El Volcán/Gómez Farías
El municipio de Gómez Farías está de fiesta, y es que una de sus tradiciones
más arraigadas, se encuentran en el
Museo de Artes Populares, donde se expusieron todo el fin de semana y
los más importante.
Fueron acompañados por el Presidente Municipal de Gómez Farías, Jaime Ríos
Arias, el regidor de Cultura, Walter Ari Herrera y el Director de Turismo, José
Reyes Flores, con la finalidad de solicitarle a la Directora de Cultura del
Estado de Jalisco Myriam Vachez Plagnol, la autorización de la declaratoria
oficial como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Jalisco, las Danzas
de Los Paixtles y Los Tololos y coloradas, la cual fue aceptada.
El 15 de enero de 1791 la capilla de San Sebastián fue elevada a la categoría
de Ayuda de Parroquia o Vicaría y seguramente ya se festejaba a su patrono San
Sebastián mártir, sin embargo hay testimonios documentales de que ya se
celebraban fiestas patronales en 1821, con ciertos desordenes y concurrencia de
que sus fiestas eran motivo, como quedó escrito en acta del Ayuntamiento de
Zapotlán del 19 de enero de 1821 que dice: “… es de absoluta necesidad pedir
auxilio de Tropa al Comandante de Línea para evitar los desordenes que en el
pueblo de San Sebastián pueden ocurrir en citados días, con motivo de la
función que en el celebran su Santo titular, en la cual concurren muchas gentes
de que ya tiene experiencia …” Independientemente y además de la imagen de San
Sebastián que se venera en el templo como patrono de la población, existe otra
que en el año de 1861 regaló el Padre Rafael Silva a su pueblo para su
veneración particular, entregándosela al Sr. Anastasio Guzmán, en calidad de
“padrino del santo”, con el compromiso de que la facilitara a quienes se lo
pidieran con buenos fines. Al principio todo transcurrió normalmente, pero un
día se le subió lo Guzmán y dijo que “no había santo prestado”; y lo arrinconó
en su casa. La hoy leyenda cuenta que cierto día se le apareció un jinete montado
en un caballo blanco y vestido como San Sebastián diciéndole: que él no era
ningún presidiario para estar encarcelado; y uniendo la acción a la palabra le
dio unos pechazos con el caballo; esto enfermó a Don Anastasio pero, sanando
fue tal su disposición que él mismo reinició ese año la festividad. Esta imagen
se ha hecho tan familiar en la vida religiosa y tradicional de este pueblo, lo
cual se aprecia al escuchar la forma en que sus habitantes se refieren a él
respetuosa y cariñosamente como “el peregrino”, “el encueradito”, “el güero” o
“el güerito”.
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