El
periodismo no es un circo para exhibirse, sino un instrumento para pensar, para
crear, para ayudar al hombre en su eterno combate por una vida más digna y
menos injusta.
Tomás Eloy Martínez
I
Literatura y periodismo
En
todo caso, para lograr describir el concepto del llamado Nuevo Periodismo (que
surgió en Estados Unidos en los años sesenta bajo un contexto social muy
definido de cambios y movimientos sociales) y del Periodismo Narrativo (que
toma recursos de la literatura de ficción —la novela, el cuento e incluso el
cine— para contar hechos reales) y descubrir si existe, como algunos han dicho,
un punto de encuentro entre el periodismo y la literatura, lo primero que se
debe dilucidar es qué entendemos por periodismo y qué por literatura, ya que no
siempre quien escribe en los diarios sabe a ciencia cierta que el periodismo es
ya de por sí —y por su propia naturaleza— narrativo.
Sí
atendemos lo que el diccionario define como Narrar,
encontramos que es Contar algo que ha
sucedido realmente, o un hecho o una historia ficticios, de palabra o por
escrito; y Narración es un Relato oral o escrito en el que se cuenta
algo que ha sucedido realmente o un hecho o una historia ficticios, entonces
hasta quien escribe una simple nota periodística ya emplea recursos que van
hacia la narrativa; y aquel que nos relata un acontecimiento cotidiano, una
anécdota, también. Esto es: el ser humano es un narrador por naturaleza,
incluso sin saberlo; luego entonces, todo periodismo es narrativo en primera
instancia.
Cierto
hay quienes son buenos narradores y quienes en definitiva no. Y hay, entonces,
quienes a conciencia utilizan los recursos que provienen de los grandes
novelistas y cuentistas para enriquecer su forma de relatar un hecho que
proviene de la realidad-real al contarnos un hecho preciso.
¿Qué es literatura y qué es
periodismo?
En
lo personal confío, entre las muchas definiciones que existen sobre lo es
literatura, la que nos ofrece César Fernández Moreno: “…es una disciplina
expresiva, una técnica lingüística que consiste en la representación escrita de
contenidos síquicos valiosos, con la intención y capacidad de transmitirlos a
una serie indefinida de sujetos receptores”, agrega: También es literatura, en
un sentido objetivo, la totalidad de las representaciones escritas”, y dispone
las tres condiciones esenciales a toda literatura, que son tres: una
lingüística, una psicológica y una axiológica.
La
definición de Ryszard Kapuscinski, en el
caso del periodismo, es la que me convence:
El periodismo es
parte de la cultura: condensa las características y vive y padece todas las
transformaciones de su entorno. El verdadero periodismo es el que se genera a
partir del contacto vivo con el pueblo. La dimensión humanística del periodismo
radica en tratar de hacer el mundo más comprensible, porque si nos comprendemos
somos menos enemigos. Si nos conocemos estamos cerca el uno del otro.
II
Periodismo Narrativo
La
periodista Leila Guerriero, en un intento de definición del Periodismo
Narrativo, apunta que “es muchas cosas pero es, ante todo, una mirada —ver, en
lo que todos miran, algo que no todos ven— y una certeza: la certeza de creer
que no da igual contar la historia de cualquier manera”, algo que es de alguna
manera algo muy general e impreciso, ya que casi enseguida advierte que “El
periodismo narrativo tiene sus reglas y la principal, pero grullo dixit, es que
se trata de periodismo”, lo cual tampoco aclara mucho, pero ya es un acercamiento
y exige que sepamos con claridad cuándo estamos ante un buen texto de
Periodismo Narrativo y eso depende de nuestras experiencia personal y a las
muchas lecturas de trabajos que sí logren legar a serlo con maestría.
Tomás
Eloy Martínez nos dice algo muy cierto: “El periodismo nació para contar
historias, y parte de ese impulso inicial que era su razón de ser y su
fundamento se ha perdido ahora”.
Añade:
La gran respuesta del
periodismo escrito contemporáneo al desafío de los medios audiovisuales es descubrir,
donde antes había sólo un hecho, al ser humano que está detrás de ese hecho, a
la persona de carne y hueso afectada por los vientos de la realidad. La noticia
ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho: las noticias
mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola
persona, todo lo que hace falta saber. Eso no siempre se puede hacer, por
supuesto. Hay que investigar primero cuál es el personaje paradigmático de que
podría reflejar, como un prisma, las cambiantes luces de la realidad. No se
trata de narrar por narrar.
Y
es contundente cuando aclara: “No todos los reporteros saben narrar y, lo que
es más importante todavía, no todas las noticias se prestan a ser narradas”,
con lo cual estoy completamente de acuerdo. Tal vez una combinación de ideas
entre estos dos autores nos ayuden a encontrar una definición:
·
Podríamos
hacer un rizo y decir que, por definición, se llama periodismo narrativo a
aquel que toma algunos recursos de la ficción —estructuras, climas, tonos,
descripciones, diálogos, escenas— para contar una historia real y que, con esos
elementos, monta una arquitectura tan atractiva como la de una buena novela o
un buen cuento (Leila Guerriero).
