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miércoles, 25 de octubre de 2017

Molotov está en la casa





Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán



Después de esperar casi cuatro horas, los primeros acordes y los gritos hicieron que todo valiera la pena, las batucadas que hicieron estremecer no solo la batería, sino a los miles de personas que se juntaron para ir a escuchar y a vivir a Molotov. Quienes abrieron a la banda con “No queremos mañana ni hoy”, seguido de uno de sus grandes éxitos y fue el tema que dio el banderazo del slan.

Condones inflados volando, cerveza que caía como lluvia, sin olvidar el aire que envolvió a todos con olor a “mota”, se convirtió en la atmósfera de un concierto que levantó a más de alguno por los aires.

El ambiente exploto con “Amateur”, tocaron sus grandes éxitos, aunque muchos os quedamos de escuchar algunos temas clásicos, como “Changüich a la Chichona”, así pasa con grupos que tienen un repertorio tan amplio. “Chinga tu madre” terminó de prender a la banda que aún no se la creía que ya Molotov estuviera en el escenario, lleno de luces y humo, apoyados de dos enormes pantallas, cabe destacar que más de alguno dedicó esta canción.

Los integrantes interactuaron con ellos, algo con el público, hubo dos personas que se subieron al escenario, los gritos y las cabelleras volando jamás pararon, con el ritmo de “Lagunas mentales”, “Perros negros”, “Marciano”, “Matate Tete”, “Yofo” “Parasito”, que fue de los temas más coreados sin olvidar los grandes clásicos “Gimme the power” y “Dame el poder”, que puso a cantar a toda la raza que sentía caer cerveza, gritarle a las muchachas que se dejaban ver “chichi para la banda” y los brincos por todos lados.

El final fue épico para los que se encontraban ahí, grito tras grito, rola tras rola, fumada tras fumada el público solo pedía un tema desde antes de que iniciara el concierto, molotov lo sabía, todos los presentes lo sabíamos, lo esperaban y cumplieron el gusto del público, su tema más emblemático, el que los dio a conocer a finales de los noventas, lo tocaron, lo brincaron, lo vivieron, lo inhalaron, le pegaron el golpe, el cierre del concierto sin un tema extra y con ganas de más a pesar de la hora y 20 minutos que tocaron fue el éxtasis, cuando sonaron los primeros acordes distorsionados, cuando comenzaron con las primeras líneas de la rola: Que muy machín, no? Ah muy machín, no?

Marica nena más bien putíno, no?; y en una sola voz, en un solo brinco, más de seis mil voces gritaron: “¡puto, puto, puto!…”.

El rock se asomó por la Feria, el piso quedó agrietado, todos empolvados, entusiasmados, con olor a petate quemado, pero quedando claro que Molotov estuvo en casa.

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