El Volcán/Guzmán
Los planes de protección civil y de gestión de riesgos carecen de
acciones para atender a la población de forma incluyente, es decir, sin
distinción de su condición física o intelectual, expuso el Coordinador de
Protección Civil Estatal de Querétaro, Gabriel Bastarrachea Vázquez, durante su
participación en el III Congreso de Seguridad laboral, protección civil y
emergencias que se lleva a cabo en el Centro Universitario del Sur (CUSur).
Esta situación incrementa la vulnerabilidad de las personas con
discapacidad, con trastornos como el autismo, pero también de los adultos
mayores y los niños, ya que las principales acciones de protección civil están
focalizadas para la población de 15 a 60 años.
La protección civil en México, recordó, surge a raíz de los sismos del
19 y 20 de septiembre de 1985, a partir de una emergencia, “lo que implicó
llevar a cabo protocolos de actuación de manera inmediata y sin considerar
variables críticas para su correcta implementación”. Por lo tanto, la
supervivencia de las personas con discapacidad depende de la amabilidad de los
familiares, amigos y vecinos, pero no de las instancias oficiales.
“Hacemos protocolos de manera genérica y no consideramos al segmento de
la población con discapacidad… al no tener en nuestros protocolos esquemas
exclusivos o especiales para personas con discapacidad o de otra diversidad,
realmente lo que estamos haciendo es excluyéndolos y como protección civil no
lo podemos permitir”.
En ese sentido presentó la experiencia de la Coordinación de Protección
Civil Estatal de Querétaro a través del “Programa 1,2,3 por mí y mi seguridad”,
que apuesta por la educación sobre gestión integral de riesgos con lenguaje
incluyente y focalizado en niños.
En la primera etapa del proyecto tuvo un impacto en 65 mil estudiantes
y padres, 2 mil 500 docentes y 800 directivos de educación básica. Los
contenidos que aborda son caídas, accidentes de tránsito, quemaduras,
sustancias tóxicas y animales.
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