miércoles, 6 de septiembre de 2017

Tijuana dolarizada



Samuel Gómez Patiño


            Corría el año de 1980, terminaba mis estudios en la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas o eso pensaba, me faltaban tres materias por presentar y además mi idea era estudiar la carrera de Ingeniero Agrónomo; tenía dos opciones Mexicali o Guadalajara, el calor de la llamada “la ciudad que atrapo el sol” me convenció para ir a La Perla Tapatía a investigar y así fue como llegue a la Universidad de Guadalajara, donde rápido me bajaron las ganas ya que al provenir de un bachillerato de diferente sistema me solicitaban que cursara un año más antes de ingresar con los Leones Negros de la U de G.



            Esto que les platico fue un parteaguas en mi vida, primero porque no presente el examen de admisión a ninguna escuela de educación superior y luego porque al acreditar mis materias de bachillerato me quedo el tiempo libre. Entonces participaba en un equipo de fútbol conformado por jóvenes llamado Club Deportivo Cejam (Centro juvenil de la amistad) y un compañero que era el encargado de recursos humanos de una empresa me pregunto: -Entonces, ¿Qué vas a hacer mientras ingresas a la universidad?, y le comente, trabajar. Me contrato para hacerme cargo en la oficina de los Mercados Limón (cadena local muy importante en la época) como mensajero y responsable de la papelería de todas las sucursales. Este fue mi primer trabajo.

            Gracias a la pensión de mi padre que como ciudadano americano tenía, no tuvimos la necesidad de trabajar, no éramos personas de mucho dinero, pero tampoco tuvimos problemas económicos; fue así como de pronto me encontré trabajando, y no por la necesidad de ganar dinero, sino más bien para aprovechar el tiempo mientras continuaba mis estudios.

            Mis primeros sueldos eran en dólares, algo que no me parecía extraño ya que la pensión que recibía mi padre también era en moneda americana y Tijuana tenía un fenómeno interesante en el cual no había reparado: Tijuana era la única ciudad que todos los precios incluyendo los sueldos los fijaba en dólares.

         Prácticamente el gobierno en los ochentas puso orden a esta situación y obligo a los comerciantes a manejar la moneda de circulación oficial el peso, pero hasta la fecha muchas actividades y precios utilizan la moneda americana como base. Las rentas de casas y oficinas casi todos las fijan en dólares, los trabajos profesionales, técnicos y mecánicos también, sin importar que la mayoría de los habitantes de la ciudad cobramos en pesos. Nos quedó la costumbre a pesar de las políticas establecidas por los diversos gobiernos fijamos los precios en dólares, eso sí con el consabido tipo de cambio del día.

            Hemos estado escribiendo de las actividades de mercadotecnia de tal manera que podamos entender que no se trata solamente de hacer folletos o espectaculares, sino de desarrollar un producto o servicio adecuado para resolver las necesidades del grupo de consumidores que están en mi mercado meta. Por supuesto que tengo que diseñar también estrategias adecuadas de promoción que ayuden a impulsar las ventas de mis productos o la contratación de nuestros servicios.

            Pero, ¿cuánto vale tú trabajo? Esta era una pregunta que solía hacerle a los sustentantes de un examen profesional, y ninguno la podía contestar ya que no hay ninguna materia universitaria que nos enseñe a darle valor a lo que hacemos y sabemos.

            La estrategia de fijación de precios no solo es ponerle pesos y centavos a un producto. Habrá que definir algunos conceptos como el costo fijo del producto. Mi tío Tránsito Patiño (QEPD) se convirtió en un reconocido chef en la ciudad aun cuando no tenía los estudios profesionales ni de gastronomía ni de administración y sin embargo siempre tenía éxito en la creación, generación y administración en la industria de la comida. Recuerdo haberle preguntado cómo determinaba el precio de los platillos que creaba y entonces me enseño como desglosaba todos los ingredientes que llevaba cada plato, por ejemplo una carne asada, que incluía frijoles, ensalada y arroz. ¿Cuánto cuesta el kilogramo de frijoles y cuanto gramos le pone a cada plato?, lo mismo con la carne, la ensalada y el arroz; una vez que conoces el costo del platillo le puedes fijar el precio que tendrá que pagar el comensal.

            El problema consiste que no debo establecer el precio sólo desglosando los costos, y mi tío me decía, hay que determinar cuánto más le inviertes como la luz, el gas, la nómina, la renta, en fin, los costos de operación, y por si fuera poco a veces hay que determinar otros elementos como la competencia o como en Tijuana, el tipo de cambio sobre todo si algunos productos los compras cruzando la frontera.

            La próxima semana, no me gusta el regateo como estrategia de precios.
                       
Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana

Universidad Autónoma de Baja California

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