martes, 4 de julio de 2017

Todo es cuestión de voluntad



Martha Catalina Alvarez Godoy


Para realizar cualquier acción el individuo requiere de voluntad personal para llevarla a cabo; parte de querer hacerlo, tener claro qué quiere lograr, disposición para alcanzar lo establecido, hacer lo correspondiente, saber cómo lo hará, que recursos necesitará, preguntarse cuánto tiempo dedicará para orientar todos sus esfuerzos y trabajar en torno a este ideal, ser constante y perseverante.   


Fundamental que los padres de familia aprovechen las actividades cotidianas en casa para educar la voluntad de los hijos; desde pequeños es importante explicar el sentido de atender cuando alguien nos habla; escuchar lo que se nos dice, respetar a los demás, trátese de quien se trate; hacer lo que nos corresponde en el contexto en el que estemos.

Al asignar deberes y responsabilidades de acuerdo a la edad, enseñarles cómo se realizan y vigilar el cumplimiento de esas acciones específicas que como hijos y miembros de la familia a todos nos corresponde hacer, tiene como finalidad, forjar el carácter e identificar capacidades personales. Los hijos en la vida necesitarán de un control fuerte de voluntad para superar las dificultades que surjan durante su desarrollo o para mejorar la propia personalidad.

Pero ¿qué es la voluntad?, en palabras de Pedro Castañeda… es una fuerza interna, personal, que tenemos cada uno para conseguir lo que queremos, un querer firme y constante que nos lleva a hacer algo que nos hemos propuesto.

Por su parte, Enrique Rojas dice que “La voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a las dificultades”. “La voluntad rompe la inercia y pone en marcha a la persona hacia el objetivo propuesto. Es la piedra angular del éxito en la vida, la facultad capaz de impulsar la conducta y dirigirla hacia un objetivo determinado”.

Es gran ayuda para los docentes si los niños al integrarse a la escuela como segundo espacio formativo, llevan desarrollados en su persona los hábitos   mencionados con anterioridad; tendrán voluntad y disposición para hacer lo correspondiente, ahora como alumnos con otras responsabilidades que darán solidez a la labor iniciada por los padres de familia.

Con lo anterior, sin duda, el tiempo destinado para la enseñanza será optimizado, habrá un mejor aprovechamiento en la adquisición de conocimientos por parte de los alumnos. Conocen para qué están allí, porque es necesario comportarse de forma específica, comprenden el sentido hacer su parte durante el proceso educativo;  los profesores estarán en condiciones de orientar su práctica educativa hacia el logro del aprendizaje de los alumnos.

Esencial que cada uno de los actores educativos tenga la voluntad necesaria para hacer lo propio desde la función que le corresponde desempeñar: Como padres de familia principales responsables de la educación de los hijos; como alumnos responsables de su aprendizaje y como docentes responsables del proceso educativo.   

* Asesora del Centro de Actualización del Magisterio


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