> Un
momento por favor
J.
Jesús Juárez Martín
En los
antiguos pueblos indígenas el respeto que se tenía por los mayores era
reverencial, mítico; en los pueblos orientales se consideraba y algunos
consideran que los mayores poseen mayor grado de sabiduría, los pueblos
europeos también trataban con privilegio social cuando se llegaba a edad
avanzada.
La
tradición judío cristiana tiene referentes esenciales en la Biblia donde
entresacamos algunas citas, porque en nuestro pueblo mexicano de alguna forma
son conocidas como preceptos, deberes: “Honrarás a tu padre y madre” El 4º
mandato de la ley mosaica. La honra no sólo está en el respeto, la ayuda
material, el acompañamiento, el cuidado; se extiende a formas de conducta
afines a los principios religiosos que norman a los judíos y a los cristianos.
“En la vejez seguirán dando fruto” (Sal 92, 15) La presencia de Dios puede
manifestarse en la edad senil, aunque esta se marque por límites, perdida de
aptitudes físicas y mentales. “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham,
el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3, 6) El Señor pone su nombre al
lado de los grandes ancianos, que representan el pacto, la legitimidad y
la garantía de fe del pueblo elegido: Israel: Noé, Moisés, Zacarías...
Si
eres adulto mayor viviste, vivimos las costumbres del respeto a las personas
que pensábamos eran ancianas, ahora les llaman, nos llaman de la “edad dorada”,
“tercera edad” y acatábamos en los ámbitos familiares, su voluntad; en lo
social los distinguíamos como “don Pedro, don Chon, don Gil. don Pancho, porque
existían los “Don Rafael”, “Don Alberto”, “Don Roberto”, eran símbolos de
jerarquía, autoridad y singularidad económica; ante los primeros y los
segundos. El respeto y aprecio eran cualidades apreciadas por nuestra
educación.
Actualmente
se tiene en la mente moderna, que los mayores, los viejos: “vivieron su vida”,
ahora el protagonismo social, cultural, económico es favorable para los
jóvenes, ahora consideran les toca a ellos ocupar todos los escenarios y eso es
un error, porque es restar “derechos humanos”, modificar trato, ideología, es
más acorde a la dignidad humana.
Llamamos
al mes de Agosto, mes de la senectud, una etapa vital lúcida, sentimental, poco
comprendida con menos potencialidad, pero potencialidad como principio, en un
desarrollo, involutivo genéticamente, que se empuja, se abandona sin
acompañamiento y en alguna forma se deja carcomer o destruir prematuramente. El
afecto, la fe, la esperanza, la convivencia y la actividad son antídotos
para un final cercano y provocado, es potenciarlos con buenas vibras, es darles
trato humano.
Celebrar
sólo el día, el mes añorando, es un error, hay muchas formas de reconocer su
valía siempre, de reconocimiento a una vida de servicio, entrega a favor de una
familia, de la construcción de una comunidad.
Compartir
su ocio creativo, acompañar sus aventuras, celebrar la vida cada
día, serán formas de motivación a su venturosa convivencia, porque los
límites de la vida digna, nadie los limite, la calidad de ella, tal vez, más
personal, pero no está de por más que el grupo también participe de la
ambientación de afecto y comprensión.
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