entonces costo de 150 mil pesos. La corona de Sr. San José se encuentra
adornada con seis grabados, simétricamente dispuestos alrededor: una
inscripción alusiva al Sr. Cura D. Adolfo Hernández y de los esposos Arias
Sánchez e hijos; el volcán en erupción; el templo parroquial; la Sagrada
Familia; el tránsito de San José y un campesino labrando la tierra. En otras
partes superiores están en bajorrelieve su Santidad Pío XII y el Sr. Arzobispo
Garibi Rivera. Tiene junto a la cruz de remate una perla negra. Tanto la corona
de Sr. San José como la diadema de la Virgen tienen un peso de 3.125 kilos,
mientras que la del Niño Jesús, pesa 1.5 kilogramos. Representan estas hermosas
joyas uno de los símbolos más importantes, iconográficamente hablando, del
patrocinio de San José sobre su pueblo Zapotlán.
Cuando ya
estaban frente al Prelado los Postuladores de la Coronación y los Tlayacanquis
del pueblo indígena, con fuerte voz el M. I. Canónigo Dr. D. Luis Radillo
expresó el siguiente texto: “En nombre del Clero y de los fieles de esta
parroquia de Zapotlán el Grande, así como de la Mayordomía encargada de las
fiestas Josefinas en el presente año, solicitamos humildemente de V. Excia.
Revma., que tenga a bien proceder a la coronación canóniga de la V. Imagen de
Sr. San José”.
El Excmo.
Señor preguntó: “¿Tenéis el Breve Apostólico respectivo?” Y los Postuladores
respondieron: “Aquí lo presentamos a V. Excia. Revma.”
Se entregó el
Breve al Sr. Arzobispo, quien ordenó le diera lectura el Sr. Cura, D. Adolfo
Hernández —primero en latín y, posteriormente, en español—, bendijo las coronas
y, enseguida, dio inicio el trascendental acto de la coronación, al tiempo en
que era entonado el Canto de la Antífona: Ecce fidelis. El
Legado Apostólico, representante de su Santidad, Dr. Don Luigi Raimondi. coronó
al Niño Jesús. El Arzobispo de México, Dr. Don Miguel Darío Miranda y Gómez, a
la Virgen María, y el Arzobispo de Guadalajara, Dr. Don José Garibi y Rivera, a
Señor San José. En ese momento todos los fieles estallaron en vivas al Santo
Patrono.
Enseguida,
más cantos, una hermosa deprecación: Salve, Patriarca Santo José;
y, después, el Te Deum laudamus. Para continuar con la colocación
de los Báculos y Mitras de los Prelados sobre el altar y al pie de las Sagradas
Imágenes.
Siguió el
bello Himno de la Coronación que fue compuesto, ex profeso, para el
trascendental acto por el Pbro. Alberto Contreras, previo concurso que se
efectuó.
Finalmente,
se llevó a cabo la procesión de los Excmos. Prelados a la Sacristía, donde
procedieron a la firma del Acta de la Coronación, ante el Notario Público de la
Municipalidad, el Lic. Basilio Cardona.
El año entrante se celebrará el 150 Aniversario de la proclamación de San José como “Patrono de la Iglesia Universal”. Oremos, para que “La Sagrada Congregación para el Culto Divino”, establezca una Celebración Litúrgica para honrar este Título de San José, así como recientemente se ha establecido una para conmemorar a la Virgen, como “Madre de la Iglesia”.
ResponderBorrarGuillermo Prendas