lunes, 12 de junio de 2017

Día 5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente




>Un momento por favor   




J. Jesús Juárez Martín       
        


Los actuales fenómenos naturales parecen desconocidos a nuestra consciencia por los cambios que se suscitan; temporal de aguas retraído, en nuestra región Sur de Jalisco y con ello las implicaciones de altas temperaturas, tolvaneras,  un perdido cielo azul entre cortinas de sólidos irresolubles trasportados por aire y vientos. ¿Cuánto ha cambiado nuestro mundo? Los mayores preguntamos por las experiencias negativas que se acumulan con nuestro medio ambiente y no vemos acciones decididas colectivas de recuperación.

Uno de los objetivos de la celebración del Día del Medio Ambiente es cobrar conciencia de los daños que sufre nuestro entorno, la casa nuestra y común: la Tierra; para emprender acciones  que reduzcan los efectos negativos y el deterioro ambiental. Fue establecida esta celebración por la Asamblea General de Naciones Unidas el 15 de diciembre de 1972  celebrándose el  5 de junio de cada año desde 1973, en Ciudad Guzmán en los años noventa ya se había establecido y en ocasiones estuvimos cerca del Presidium donde el C. Presidente Municipal Lázaro Cárdenas Jiménez repartió a las instituciones educativas dos plantas de zapote, emblema municipal.
Con la temática del Medio Ambiente el Papa Francisco en el año 2015 preocupado publicó la Encíclica “Laudato si”: Un documento reflexivo que invita  a todos y cada persona, familias, localidades, naciones y comunidades internacionales  a una “conversión ecológica”, según expresión de San Juan Pablo II,  a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». El Papa Francisco reconoce que “se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta”, y deja una esperanza fundada, dejando un mensaje claro. “La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, “el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente; no todo está perdido, porque los seres humanos pueden superarse, volver a elegir el bien y regenerarse”.

Las noticias de la primera decena de junio comunican que tornados, lluvias y grandes granizos como pelota de golf, beisbol, dejan daños cuantiosos en regiones del centro y sur de México, caminos y puentes todo ello como consecuencia del cambio climático que ya opera en la naturaleza. Los cambios en la sociedad, en la naturaleza son deseados, propiciados, constantes y hasta inevitables, modifican el medio ambiente por eso la responsabilidad en el uso, consumo de los elementos naturales deben ser con conciencia ecológica, cambian incesantemente nuestras realidades como consecuencias del progreso que no es sustentable como está demostrado desde hace décadas; flota desde entonces la preocupación por el deterioro del mundo, de la naturaleza y la calidad de vida de gran parte la humanidad que se convierte en perjuicios, deterioros generalizados a grupos humanos ante la insensibilidad de grupos humanos, autoridades y líderes mundiales.

 El flamante Presidente de los Estados Unidos de América, al inicio de este mes ecológico se retiró olímpicamente del Acuerdo de París, firmado por 194 países donde se reflejaba cuando menos una solidaridad en recuperar los problemas negativos del cambio climático. Sólo Nicaragua y Siria se abstuvieron de hacerlo en 2015, ahora son tres los países, desligados de compromiso alguno para contener el calentamiento global de la Tierra. Dejó una posibilidad el PresidenteDonal Trump para una renegociación del Acuerdo, en condiciones que convengan a la economía de su país, de trabajadores y empresas estadounidenses.

El consumismo, las ganancias, relegan la reflexión, la acallan por lograr intereses particulares en deterioro de colectividades, desconocen, ignoramos que los humanos nos alimentamos, vivimos en esta tierra empobrecida en sus elementos, en una atmósfera dañada y donde las aguas deterioran su calidad de potable, de ahí las fundadas inquietudes, pero carentes de acciones que contrarresten o reviertan los deterioros, el asfixiante calor.  Toda reflexión sin acción, sin respuesta es teoría que no mejora; el conocimiento debe mover voluntades, acciones para remediar daños, así que hacer algo: menos uso del vehículo, no desperdiciar la indispensable agua, manejo más ecológico de residuos, basura y desperdicios, serán de gran ayuda como aliento y ejemplo a más y mejores acciones a favor de la naturaleza. 


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