Masao Yanome
Salida a Puerto Saavedra
Crónica no.6
Domingo 7 de abril 2013
Desperté
y en el cuarto había pasado un desastre. Al parecer llegué a una estación de
servicio, compré algo para cenar; pan, jamón y una mayonesa con ají. Había
boronas y mayonesa ambarrada por todos lados. Amanecí con resaca, todo era un
asco. Fui a casa de Chaman para despedirme y no me dejó ir solo. Su gran
cordialidad hizo acompañarme y no dejarme solo en el camino rumbo a Puerto Saavedra.
Juntos fuimos por Fabían, tomamos un bus rumbo a Puerto Saavedra, paramos en
Carahue a comer una hamburguesa en un restaurante familiar. Entramos y el lugar
estaba lleno, todos comían callados, viendo la televisión, veían al Chavo del
8. Me sentí en mi país. Después del silencio venían las risas de los
comensales. Quizá yo no veía la televisión porque ya he visto suficiente humor
de Roberto Gómez Bolaños, veía la cara de paz y alegría que producía el humor
inocente de mi paisano, del otro lado del mundo.
Terminando
de comer salimos a tomar un bus a Puerto Saavedra, antes, intenté ganar dinero
en la maquina tragamonedas de la central de buses, y no, no pude ganar nada.
Fabían me explicaba su método para ganar, pero supongo que en todos los países en
ese tipo de juegos estas destinado a perder, son una estafa.
Cruzamos por la carretera el bosque de los sueños, árbol, tras árbol estaban
parados en lomas alrededor de la carretera fría, parecía que vigilaban nuestro
viaje. Llegamos a Puerto Saavedra, yo no sabía donde dormiría, fuimos a un lado
del mar y nos sentamos a tomar mate, bajo el cerro Maule. Conversamos sobre
tsunamis.
Ellos
se fueron de regreso a La Nueva Imperial antes de que cayera el sol. Renté una
cabaña grande de madera, me dieron un precio bajo por ser único que la
habitaría algunos días. Lavé mi ropa en la bañera, nunca se secó por el frío
que hacía. Dormí con una toalla enrollada en las piernas, era como dormí en una
congelador.
El Hombre Pájaro
Crónica no.7
Cuando
planeé el viaje por Chile, el principal objetivo era conocer al Hombre Pájaro.
Nain, me documentó sobre quién era esta persona tan importante para el pueblo
comunidad mapuche, me aferré a conocerlo, tenía pensado entrevistarlo para
conocer su visión humana.
Esa
mañana desperté temprano - por el frío-, calenté agua, la puse en un termo y
salí al a las frescas calles de Puerto Saavedra. Caminé hasta encontrar a
alguien para preguntarle cómo llegar a la casa del Hombre Pájaro, me sorprendió
que nadie estaba seguro donde vivía o quien era.
Yo no tenía la dirección, ni idea de hacia donde vivía. Al preguntarle a un
mesero de un restaurante de mariscos, me dio de referencia un árbol a lo lejos.
Ve hacia allá y pregunta en cualquier casa, me dijo muy amablemente. Después de
preguntar por muchas casas, comencé a desesperarme. Todos me decían “vive a la
vuelta, pero no va estar, nunca está” o simplemente otros no me daban ninguna
referencia.
Al tocar en una casa salieron dos perros, uno comenzó a morderme el tobillo –
moderadamente -, corrí algunos pasos atrás para defenderme, cuando de pronto
una voz llamó a los perros. Era él. Lorenzo Aillapan Cayuelo, el Hombre Pájaro.
No sabía qué decirle, solo me presente
-Hola
vengo de México, y lo vengo a buscar para platicar.
Él me
invitó a pasar cordialmente, se disculpó por lo de los perros, pero claramente
no era un detalle que me importara en ese momento.
Entremos
a su casa, me ofreció beber algo caliente, le dije que no gracias. Puse una
cámara de video a grabar la conversación, y saqué mi cámara de fotografía. En
realidad, no tenía ni la más mínima idea sobre de qué iba la entrevista que le
haría, así que para no presionarme apagué las cámaras y platicamos tendidos.
Lorenzo
me contó sobre su infancia y la transmisión de conociendo de los adultos
Mapuches de los cuales, aprendió todo sobre su amplio conocimiento de la
natualeza, pero especialmente del canto de las aves de todo Chile.
-
Uñumche, dijo con su mística voz, Uñum – pájaro -, y Che – hombre, así es como
prefiero que me llamen, lo del Hombre Pájaro es un nombre que me han dado otras
personas.
Preferí
llamarlo Lorenzo. Lorenzo sabe interpretar el significado del canto de todas
las aves de su región, sabe interpretar el comportamiento de tales animales, y
sabe cómo funcionan todos los demás ciclos al redor del canto del ave. Este conocimiento
es heredado de sus ancestros y su cultura milenaria.
Varias veces lo han invitado a México a conocer al Ejercito de Zapatista de
Liberacion Nacional (EZLN), movimiento que representa la suma de la lucha
indígena que resiste las adversidades sociales de la marginalidad tan solo por
ser indígenas, pero el no ha teniado oportunidad de conocer este movimiento.
Lorenzo
estaba contento por ser el único participante que le solicitaron que volviera a
salir al escenario en una muestra cultural de Latinoamerica realizada en China,
él reperesentaba a su país y su cultura. Un año atrás los habían reconocido
como Tesoros Humanos Vivos, reconocido por la UNESCO, a través de Consejo
Nacional de la Culturas y las Artes (CNCA).
Lorenzo
son de esas personas que con toda calma te pueden hablar de la vida, la misma
vida que otros viven a prisa, dando vueltas sin saber a dónde ir. Su visión de
salvaguardar la identidad Mapuche era evidente, dedicaba el tiempo a enseñar la
lengua mapuche o “mapuzungun” (que significa el habla de la tierra).
Mi
visita inesperada era algo que no tenía planeado para sus actividades del día,
le pedí que no se preocupara, que siguiera con su día, que para mí era
suficiente. Algo había pasado, no sé qué, pero algo estaba en paz.
Me
acompaño a la puerta de su casa y caminamos hasta la orilla del Rio Imperial y
señalo un pájaro que volaba arriba de nosotros y me dijo que ese pájaro cantaba
cuando llegaba una visita a las tierras de alguien que convivía a menudo con
aquella ave.
Nos
despedimos, y caminé sin rumbo pensando si era necesario volver a seguir
platicando con él, caminé a prisa hasta que me di cuenta que podía detenerme a
tomar mate, junto al río.
Paso mucho tiempo hasta que decidí caminar hasta el la punta del Cerro Maule.
Mientras pensaba en Lorenzo, mis amigos de la Nueva Imperial, el bosque de los
sueños y todo daba vueltas en mi cabeza. Subí al cerro Maule al atardecer y lo
demás fue asombrozo. Era el Oceano Pacifico, el cielo azul y el Río Imperial.
Es en esos lugares donde la tierra se ve redonda. Donde puedes ver más allá de
una planicie.
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