Víctor Manuel Pazarín volvió a casa. Regreso a recorrer los pasos de su
infancia, pero ahora lleva de la mano a su esposa y a su nieta. Aprovechamos su
visita a Ciudad Guzmán, del escritor y periodista para saludarlo, pero sobre
todo pagar una deuda pendiente: una entrevista, tantos años de amistad y de
colaboración y no nos habíamos dado esta oportunidad, he aquí parte -una
minúscula parte- de ese diálogo.
-¿Cómo ve el periodismo cultural en
Jalisco?
VMP.- El periodismo cultural en Jalisco ha tenido algunas épocas buenas, que
luego se ha perdido con la desaparición de los propios medios, como la época de
Siglo XXI, que tuvo una gran libertad creativa, resultó también surgieron
buenos creadores, o al revés creadores publicaban artículos en las páginas
culturales de Siglo XXI, que sí han ido mermándose y desapareciendo suplementos
importantes como el del Informador, que duró muchos años, también fue un
semillero y también fue un espacio donde se publicaba de algún modo el
periodismo cultural, ensayos, artículos, entrevistas.
El Occidental mantuvo durante muchos años un suplemento que guarda un archivo y
una memoria de la época, sin embargo nunca ha habido grandes reporteros de
periodismo cultural, siempre han sido escritores que escriben sobre asuntos
culturales, cuando algún muchacho quiere entrar al periodismo cultural, te das
cuenta que hay una gran deficiencia, en percepción sobre las cosas que ocurren
en el mundo cultural, hay poca cultura en ellos, hay poca visión, hay poco
espacio reflexivo y el periodismo cultural tiene que ser muy reflexivo, además
se confunde mucho la crítica con la lectura de las obras, se destruye la obra
antes de analizarla y quien comienza a tener poco de fama como un gran
reportero de cultura, es porque está destruyendo cosas, en lugar de estar
haciendo una lectura, de las cosas que ocurren en el espacio determinado y no
dan oportunidad que el lector vaya a las exposiciones o lecturas, porque no
invitan, el periodismo cultural debe de invitar y el visitante debe juzgar, el
reportero debe dar fe de que existe eso.
Donde más sufre esta parte del periodismo, pero que también sufren las otras
áreas, es que quienes hacen periodismo no saben escribir, sino sabes escribir
no entiendes bien el mundo y menos el mundo del otro, porque escribir es un
poco comprenderte a ti mismo, y comprender al otro y viceversa. La gente se
vuelve egoísta, y cree que porque está en un papel de reportero, tiene toda la
facultad para dañar al otro, se olvida que todo el periodismo es un servicio
social, es para informar al otro y enterarlo de lo que está sucediendo, es
servir a la sociedad y se ha perdido ese punto de vista, el servicio, no por
eso dejará de tener una crítica o un análisis, porque a parte de dar una
información, también debe dar un punto de vista, porque el reportero es un
dador de fe.
El periodismo es conversación, todo periodista debe conversar con su propio
lector, o lector posible, más si se trata de una columna es una conversación
con los lectores y el propio tema a tratar.
Ya no sabemos conversar, sabemos criticar, chismear, hundir al otro, entonces
quien se coloca como columnista, su papel lo define como un dictadorsete, un
dictadorsillo, “yo soy quien te va decir si estoy bien o estas mal”, y nadie
esta mal, para empezar lo que debe tratar el periodismo cultural es la obra.
Al periodismo cultural le falta narratividad, no deben ser notas secas, porque
tú tienes que invitar, y para poder invitar tienes que estar convencido tu
mismo, si escribes emocionado tu lector leerá emocionado; el problema de los
reporteros de cultura es que no saben leer, y saber leer no es palabras, es
leer la realidad, leer el cine, la obra de arte, es leer al otro y ahí se
vuelve complejo todo, el periodismo cultural está en crisis desde hace mucho
tiempo, pero hay una forma que logra salvar no solo al periodismo cultural,
sino al periodismo en general, es la escritura. El periodismo es un arte
conversatorio, escribimos para transmitirle al otro lo que vimos.
-En una entrevista con Ricardo Castillo,
él comentaba que aparte de reducir los espacio para el periodismo cultural, se
a abierto una brecha que veces tiene sus bondades, como lo son las redes
sociales. ¿Cómo ve la función de las redes sociales en el periodismo cultural?
VMP.- Las redes sociales son un arma de doble filo, porque tu puedes pensar que
te van a leer miles, y en realidad te lee un circulo, pero eso mismo ocurre en
el periódico, las redes sociales pueden funcionarte, porque ahora hay muchas
formas de publicar, pero la gente quiere aparecer en un libro o un periódico,
cuando puedes armar un blog, y si realmente vale la pena tu obra, se va
trasmitir, esas son las bondades.
Las cosas que no son tan bondadosas, desde mi personal punto de vista, es que
se puede perder en el infinito y que te sientes con tal libertad de escribir
cualquier estupidez y como ahí nadie te va a censurar ni editar, entonces se
permite, y hay cada bodrio en las redes sociales, pero tu tienes que tener una
ética y una moral en tu propia escritura y pensamiento, porque igual si tu
publicas en el Facebook o cualquiera de las redes, debes pensar lo que vas
hacer, porque hay gente que despotrica y no lo vemos en la calle, hay gente que
ha confundido las redes con la calle, si tienes a mil contactos crees que eso
es la sociedad, entonces te estas poniendo en una postura como si fuera todo el
mundo y no lo es, es la gente que tienes de contacto. Debes ser exigente en lo
que escribe, en donde quieras que estés, debes amarte primero, respetarte y
respetar a los demás. Sino hay responsabilidad, estas perdido.
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