Rosa María Chávez Hernández
La educación integral de los niños/as busca promover en
ellos, aquellos hábitos que le permitan obrar bien en cualquier circunstancia y
por voluntad propia.
Debemos tener en cuenta que la familia es el ámbito propio
para la formación de la persona. Aquí a través de las vivencias se adquieren
los valores, que luego definirán
su personalidad y actitud frente al mundo, a partir de las acciones cotidianas
que viven en sus casas y con sus familiares ya que, los valores no se enseñan
los valores se descubren a través del ejemplo de nuestros padres cuando somos
pequeños y se vive cuando tendemos a imitarlo todo porque importan más los
ejemplos y los hechos vivos que las palabras.
En la vida familiar surgen la mayoría de las oportunidades
educativas: en la convivencia diaria, los padres pueden promover los valores
que quieren que se vivan en el hogar.
Un niño/a
con valores arraigados desde el hogar y fortalecidos en la escuela, es una
persona respetuosa, amable, amorosa, responsable, honesta, tolerante,
paciente, cortes, etc. y sabemos que todo esto conlleva a que el niño/a logre
un buen desempeño escolar.
Por
ello es nuestra responsabilidad desde la escuela y el hogar dar ejemplos claros
con nuestras actitudes o con nuestro actuar para que sean internalizados por
los niños/as y aplicados en su vida cotidiana.
Recordemos que el padre y la madre son siempre los primeros y
principales educadores de sus hijos/as. A la escuela sólo corresponde una labor
subsidiaria que potencie lo que aprende en la familia. Nunca debe pensarse que
es posible delegar en su totalidad, esta labor a las Instituciones Educativas.
*Asesora del Centro de Actualización del Magisterio, de Cd.
Guzmán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario