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miércoles, 24 de mayo de 2017

Vecinos se quejan de contaminación auditiva



Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán


Grave y molesta para sus habitantes es la contaminación ambiental y de humo que sufre Ciudad Guzmán. No hay autoridad que ponga orden en las calles con los que perifonean a alto volumen anunciando eventos o bailes, motos con escapes abiertos o adaptados que producen un ruido excesivo y cuyos propietarios circulan incluso a altas horas de la noche, y motociclistas o conductores de vehículos a motos con equipos de música a muy alto nivel, sin que nadie les llame la atención.

            Este problema se ha venido agudizando en los últimos años, sobre todo desde que cobró vigencia o se puso en operación rutas y hasta organizaciones para el turismo de montaña vía cuatrimotos o motos de alto cilindraje, equipo que genera un gran ruido y cuyos propietarios utilizan para circular a altas velocidades o haciendo alarde de sus habilidades sin tomar en cuenta los riesgos que provocan con automovilistas y peatones.

            Ciudad Guzmán cuenta, para problemas de este tipo, con un Reglamento que establece las normas para el uso y tránsito de equipos de sonido que realicen publicidad callejera, y establece parámetros para sancionar a quienes sobrepasen ciertos decibeles, sin embargo, como todo reglamento o disposición que se aprueban los Regidores en sesiones de Ayuntamiento y que en algo buscan proteger a la población, no se aplica.

            La tarea de vigilar y sancionar a quienes infringen el citado reglamento corresponde, sin duda, a dos áreas de la Administración Municipal de Zapotlán el Grande, Tránsito y Vialidad y su área de Reglamentos, tanto porque los usuarios de motos, llámese repartidores de servicios, participantes en competencias o usuarios de cuatrimotos, violentan los límites de velocidad a que se obliga respetar a los demás conductores, mientras que a éstos ni siquiera se les llama la atención.

            En pleno Centro Histórico de Ciudad Guzmán se anuncia de todo a fuerte volumen, transitan vehículos cuyos conductores les gusta mostrar que traen equipos sonoros y ponen su música a muy alto nivel, o bien motociclistas con unidades con escapes abiertos o modificados también ruidosos y circulando a muy alta velocidad, pero nadie, ni agentes de tránsito o de reglamentos, intervienen para nada en favor de la sociedad que soporta este daño ambiental.
          
  Otra omisión de los agentes de Vialidad se genera al hacerse de la vista gorda cuando una unidad de reparto, refrescos, bebidas embriagantes, de agua “purificada”, de botanas o panes, incluso hasta de tipo oficial se estacionan en la mera esquina de rutas del primer cuadro de la ciudad, como la Avenida Colón, que están señalizadas o pintadas de amarillo indicando la prohibición, al hacerlo impiden la visibilidad a los demás conductores que quieren cruzar alguna ruta y a los mismos transeúntes, porque reducen el espacio.

            Las personas que dieron su queja sobre este tema, esperan que las autoridades tomen en cuenta que la contaminación por ruidos y humos es su competencia, y es tal el olvido y por lo tanto arraigado y grave el problema, que urge que éstas actúen con la premura y el rigor que, para sancionar a los demás conductores con las foto multas, apliquen parejo leyes y reglamentos a quienes, como los motociclistas y anunciantes, las violentan.

            

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