Samuel Gómez
Patiño
El mayor orgullo
que podemos sentir como maestro es ver triunfar a nuestros alumnos. Poder
presumir que lo tuvimos en el aula y que pusimos un granito de arena en la
formación de una persona capaz de aprovechar su conocimiento en aras de una
sociedad mejor. Escuchar ¡Gracias! En voz de alguien a quién le dedicaste parte
de tú tiempo, de verdad no tiene precio.
En este año cumplo
31 años de maestro universitario, pero inicie mi carrera dos años antes en
escuelas de comercio y en un CONALEP en Tijuana y desde entonces no he dejado
de trabajar como docente. No sé si he dejado huella en cada uno de mis alumnos,
varios miles a través de estos años, pero cuando tengo la oportunidad de
conocer los éxitos de ellos me hincho de orgullo (los envidiosos dicen que es
panza de sobrepeso) y disfruta quizás más que ellos mismos.
Siempre he
intentado ser un maestro estricto pero justo y he preferido que se acuerden de mí
por eso que cuando no puedan resolver problemas me critiquen por no haberles
enseñado. Estoy en la transición (que inicio hace algunos años) de en lugar de
encontrar a mis maestros como compañeros docentes ver a mis alumnos impartiendo
las clases. Me estoy preparando para cerrar este ciclo, pero por lo pronto sigo
empeñado en lograr de cada alumno una persona diferente y esto último, sólo
ellos saben si lo logre.
El martes 16 de
mayo de este año, fui invitado a la ceremonia de premiación de una de mis
alumnas y ahora compañera de trabajo. La Asociación Alianza de Mujeres, A. C.,
le dio el reconocimiento “Mujer de éxito”, a una mujer, madre, hija, hermana,
esposa, compañera de trabajo y catedrática destacada en su carrera profesional
y ejemplo a seguir por quienes la conocemos, sus alumnos y ahijados. Miembro de
uno de los cuerpos académicos más destacados de la UABC, “De productividad,
competitividad y capital humano” y coordinadora del área de recursos humanos ha
demostrado su capacidad por la docencia y la investigación. Premiada por sus
ponencias no sólo en el país sino también allende las fronteras, ha escrito
varios libros en coautoría del grupo de investigación sobre todo en temas
relevantes del área humana de las empresas. La primer mujer con el nombramiento
oficial en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y madrina de varias
generaciones de universitarios, la Doctora María Virginia Flores Ortiz es un
ejemplo a seguir por las nuevas generaciones, sobre todo de mujeres que luchan
por un espacio en un mundo normal…de hombres. ¡Enhorabuena y felicidades por
esta distinción!
Seguro alguna vez
te has preguntado la razón de conocer a alguna persona, que hilos se mueven
para que estemos en el mismo espacio y tiempo compartiendo momentos agradables
y en algunas ocasiones difíciles, pero sobre todo no nos explicamos cuando
tienes tantas experiencias conjuntamente. Este es el caso curioso de la vida
profesional de la doctora Virginia y de su servidor.
Estudiamos la
misma licenciatura, pero ella fue mi alumna, destacada gracias a sus hábitos de
estudio y convicción por lograr algo en su vida, por lo menos no tiene quejas
de mi clase. Tiempo después ingreso como maestra de asignatura a la Facultad y
se volvió mi compañera de trabajo. En aquellos tiempos sólo se nos podían
asignar alrededor de 20 horas de clase pero la administración nos contrató con
10 horas extras con lo que cumplíamos con las asignaciones de coordinar a otros
maestros, tutorar alumnos y ayudar en algunas actividades administrativas.
Cambiaron ciertas
disposiciones en la universidad para contratar maestros de medio tiempo o
tiempo completo, entre ellos que tuviéramos una maestría y el caso es que
ninguno lo teníamos así que pasamos a ser maestros de asignación e iniciamos
los estudios de maestría, ella siguió hasta terminar el doctorado en Ciencias
Administrativas mientras yo me quede sólo con la maestría en Administración. Al
terminar pudimos participar en los concursos de oposición para obtener el
tiempo completo, paso que logramos los dos.
Entramos a formar
parte de los profesores de tiempo completo y trabajamos en la Acreditación de
la facultad y entonces nos dimos cuenta de algo curioso, cuando el órgano
acreditador solicito los expedientes de los maestros adscritos a la facultad se
habían perdido los nuestros, por lo que tuvimos que integrar los casi 15 y diez
años de trabajo otra vez.
Trabajamos en
conjunto para hacer de nuestra carrera, la licenciatura en administración de
empresas, una de las más fuertes siendo su servidor coordinador de esa carrera
y ella del área de recursos humanos; gracias a su iniciativa se realizaron
actividades anuales de participación de conferencias, talleres y eventos
culturales y deportivos, naciendo así los Congresos Internacionales del
PROCOMCAP, que a la fecha sigue realizando a pesar que las autoridades de la
facultad no la apoyan.
La siguiente
semana, la segunda parte de vidas paralelas.
Me gustaría leer
tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook:
Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente
Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y
Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la
Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad
Autónoma de Baja California
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