II
Esta crónica hace un recuento de la
actividad del Volcán de Colima, y va desde la histórica caída de ceniza de 1912
hasta las más recientes de gran magnitud. El recorrido camina del siglo veinte
hasta el presente milenio, mostrando como dato preciso la ocurrida el 8 de
enero de 2015
El sábado tres de enero de 2015, Braulio Paredes, nativo de
Zapotlán el Grande y padre de tres hijos, se detuvo de pronto al salir de su
casa al ver caer las cenizas volcánicas del alto cielo del valle cuando se
disponía a tomar su auto para llevar a sus hijos a la casa de su madre. Había
preparado todo para emprender su corta travesía, sin embargo la sorpresa
matutina lo detuvo, porque el suelo, las banquetas, y toda la cubierta del auto
y los árboles se habían manchado de gris.
Eran las nueve de la mañana y, como había venido ocurriendo
desde el catorce de noviembre de 2014 cuya magnitud de las explosiones había
sido mayor y pese a ya estar habituados a las exhalaciones volcánicas del
Volcán de Colima, que desde la ventana de su casa ubicada al oriente de la
población, no daba crédito al acontecimiento. Tuvo a bien, entonces, pedir a
los niños volver a casa y avisar a su madre que no irían.
La noticia del hecho apareció, dada la magnitud de la altura
alcanzada por las explosiones de tres mil metros de altura, en las páginas de
noticias de la Web de todo el país, y fue motivo de alarma para que las
autoridades de Protección Civil tomaran medidas precautorias y dieron avisos a
la población para que se protegiera.
De acuerdo con un recuento aparecido en el diario de El
Informador de Guadalajara el ese misma mañana, de los informes de
Protección Civil de Jalisco, mencionó que “ya ha habido eventos de mayor
magnitud: la explosión ocurrida el 21 de noviembre de 2014, cuando una
explosión en el Volcán de Fuego dejó una columna de casi cinco mil metros”.
Y abundó: “El 7 de enero de 2013 la ceniza y vapor
alcanzaron una altura similar a la de este sábado. En los últimos años, uno de
los eventos de mayor magnitud ocurrió el 20 de noviembre de 1998, cuando se
registró una erupción de cráter efusivo tipo pliniana que generó una columna
superior a los 10 kilómetros, caída de ceniza en un radio de 30 kilómetros y
flujos piroclásticos desplazados por las pendientes que alcanzaron un radio de
unos 15 kilómetros, de acuerdo a información de la Universidad de Colima”.
Durante esta misma rueda de prensa, las autoridades de
Protección Civil emitieron las medidas precautorias para la población.
Fue entonces que Luis Felipe Puente, Coordinador Nacional de
Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, señaló a través de su cuenta
de Twitter que la actividad del volcán está dentro de los parámetros
considerados por lo que, asegura, no representa peligro para la población, como
informaron los medios informativos.
Pese a todo, Braulio Paredes lo que hizo fue llevar a sus hijos
adentro de la casa y, luego, esperar que las cenizas dejaran de caer para poder
limpiar su auto.
EL REGISTRO
DE LA ACTIVIDAD
El Volcán de Colima es uno de los mayores volcanes en
actividad que existen en nuestro país, que ha tenido a los pobladores de
Zapotlán el Grande, y de toda la región —se encuentra en las inmediaciones de
Jalisco y Colima— mantiene en constante alerta a los habitantes que pese a
haber nacido en una zona sísmica, no dejan de estar siempre el alerta y, como
afirma Braulio Paredes, “con el santo San José en la boca”. Una explosión de
cenizas de esta misma magnitud se registró en 1912, y quedó registrada en los
anales de las crónicas de la época realizadas por los sismólogos jaliscienses,
pero también en la literatura. En su novela La feria (1963)
Juan José Arreola —el fabulador de Zapotlán— recuerda en su texto los temblores
ocurridos con una magnitud que la memoria registra y el corazón reciente…
Arreola en el prólogo (“De memoria y olvido”) de su libro de
cuentos Confabulario (1952): “En 1912 nos cubrió de cenizas y
los viejos recuerdan con pavor esta leve experiencia pompeyana: se hizo la
noche en pleno día y todos creyeron en el Juicio Final. Para no ir muy lejos,
el año pasado estuvimos asustados con brotes de lava, rugidos y fumarolas.
Atraídos por el fenómeno, los geólogos vinieron a saludarnos nos tomaron la
temperatura y el pulso, los invitamos una copa de ponche de granada y nos
tranquilizaron en plan científico: esta bomba que tenemos bajo la almohada
puede estallar tal vez hoy en la noche o un día cualquiera dentro de los
próximos diez mil años”.
Fernando Castolo, cronista de Zapotlán y encargado del
archivo histórico, sabe que lo dicho por Arreola es verdad. Para dar cuenta de
ello de su escritorio saca un documento que en seguida lee: “Después de la
erupción de 1913, el volcán permaneció inactivo un periodo de 44 años, y tuvo
una reactivación notoria en 1961. Desde entonces ha tenido extensos periodos de
actividad alternada. Presentó una amplia actividad efusiva en los años 1998,
2002 y 2014, el último periodo explosivo importante ocurrió en el año 2005, en
el que se dieron una serie de explosiones importantes, una de las cuales
provocó caída de ceniza en la ciudad de Colima, a 30 kilómetros de distancia al
cráter. Y desde hace un par de años se manifestó un cambio en el comportamiento
del volcán que podría considerarse el inicio de una nueva etapa de actividad.
Las últimas explosiones que han ocurrido en el Volcán de Colima no han
sobrepasado una altura de 4 kilómetros sobre el cráter, entre las que destacan
las del 6 y 29 de enero de 2013, la del 21 de noviembre de 2014, y las del 3 y
el 8 de enero de 2015”, concluye con su voz pausada.
Da como cuenta final el ocho de enero, no obstante, este
pasado martes 10 de febrero, justo un día después de que acudiera este
reportero a recabar información a Zapotlán, Afmedios Noticias (sitio
digital) informó de manera lo siguiente: “Este martes 10 de febrero el Volcán
de Colima continúa con su actividad diaria, generando explosiones con las que
se libera material piroclástico”, y ofreció una serie de imágenes
impresionantes, pero menores a las como las ofrecidas por la mayoría de los
medios nacionales el pasado veintiuno de enero, que de acuerdo al diario de la
Ciudad de México El Universal: “El Volcán de Colima amaneció este
miércoles con un evento explosivo que generó una gran columna de humo de
aproximadamente 4 mil metros de altura, informó el gobernador colimense Mario
Anguiano Moreno. En su cuenta de Twitter, el mandatario detalló que el evento
en el Volcán de Fuego ocurrió a las 09:13 horas. Indicó que de acuerdo con la
Unidad Estatal de Protección Civil de Colima, no hay riesgo considerable para
la población, ya que el viento aleja las cenizas al Noreste del estado. Ante
ello, pidió atender las recomendaciones y no hacer caso a rumores. ‘A las 09:13
Hrs se registró un evento explosivo en el volcán, generando una exhalación de
una altura estimada de 4 mil metros. Dirección NE’, publicó por su parte
Protección Civil de Colima. También la Unidad Estatal de Protección Civil y
Bomberos de Jalisco dijo que la exhalación de color gris alcanzó los 4 mil
metros y pidió estar atentos ante la posible caída de ceniza. Al respecto, el
coordinador Nacional de Protección Civil dijo que por la actividad del volcán,
es posible que se registre caída de ceniza en los municipios de Tuxpan y
Zapoltiltic”.
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