Martha Catalina Alvarez Godoy
Para
realizar cualquier acción el individuo requiere de voluntad personal para
llevarla a cabo; parte de querer hacerlo, tener claro qué quiere lograr, disposición para alcanzar lo establecido,
hacer lo correspondiente, saber cómo lo hará, que recursos necesitará,
preguntarse cuánto tiempo dedicará para orientar todos sus esfuerzos y trabajar
en torno a este ideal, ser constante y perseverante.
Fundamental
que los padres de familia aprovechen las actividades cotidianas en casa para
educar la voluntad de los hijos; desde pequeños es importante explicar el
sentido de atender cuando alguien nos habla; escuchar lo que se nos dice,
respetar a los demás, trátese de quien se trate; hacer lo que nos corresponde
en el contexto en el que estemos.
Al asignar
deberes y responsabilidades de acuerdo a la edad, enseñarles cómo se realizan y
vigilar el cumplimiento de esas acciones específicas que como hijos y miembros
de la familia a todos nos corresponde hacer, tiene como finalidad, forjar el
carácter e identificar capacidades personales. Los hijos en la vida necesitarán
de un control fuerte de voluntad para superar las dificultades que surjan
durante su desarrollo o para mejorar la propia personalidad.
Pero ¿qué es la
voluntad?, en palabras de Pedro Castañeda… es una fuerza interna, personal, que
tenemos cada uno para conseguir lo que queremos, un querer firme y constante
que nos lleva a hacer algo que nos hemos propuesto.
Por su
parte, Enrique Rojas dice que “La
voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos
y ánimo frente a las dificultades”. “La voluntad rompe la inercia y pone en
marcha a la persona hacia el objetivo propuesto. Es la piedra angular del éxito
en la vida, la facultad capaz de impulsar la conducta y dirigirla hacia un
objetivo determinado”.
Es gran
ayuda para los docentes si los niños al integrarse a la escuela como segundo
espacio formativo, llevan desarrollados en su persona los hábitos mencionados con anterioridad; tendrán voluntad y disposición para hacer lo correspondiente, ahora como alumnos con
otras responsabilidades que darán solidez a la labor iniciada por los padres de
familia.
Con lo
anterior, sin duda, el tiempo destinado para la enseñanza será optimizado, habrá
un mejor aprovechamiento en la adquisición de conocimientos por parte de los
alumnos. Conocen para qué están allí, porque es necesario comportarse de forma
específica, comprenden el sentido hacer su parte durante el proceso
educativo; los profesores estarán en
condiciones de orientar su práctica educativa hacia el logro del aprendizaje de
los alumnos.
Esencial
que cada uno de los actores educativos tenga la voluntad necesaria para hacer
lo propio desde la función que le corresponde desempeñar: Como padres de
familia principales responsables de la educación de los hijos; como alumnos
responsables de su aprendizaje y como docentes responsables del proceso
educativo.
*
Asesora del Centro de Actualización del Magisterio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario