Víctor
Hugo Prado
El día
de ayer el Consejo General Universitario de la Universidad de Guadalajara,
aprobó un importante dictamen, con el que se mandata a erigir y develar una
estatua y elaborar y colocar un retrato de fray Antonio Alcalde y Barriga,
fundador de la Real Universidad de Guadalajara, en el marco del CCXXV
aniversario de nuestra Casa de Estudio.
Con
este acto se reconocen las gestiones y aportaciones patrimoniales que realizó
para lograr la fundación de lo que todos conocemos ahora como Benemérita
Universidad de Guadalajara.
En el
espléndido dictamen se lee que: fray Antonio Alcalde nació en marzo de 1701 en
Cigales, provincia de Valladolid…en España… ingresó a la Orden de los
Predicadores en el Convento de San Pablo… a la par que cursaba Filosofía y
Teología en el Colegio de San Gregori.
Señala
el dictamen que, en 1761, fray Antonio Alcalde fue propuesto por el rey Carlos
III de España, como obispo de la Diócesis de Yucatán, con sede en la ciudad de
Mérida... Al frente de esta diócesis, aportó recursos para el Hospital de San
Juan de Dios y para la construcción de otro hospital en la ciudad.
Cito el
dictamen, “El 12 de diciembre de 1771, a sus 70 años, fray Antonio Alcalde
llegó a Guadalajara como el vigésimo segundo obispo de la diócesis de la Nueva
Galicia y su labor fue fundamental para la fundación de dos instituciones
hermanas: la Real Universidad de Guadalajara y el Hospital Real de San Miguel
de Belén”… “Gracias a las gestiones y aportaciones patrimoniales de fray
Antonio Alcalde ante la corona española, y luego de casi un siglo de haber sido
solicitada por vez primera por fray Felipe Galindo Chávez, el 18 de noviembre
de 1791 el rey Carlos IV otorgó la cédula real de la fundación de la Real
Universidad de Guadalajara. Fray Antonio Alcalde solicitó se aplicara al
patrimonio universitario los bienes de la extinta Compañía de Jesús, incluido
el templo y el edificio del antiguo Colegio de Santo Tomás de Aquino.
Con la
aprobación del dictamen se reconoce a una de las figuras más importantes que le
ha dado origen y razón de ser a la Universidad de Guadalajara, en la que sembró
los valores que ahora sustenta: de equidad, justicia y solidaridad social.
El
dictamen cita al maestro emérito Horacio Padilla Múñoz, que refiere: “la
cultura, la educación, la vivienda, el trabajo, el apostolado, la urbanización,
la defensa de la libertad, la moralidad, la beneficencia pública, las misiones,
la ciencia, la educación para la mujer, el seminario, los asilos para viejos y
enfermos, la escuela de artes y oficios, las industrias y otras obras
monumentales y materiales, fueron asuntos que nunca desatendió. […] Su obra fue
callada, realista y estimuladora”.
Sin
duda un origen muy grande, y un legado inigualable, que ha dado resultados. El
desarrollo de la sociedad de Jalisco y del occidente del país, no puede
entenderse sin la presencia e impacto de la Universidad de Guadalajara, de ésta
que hace 225 años fundó fray Antonio Alcalde.
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