*Samuel Gómez Patiño
Cuando estudiaba la preparatoria
participe en mi primera carrera de 10 kilómetros y de cualquier distancia,
aunque no fue algo que consideraba realizar. Ya jugaba futbol y entonces
entrenaba para tener condición física a pesar de que era el portero del equipo,
ya que también jugaba en otras posiciones del campo; pero claramente no es lo
mismo que correr una larga distancia.
José Manuel Rojas Guzmán era un
compañero de la escuela que participaba en diversas carreras atléticas pero por
extrañas razones no le gustaba iniciar las carreras sin acompañarse de algún
conocido (no le veía ni el polvo hasta la meta), por lo que empezó a invitarme
a participar en las diversas competiciones de la ciudad, que en aquella época
no eran tantas quizás algunas diez.
Recuerdo que tenía la costumbre de
llegar temprano a mi casa los domingos y tocando la ventana me despertaba para
irnos a la carrera; a veces le replicaba que no me había inscrito y entonces me
decía:
-
Ya te inscribí, traigo tú número oficial, ¡vámonos!
Así
fue como empezaron mis aventuras atléticas, participaba en eventos de 10 y 12
kilómetros, todas las termine y por lo general “Manolo” llegaba en los primeros
lugares mientras su servidor lo hacía de la mitad para atrás y algunas veces
fui el último.
Lo
emocionante no era llegar primero (quizás esto es mi consuelo) sino la
oportunidad de estar contigo mismo esos minutos que vas por las calles
corriendo, a veces caminando, recibiendo el aliento del público y la
satisfacción de llegar vivo a la meta.
Participe
alrededor de 12 años en la gran carrera del Diario Regional “El Mexicano” en la
carrera de la Revolución, primero de 10 y luego de 12 kilómetros, todas las
termine. Por el trabajo, la familia y otras ocupaciones me retire de este
deporte muchos años.
Una
vez, para un aniversario de la Facultad de Contaduría y Administración
realizaron una carrera de 5 km., y de última hora me inscribí a pesar de no
haber entrenado y por lo tanto no tener condición. Recuerdo que salimos varios
compañeros maestros los cuales si entrenaban o por lo menos estaban en
condiciones ya que realizaban ejercicio, les quise seguir el paso pero en los
primeros 10 metros preferí irme a mi paso. Cuando cruce la meta, sólo me
estaban esperando para iniciar la premiación ya que fui el último en llegar,
recibí los aplausos de mi señora y mis hijos por el esfuerzo.
-Tercer lugar de la carrera: Samuel Gómez Patiño, se
escuchó en el sonido.
Al
escuchar otra vez mi nombre, les pregunte si estaban seguros, y los
organizadores asintieron por lo que pase por mi trofeo. No tendría nada de raro
sino es porque al final de la premiación ninguno de mis compañeros maestros
recibieron trofeos y llegaron antes que yo. Todavía tengo un amigo que me
reclama el trofeo (no digo el nombre de José Luis Torres porque se vuelve a
enojar); mi conclusión siempre ha sido que mientras ellos se inscribieron en la
categoría de los alumnos yo lo hice en la de adultos en la que éramos tres y llegue
en tercero.
Hace 4
años, nos enteramos mi hija Perla y su servidor de la “Carrera de Color” de 5
km. organizada por la Fundación Castro Limón para ayuda a los niños con cáncer,
y mi hija quiso participar. Nunca había participado en una carrera y la inscribí.
Llegamos y al ver a tantas personas (calculan más de 10,000 participantes)
recordé con emoción mis tiempos de corredor, ver correr y pasar la meta a mi
hija me lleno de satisfacción. Me propuse participar la siguiente vez sólo que
ahora si tenía que entrenar ya que el sobrepeso, la edad y la falta de
condición eran impedimentos para mí, además no es de competencia y puedes
correr o caminar según lo desees o puedas.
Pasaron
dos años y por fin pude participar con mi hija y algunos amigos de la escuela y
del club en la Carrera de Color y si, terminamos la carrera donde pude correr 4
de los 5 km.; este año tuve la oportunidad de volver a correr aunque por
lesiones no me entrene y apenas termine.
Aunque
son carreras que no te llevan a competir sino es contigo mismo, te dejan la
satisfacción de sentirte otra vez en condición de disfrutar del viento que te
acaricia, del tiempo contigo mismo y la satisfacción de terminar otro reto al
llegar a la meta. Este año acabo de participar en la “Carrera de la Espuma”,
que tiene similares características a la del color pero que tuvo un ingrediente
especial: cruzar la meta de la mano de Rosario Oropeza Andrade, mi esposa.
La
próxima semana, el jefe de jefes.
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters
Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y
Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California
Gracias por compartir, es doblemente satisfactorio el hacer algo que nos gusta y ademas hacerlo por una causa tan noble como para ayudar a niños con cancer. Felicidades!!
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