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jueves, 18 de mayo de 2017

Un mundo normal

Samuel Gómez Patiño


En mis clases tengo como tarea individual la lectura de artículos que los alumnos pueden consultar de revistas como Expansión, Merca2.0, Entrepreneur, Selecciones del Reader’s Digest, la Revista del Consumidor o de algún periódico o revista que consideren interesante para compartir con sus compañeros.


Una vez que el alumno (a) escoge su artículo y lo lee, se le programa para que en alguna de las clases haga una exposición de 5 minutos lo cual abre la oportunidad de disertar con los alumnos sobre temas variados, principalmente de capital humano, finanzas, mercadotecnia o de cultura general. Tiene dos propósitos esta tarea: primero que tomen el hábito de la lectura y la comprensión y segundo aprender a exponer en público sobre diversos temas. Una vez revisada la redacción y la ortografía el alumno lo sube en el blog de la “Opinión de los alumnos de la FCA” en la página samuelgomez.mx.

Esta semana una alumna nos presentó el artículo de los lentes que ayudan a las personas daltónicas, una enfermedad que evita que quienes la padecen puedan distinguir los colores, específicamente ven un mundo en tonos grises. Al exponer la alumna su artículo, comentaba de la dificultad para las personas con esta enfermedad para vivir en un “mundo normal”. Puedes observar un video en Facebook sobre el adulto mayor que al ponerse los anteojos especiales llora cuando por primera vez puede distinguir los colores, un regalo de sus hijos. Muy emotivo.

El comentario de la estudiante, me hace reflexionar sobre qué es lo que podemos considerar como “un mundo normal”, para el señor con daltonismo, toda su vida se acostumbró a ver con tonos grises, probablemente sus padres no se dieron cuenta en sus primeros años de su enfermedad y tuvo que lidiar toda su vida con un mundo normal, pero no para él; me es difícil imaginar las dificultades para estudiar, trabajar y sobrevivir en un mundo echo para los demás.

Nicholas James Vujicic, conocido como Nick Vujicic, un australiano que nos enseña lo que es vivir en un mundo normal, ha escrito algunos libros exitosos sobre motivación:

“Un corazón sin fronteras” (2013)
“Un espíritu invencible: el increíble poder de la fe en acción” (2012)
“Una vida sin límites: inspiración para una vida ridículamente feliz” (2010)
“Amor sin límites” (2015)
“Un alma valiente: descubre la fuerza que hay en ti para vencer el bullying (y otras adversidades)” (2014)
“¡Sin brazos, Sin piernas, Sin preocupaciones!” (2009)
Nick también nos presenta dos filmes para reflexionar: en 2009 “El circo de las mariposas” y en 2011 “The lost sheep”).

De niño tuvo que enfrentar una sociedad que no está preparada para las personas discapacitadas, sufrió del bullying de sus compañeros de escuela a tal grado que trato de suicidarse, se encontró con espacios que no consideraban sus defectos físicos para poder cumplir con las tareas elementales de cualquier persona como sentarse y caminar.

Encontró en el gran amor de sus padres la fortaleza para crecer y volverse independiente, los valores adquiridos en casa fueron su motor principal para hoy ser una persona exitosa y un gran motivador para quienes lo escuchan y lo rodean.

Al nacer Nick tuvo la enfermedad de agenesia por la cual nació con síndrome de tetraamelia, que se caracteriza por la carencia de las extremidades. ¿Qué probabilidad tiene una persona que no tiene ni brazos ni piernas de sobrevivir en un mundo normal? En la actualidad Vujicic es un ejemplo de tenacidad, corazón y amor por la vida, pero sobre todo por enseñarnos que los limites no están en tu cuerpo sino en tu mente.

Nos enseña en sus videos como aprendió a nadar, subir escaleras o sentarse en una silla, actividades fáciles de realizar pero que para el implicaron un gran esfuerzo para adaptarse al mundo normal, pero de la sociedad porque no estamos adaptados para ellos.

Me gusta correr, y en mi juventud participe en muchas carreras la mayoría de 5 kilómetros aunque también lo hice en 10 y 12. No gane ninguna pero en todas llegue a la meta, aunque algunas veces fui el último. A mis amigos los comprometía a que me esperaran así de perdida ellos eran el público que me veía llegar.

Así recuerdo a un corredor en especial, llamado Martín. Las veces que competimos en la misma carrera, generalmente me ganaba. Su incapacidad no le impedía participar y llegar a buen término al final de la carrera, superando a muchos corredores (como su servidor) sin discapacidad. Martín era invidente, y tenía que correr una persona acompañándolo, pero siempre demostró su valor de participar en un mundo echo normal para los demás.
Un mundo normal, según quien.

Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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