>Un
momento por favor
J.
Jesús Juárez Martín
Los
actuales fenómenos naturales parecen desconocidos a nuestra consciencia por los
cambios que se suscitan; temporal de aguas retraído, en nuestra región Sur de
Jalisco y con ello las implicaciones de altas temperaturas, tolvaneras,
un perdido cielo azul entre cortinas de sólidos irresolubles trasportados
por aire y vientos. ¿Cuánto ha cambiado nuestro mundo? Los mayores preguntamos
por las experiencias negativas que se acumulan con nuestro medio ambiente y no
vemos acciones decididas colectivas de recuperación.
Uno de
los objetivos de la celebración del Día del Medio Ambiente es cobrar conciencia
de los daños que sufre nuestro entorno, la casa nuestra y común: la Tierra;
para emprender acciones que reduzcan los efectos negativos y el deterioro
ambiental. Fue establecida esta celebración por la Asamblea General de
Naciones Unidas el 15 de diciembre de 1972
celebrándose el 5 de junio de cada año desde 1973, en
Ciudad Guzmán en los años noventa ya se había establecido y en ocasiones
estuvimos cerca del Presidium donde el C. Presidente Municipal Lázaro Cárdenas
Jiménez repartió a las instituciones educativas dos plantas de zapote, emblema
municipal.
Con la
temática del Medio Ambiente el Papa Francisco en el año 2015 preocupado publicó
la Encíclica “Laudato si”: Un documento reflexivo que invita a todos
y cada persona, familias, localidades, naciones y comunidades
internacionales a una “conversión ecológica”, según expresión de San Juan
Pablo II, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del
desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». El Papa
Francisco reconoce que “se advierte una creciente sensibilidad con respecto al
ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa
preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta”, y deja una
esperanza fundada, dejando un mensaje claro. “La humanidad tiene aún la
capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, “el ser humano
es todavía capaz de intervenir positivamente; no todo está perdido, porque los
seres humanos pueden superarse, volver a elegir el bien y regenerarse”.
Las
noticias de la primera decena de junio comunican que tornados, lluvias y
grandes granizos como pelota de golf, beisbol, dejan daños cuantiosos en
regiones del centro y sur de México, caminos y puentes todo ello como
consecuencia del cambio climático que ya opera en la naturaleza.
Los cambios en la sociedad, en la naturaleza son deseados, propiciados,
constantes y hasta inevitables, modifican el medio ambiente por eso la
responsabilidad en el uso, consumo de los elementos naturales deben ser con
conciencia ecológica, cambian incesantemente nuestras realidades como
consecuencias del progreso que no es sustentable como está demostrado desde
hace décadas; flota desde entonces la preocupación por el deterioro del mundo,
de la naturaleza y la calidad de vida de gran parte la humanidad que se
convierte en perjuicios, deterioros generalizados a grupos humanos ante la
insensibilidad de grupos humanos, autoridades y líderes mundiales.
El
flamante Presidente de los Estados Unidos de América, al inicio de
este mes ecológico se retiró olímpicamente del Acuerdo de París, firmado
por 194 países donde se reflejaba cuando menos una solidaridad en recuperar los
problemas negativos del cambio climático. Sólo Nicaragua y Siria se abstuvieron
de hacerlo en 2015, ahora son tres los países, desligados de compromiso alguno
para contener el calentamiento global de la Tierra. Dejó una posibilidad el
PresidenteDonal Trump para una renegociación del Acuerdo, en condiciones que
convengan a la economía de su país, de trabajadores y empresas estadounidenses.
El
consumismo, las ganancias, relegan la reflexión, la acallan por lograr
intereses particulares en deterioro de colectividades, desconocen, ignoramos
que los humanos nos alimentamos, vivimos en esta tierra empobrecida en sus
elementos, en una atmósfera dañada y donde las aguas deterioran su calidad de
potable, de ahí las fundadas inquietudes, pero carentes de acciones que
contrarresten o reviertan los deterioros, el asfixiante calor. Toda
reflexión sin acción, sin respuesta es teoría que no mejora; el conocimiento
debe mover voluntades, acciones para remediar daños, así que hacer algo: menos
uso del vehículo, no desperdiciar la indispensable agua, manejo más ecológico
de residuos, basura y desperdicios, serán de gran ayuda como aliento y ejemplo
a más y mejores acciones a favor de la naturaleza.
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