·
De
todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos
lugar para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la
verificación de los datos, la interrogación constante. Allí donde los
documentos parecen instalar una certeza, el periodismo instala siempre una
pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de
informar: esos son los verbos capitales de la profesión más arriesgada y más
apasionante del mundo. (Tomás Eloy Martínez).
Eloy
Martínez dice algo esencial: “Los primeros grandes narradores fueron, también,
grandes periodistas”, lo cual nos lleva a pensar en muchos autores de varias
partes del mundo, y nos vislumbra que los integrantes del movimiento de los
años sesenta que lograron el movimiento del llamado Nuevo Periodismo
norteamericanos primero fueron primero eso “buenos narradores” para, acto
seguido, hacer del periodismo una forma de literatura, y con ello una renovada
forma de hacer periodismo en su país.
III
Lo que fue el Nuevo Periodismo
Lo
percibieron quienes fueron testigos de una nueva forma de hacer periodismo en
los Estados Unidos de Norteamérica, al comienzo de los años sesenta, y que
luego se llamó Nuevo Periodismo, fue que los escritores comenzaron a
implementar recursos literarios (provenientes de la novela y el cuento), en sus
reportajes y crónicas, algo que renovó la ya anquilosada manera de trabajar en
los diarios norteamericanos.
Las
fórmulas ya estaban gastadas y, con este nuevo impulso —este nuevo aire fresco—,
a decir de Tom Wolfe (en un artículo sobre el tema), de inmediato surgieron sus
detractores:
El trastorno de los
profesionales del periodismo no constituía ningún misterio. Eran poco más que
simples practicones que se resistían a la innovación. Para el director medio de
un periódico un concurso de acertijos con premio significaba el colmo de la
novedad. La oposición literaria, no obstante, era más compleja. Mirando ahora
hacia atrás, está claro que lo que sucedió fue lo siguiente: la repentina
aparición de este nuevo estilo de periodismo, sin raíces ni tradiciones, había
provocado un pánico en el escalafón de la comunidad literaria.
Sin
embargo, siguiendo las propias palabras de Wolfe, en un principio ni él se
había entera cuenta de que se estaba comenzando una renovada manera de hacer
periodismo, ya que —dice en su texto—: “No tengo ni idea de quién concibió la
etiqueta de ‘El Nuevo Periodismo’ ni de cuándo fue concebida”, sin embargo Leila
Guerriero nos recuerda las palabras de Wolfe y nos ofrece pistas de qué es lo
que hizo:
A veces utilicé el
punto de vista para entrar en la mente de un personaje, para vivir el mundo a
través de su sistema nervioso central a lo largo de una escena determinada. Al
escribir sobre Phil Spector comencé el artículo no sólo dentro de su mente sino
con un virtual monólogo interior. Una revista consideró aparentemente mi
artículo sobre Spector como una proeza inverosímil, porque lo entrevistaron y
le preguntaron si no creía que este pasaje era una simple ficción que se
apropiaba su nombre. Spector respondió que, de hecho, le parecía muy exacto.
Esto no tenía nada de sorprendente, en cuanto cada detalle de ese pasaje estaba
tomado de una larga entrevista con Spector sobre cómo se había sentido
exactamente en aquella ocasión.
De algún
modo el autor lo que estaba haciendo era lo que ya antes había utilizado, como
fórmula literaria James Joyce en su Ulises
y la propia Virginia Woolf en obras como Las
olas y Hacia el faro (y hasta
podríamos agregar a Sigmund Freud con su Interpretación
de los sueños, que habían tenido influencia en ambos narradores sin que lo
supieran o sabiéndolo) que son anteriores a lo que después se conocería como
Nuevo Periodismo y que no era otra cosa —como ya hemos dicho— de la literatura.
En la
actualidad, lo que en un tiempo fue el Nuevo Periodismo norteamericano está, de
cierta manera, rebasado, como un movimiento que nunca fue enteramente un
movimiento, sino una tendencia nueva que cubrió sus expectativas como una
manera de hacer periodismo.
Hoy se
hace de manera nada novedosa lo que hicieron, entre otros, Rodolfo Walsh, Tom
Wolfe, Norman Mailer, Truman Capote, Hunter S. Thompson, Rex Reed, Terry
Southern y Robert Christgau, y es claro eso porque en el caso de Hunter S.
Thompson hasta decidió crear otra forma que se dio en llamar “Periodismo Gonzo”,
que también de cierta forma utilizó Ryszard
Kapuscinski en muchos de sus trabajos periodísticos.
BIBLIOGRAFÍA
—
César Fernández Moreno. Introducción a la poesía. FCE. 1962.
—Tom
Wolf. “El Nuevo periodismo. Parte 3: Tomando el poder”.
—Leila
Guerriero. “Qué es y qué no es el periodismo literario: más allá del adjetivo
perfecto”. En: http://www.periodismocultural.es/upload/conferencias/guerreiro-que-es-y-que-no-es-periodismo-narrativo.pdf
—Tomás
Eloy Martínez “Periodismo y narración: desafíos para el siglo XXI”. En: http://septien.mx/wp-content/uploads/2015/07/PERIODISMO-TOMAS-ELOY.pdf
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