María
del Carmen Torres Avalos
Para
iniciar, retomo las palabras de la Dra. Rosa Blanco quien define a la Educación
como:”…un bien público, un bien común y un derecho fundamental del que nadie
puede estar excluido porque gracias a la educación somos personas y gracias a
la educación se desarrollan las sociedades.”
Con la
presente conceptualización, se observa la gran contrariedad que se tiene en la
actualidad, pues se siguen teniendo alumnos excluidos del aprendizaje, no todos los estudiantes
logran aprender lo necesario para participar en la sociedad en igualdad de
condiciones, de esta forma no se puede hablar de calidad en la educación si
sólo una parte de la sociedad aprende lo necesario para participar en ella.
La
Educación Inclusiva atiende a todos los alumnos que acuden a ella y se adapta
para atender a todos los estudiantes. La pedagogía está concentrada en el
estudiante y se brinda la oportunidad de que todos aprendan.
El
derecho a una educación incluyente es ofrecer una educación de calidad para
todos, esto es, acceder a la escuela de la comunidad en que se vive, educándose
con sus compañeros de la misma edad, lo que hoy llamamos, con sus pares, apoyar
a los alumnos para que permanezcan con atención apropiada a sus necesidades; de
esta forma poder culminar mínimo la Educación Básica.
La
inclusión es un paso más en el ejercicio del derecho de la educación, con ello se
puede decir, que es responsabilidad del
sistema Educativo en su conjunto.
Por
principio de cuentas debe desarrollarse un currículo estandarizado para todos,
participando todas la instancias: Educación Especial, deberá contribuir con sus
conocimientos especializados a través de sus diagnósticos y estrategias
sugeridas a los docentes de escuelas generales, de esta forma asegurar que los
alumnos con Necesidades Especiales o con Discapacidad aprendan y permanezcan en
los centros educativos; Educación Indígena, deberá trabajar en un mismo currículo
Nacional.
Existen
documentos internacionales y nacionales que obligan a las instituciones
educativas para que se cumpla con el derecho a la Educación Incluyente, por
tanto, las escuelas han de cambiar su propuesta, estructura y funcionamiento,
lo anterior dará como resultado, atender las necesidades de aprendizaje de
TODOS los alumnos.
A
sabiendas de que todos los alumnos son diferentes, se debe recordar que las
diferencias son ineludibles al ser humano, por tanto, el aprendizaje debe ser
una oportunidad para enriquecer el proceso de las personas considerando sus
necesidades e intereses. A diferencia de una desigualdad, pues ésta última, se
propicia de forma externa al individuo a través del medio ambiente. Esta desigualdad,
se convierte en barrera cuando la familia no acepta la diferencia de los
pequeños, las escuelas, aun teniendo alumnos con alguna discapacidad motora no
acondicionan rampas, baños, etc. Y los docentes conociendo las dificultades de
aprendizaje que tienen los alumnos no proporcionan las estrategias adecuadas.
Se piensa
con frecuencia que el problema es el niño, y no, el problema son las barreras
que limitan el PROCESO y que se debe
ver cómo eliminarlas. Definiendo como proceso el cambio cultural que modifiquen
las prácticas educativas.
Como se
ha observado en el presente, la escuela sola no puede desarrollar el
aprendizaje, se necesitan cambios en la sociedad, desarrollo de políticas
intersectoriales, facilitar el desarrollo profesional y capacitación del
docente para poder tomar el desafío de identificar qué hacer para brindar una
Educación de Incluyente y de Calidad.
Así es
que, a tomar cada uno de los actores educativos, la parte que nos corresponde
para que en nuestras comunidades se brinde una Educación Incluyente y de
Calidad.
*Asesora
del Centro de Actualización del Magisterio
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