Magaly
Pérez Ruiz Esparza
Llama
mi atención hacia este tema por el tan mencionado “resbalón” del secretario de
educación Aurelio Nuño Mayer el día 15 de noviembre del pasado año y es que es
indignante que un personaje con autoridad educativa y representante de un
gremio, tenga ese tipo fallas; pero es de humanos equivocarse, ¿no creen? Lo
interesante es que TODOS nos dimos a la tarea de mofarnos de su error, pero “la
zorra no se ve su cola”, y es que hemos dejado de lado el arte de escribir bien.
Por el uso de los “chats” y la mala praxis de muchos docentes ha
ido en decadencia nuestro idioma escrito. Es lamentable que los que nos
llamamos formadores y/o educadores no sepamos ni siquiera las simples reglas
ortográficas y por ende problemas en la acentuación. Hacemos mal uso de los
signos tanto de admiración como los de interrogación, sustituimos las comas por
los tres puntos y adoptamos modas anglosajonas. Por ejemplo: Hola! Cómo estás?
Esto puede ser consecuente a que algunos dispositivos móviles no tienen el
signo de inicio, pero también se asumen como correctas y los usamos así en
otros contextos, cuando lo correcto sería ¡Hola!, ¿Cómo estás?, en nuestro
idioma lo indicado es abrir y cerrar las preguntas o las frases en las que
queremos hacer énfasis. Otro ejemplo muy acorde es el uso de la palabra “okey”,
tan cotidiana y sustituirla por un “de acuerdo” o “está bien”. También es muy
recurrente la ausencia de acentos.
En la
comunicación por las redes se acostumbra sustituir el “que” por k. Ni
fonéticamente suenan igual, (k su sonido es ca); es curioso porque cierta
cadena de alimentos te ofrece un paquetazo y lo anuncian pktazo, si lo leemos
como se debe en español (como se escribe) fonéticamente diría pecatazo.
Tristemente vamos perdiendo nuestra identidad lingüística adoptando “modas” que
van deteriorando nuestro buen uso del lenguaje escrito.
Quisiera
invitar a mis compañeros docentes (y a los lectores en general) a ser más
cuidadosos con lo que escriben y por supuesto con lo que hablan. Recordemos que
somos un modelo para nuestros alumnos y alumnas, para eso somos formadores;
porque formamos personas y si buscamos calidad necesitamos las nociones básicas
de gramática para que aprendan a escribir bien. Comprometámonos a ser
profesores, educadores, pedagogos de calidad y no del “montón” que solo están
trabajando para cobrar; retomemos el sentido de nuestra carrera, que no nos
desanime el poco o nulo apoyo de autoridades, gobierno o padres de familia, o
los malos ejemplos que otros dan. Si queremos cambiar a México empecemos
cambiando nuestra práctica, tengamos amor por nuestra profesión y sobre todo
por los niños, niñas y jóvenes a los que estamos educando. Por eso: maestro,
maestra, profesor, te invito a que mejores tu trabajo y recuerdes tu vocación,
tenemos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros y vale la pena el
sacrificio; ojalá logres ver que tus alumnos sean excelentes y hombres y
mujeres de bien gracias a tu ejemplo. Y recordemos lo que dijo el activista y
político Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar
para cambiar el mundo, es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de
la educación que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo
de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, que el descendiente de unos
labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación. No es lo que nos
viene dado, sino la capacidad de valorar lo mejor que tenemos lo que distingue
a una persona de otra.”
*Asesora en el Centro de Actualización del Magisterio.
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