Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Tuxpan
El
próximo domingo cinco de noviembre en Tuxpan se realizará el Encuentro de
Danzas Autóctonas provenientes de varios estados del país y de la Región sur,
con la muy posible presencia de la Premio Novel de la Paz Rigoberta Menchú.
En este festival, que tiene más de
dos décadas de llevarse a cabo, participará la Danza Los Arribeños de Zapotlán
el Grande, cuyo representante, Porfirio de la Cruz, reconoce que el personaje
de El Sonajero y por lo tanto la danza surgió de este centenario Pueblo de la
Fiesta Eterna.
El encuentro iniciará a las cuatro
de la tarde en la explanada del Templo del Señor del Perdón para luego hacer un
recorrido por las principales calles de la ciudad, concluyendo en el templete
que exprofeso se instalará para una exhibición de 15 minutos por cada danza de
sonajeros.
“Son danzas de toda la República,
sobre todo de Colima, Nayarit, Oaxaca, San Andrés Ixtlán con Los Paixtles y
Zapotlán con Los Arribeños, también de Ciudad Guzmán van La Cualli y Los
Josefinos, va estar bien bonito, va a cumplir 21 años de llevarse a cabo y
nosotros hemos participado desde el inicio”, comentó Porfirio de la Cruz.
Agregó que en Ciudad Guzmán también
se han hecho dos encuentros de danzas de sonajeros con la esperanza de que el
próximo año, en el marco de la feria, también se logre llevar a cabo uno más,
para lo cual busca el apoyo del Gobierno Municipal, trayendo danzas de otros
países como Japón, de donde tienen solicitud.
IMPORTANCIA
DE LOS SONAJEROS
A la pregunta de la importancia de
las danzas dijo que: “Para nosotros los indígenas tiene mucha relevancia, sobre
todo dar a conocer lo que es nuestra Región sur de Jalisco, sus costumbres, la
gastronomía, las tradiciones y más al sonajero, personaje milenario, de la
historia que he rescatado Tuxpan es la cuna y de aquí se trajo a Zapotlán en
1894, siendo Tlayacán mi bisabuelo Ignacio de la Cruz, que formó una danza de
Arribeños y otra de Abajeños, que se han mantenido de generación en generación.
Se dijo orgulloso de estar
sosteniendo una tradición que es la herencia viva del pasado, eso a pesar de
los desdenes que en años anteriores se tenía para El Sonajero. “Cuando estaba
en la secundaria era muy pobre la participación, me trataban de indio, de
pozolero y al pasar el tiempo nos ha llevado a recapacitar y poder llevar muy
en alto el nombre de Zapotlán, he estado en Bellas Artes enseñando lo que es el
sonajero y cómo es el baile, para mí es un orgullo ser parte de esta
tradición”, abundó.
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