Tres años de trabajo, más de diez millones de pesos de recursos federales,
estatales y municipales, y el Centro Cultural “José Rolón”, luce abandonado, lo
cual ha ocasionado el que sea vandalizado y se ha convertido en la casa de
inmigrantes e indigentes, y estar convertido en un “elefante blanco”, pero
sobre todo dañando la memoria del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Una denuncia ciudadana a la redacción de este medio, decía que le habían roto
los cristales de la entrada, lo cual fue confirmado por el presidente municipal
de Zapotlán el Grande, Alberto Esquer, que en entrevista de radio comentó que
“sí le quebraron los vidrios, pero ya se detuvo al que lo realizó”. Pero los
daños van más allá de unas ventanas rotas, tras un recorrido nos dimos cuenta
que, los daños son considerables, además del grafitti, en los baños se robaron
la tubería, y están sucios, se les nota el que los han usado, sin haber agua.
Al entrar al centro, se ve cajetillas de cigarros, botellas de refrescos y
alcohol, además de pedazos del edificio en el suelo, sobre todo de apagadores.
En la primera sala hay mangueras que ocultan cableado en el suelo, bolsas
negras, pedazos del techo por todo el suelo, y varias ventanas rotas.
La primera piedra se puso en noviembre de 2014, se anunciaba que se
necesitarían poco más de $40 millones de pesos, “Es un proyecto que nos va a
permitir posicionar a Zapotlán como un municipio rico en arte y en cultura”,
dijo el entonces alcalde, José Luis Orozco Sánchez Aldana.
La sala de baile, donde está la duela de madera, ya está quebrada, en una
esquina se aprecian cinco hoyos, profundos, grandes. En otros lugares la duela
está estrellada, ventanas rotas por donde entra el agua, y mucho polvo.
Caminar por el centro cultural, es ver dinero tirado a la basura, lleno de
polvo, grafitti, pedazos de techo y de lo eléctrico. La segunda planta deja ver
la peor parte: agua; no es de las ventanas quebradas, es del techo. Desde que
uno se para en la entrada del edificio, al mirar al techo, la sombrilla,
símbolo del edificio, se ve que la azotea hay una alberca de agua, se refleja
en la sombrilla. Esa agua en algunas partes se ha filtrado, el techo de plafón
se está cayendo.
“Esta obra va a ser un edificio muy importante, sobre todo por su origen ya que
es un proyecto original del ingeniero Pedro Ramírez Vázquez y esto está siendo
muy cuidado en razón de esa autenticidad”, dijo el ingeniero Juan José Serrano,
director de la empresa constructora, esto en el cada vez más lejano febrero de
2015.
La segunda sala del segundo piso no se ve tan mal, una camisa negra cuelga de
una ventana, no lo hemos dicho, pero desde que llegamos había un joven
inmigrante barriendo los vidrios, “para que se vea bonito”, preguntó que era
ahí, se nota que es uno de los varios sujetos que viven en este centro y en el
teatro.
El teatro, es una obra negra, desde la entrada se nota que en la parte que es
la recepción, se hacen fogatas, varias manchas negras en el piso y en la pared,
el caminar por ahí es encontrar pedazos de comida, bosas, envases, ropa,
ladrillos y varillas que dejan ver claramente que se usan para calentar comida.
En los pasillos, los cuartos dejan ver grafitti, más ropa, envoltorios, esto
por todos los cuartos de lo que sería el gran teatro de la ciudad, en enero de
este año, el actual gobierno municipal, dijo en un comunicado: “ necesitamos
construir espacios en los que nuestros niños y jóvenes puedan desarrollar su
talento, por eso estamos acelerando la obra del Centro Cultural "José
Rolón", para que puedan disfrutar de las clases culturales y artísticas
que impartiremos ahí”,
es claro que esto no ha pasado, es claro que en lugar de dar grandeza, se ha
ido destruyendo un lugar que daría cultura, recordaría la memoria de dos
grandes hombres: el músico José Rolón y el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez,
ambas memorias han sido, hasta ahorita, denostadas.
TAMBIÉN PUEDES LEER:
bueno lo que yo me pregunto es porque no funciona pues-00
ResponderBorrar