Víctor Hugo Prado
Hace unas semanas, supimos por un video que se hizo viral
de cómo se arroja desde el segundo piso de uno de los edificios de una
secundaria de Guadalajara, una adolescente de 12 años, en un hecho que por
fortuna no perdió la vida. Sobre el acontecimiento hubo versiones que dicen que
la niña estaba cumpliendo un reto de un fatídico juego llamado La Ballena Azul
generado en Rusia que incita a los adolescentes a irse haciendo un daño físico
y emocional progresivo hasta terminar en el suicidio. Al parecer no fue así,
pero por su mente, por las razones que aún se desconocen decidió hacerse daño.
El juego de la Ballena Azul, no ha sido ajeno a autoridades mexicanas, al menos
no en la Ciudad de México donde se había realizado una alerta sobre sobre estos
desafíos popularizados en redes sociales que no tienen otra intención más que
atentar contra la integridad y vida de niños y jóvenes. Esa misma alerta señala
que existe una red social rusa llamada Vkontakte, en dónde los grupos que
promueven este reto piden a los jóvenes realizar distintas pruebas durante 50
días. También se menciona que una vez iniciado el juego no se puede salir, ya
que amenazan con matar a la familia del participante. Son cincuenta retos, uno
por día, de los cuales a manera de ejemplo leeré uno: Día 1: córtate con un
cuchillo escribiendo “f 57” en tu mano y luego enviarle la foto al
administrador del grupo que te invitó. Confieso que estoy al frente de una
escuela que en 4 planteles tiene 1600 alumnos y que no conocía la existencia de
este juego. Sin duda muchos otros directores de escuelas, maestros y padres de
familia también lo ignoran. Lo que obliga a los actores referidos a echar mano
sobre esa problemática. Iniciando por conocer el ambiente escolar en el que se
desenvuelven los alumnos y cómo se relaciona entre sí. Observar la conducta
bajo el cumplimento de las normas Implícitas y explícitas con las que revelan
las conductas, tareas y actividades. Revisar los valores como el respeto a la
diversidad, la autoestima. Saber de sus expectativas sobre sí mismo. Se trata
de que la escuela conozca sobre la seguridad de sus estudiantes, cómo se
sienten respecto a otras personas, si se sienten aceptados y apoyados. Estamos
obligados a brindar y desarrollar la seguridad emocional, que incluye la
posibilidad de compartir reflexiones e ideas personales sin ser juzgados o
castigados. También, la posibilidad de sentir alegría y felicidad. Y por
supuesto de brindar seguridad física para que puedan sentirse libres de ser
víctimas de violencia y acoso escolar. No solo se trata de observar e
identificar solo el ambiente, también de intervenir, con la participación de
docentes, administrativos, padres y madres de familia, y para ello existen
herramientas profesionales que pueden abatir problemas de niños y jóvenes que
se exponen cada vez más a una agresivo contexto, pero si me lo permiten será
ello tema de otra participación. 2a parte Estimados amigos Les comparto el
comentario realizado para Radio UDG en el 94.4 de fm en Ciudad Guzmán. Martes
16 de mayo de 2017. La semana pasada comenté sobre un video que se hizo viral
en el que se exhibe como se arroja desde el segundo piso de uno de los
edificios de una secundaria de Guadalajara, una adolescente de 12 años. El
hecho no es un caso aislado, ahora los adolescentes juegan y se retan a hacerse
daño físico y emocional progresivo que puede culminar en el suicidio.
Me referí
que ese y otros actos de violencia en la escuela deben ser analizados por
autoridades escolares, maestros y padres de familia, iniciando por conocer el
ambiente escolar en el que se desenvuelven los alumnos y cómo se relaciona
entre sí. Observar la conducta bajo el cumplimento de las normas con las que
revelan sus conductas. Revisar los valores como el respeto a la diversidad, la
autoestima y conocer sus expectativas sobre sí mismos y sobre lo que les ofrece
la escuela.
Se trata pues de que la escuela conozca, cómo se sienten respecto a
otras personas, si se sienten aceptados y apoyados, las tendencias de los
juegos pro-violencia que circulan en la red. Estamos obligados a brindar y
desarrollar la seguridad emocional. También, la posibilidad de sentir alegría y
felicidad. Es evidente que un sujeto feliz, es más equilibrado y tiene un mayor
respeto para sí y para los demás. La escuela debe ser un espacio seguro donde
alumnos y profesores puedan sentirse libres de ser víctimas de violencia y
acoso escolar. Mencioné que no solo se trata de observar e identificar el
ambiente, también de intervenir, con la participación de docentes,
administrativos y papás, con herramientas profesionales que pueden abatir
problemas de niños y jóvenes que se exponen cada vez más a una agresivo medio
social.
En la página de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP,
existe un programa que se llama ConstruyeT, un programa del Gobierno Mexicano,
diseñado e implementado por esta Subsecretaría, en colaboración con el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo objetivo es fortalecer
las capacidades de la escuela para desarrollar habilidades socioemocionales en
las y los estudiantes, y así mejorar el ambiente escolar en los planteles del
nivel medio superior. El aprendizaje socioemocional se refiere a la capacidad
del joven para enfrentar de manera positiva y asertiva los distintos riesgos a
los que se enfrenta por su edad, su contexto familiar, su condición
socioeconómica y las vicisitudes de la vida en general. Este programa busca que
alumno pueda conocerse, manejar emociones, establecer metas positivas,
relacionarse sintiendo y mostrando empatía por los demás y por supuesto
establecer y mantener relaciones positivas y finalmente saber tomar decisiones
responsablemente. En la página podrán encontrar más de 230 fichas bien
elaboradas que expresan técnicas para desarrollar habilidades socioemocionales
de manera participativa: la autoconciencia, la autorregulación, la
determinación, la conciencia social, la relación con los demás, la toma de
decisiones responsables y positivas. Me parece que echarse un clavado a ellas
nos abrirá la mente y las posibilidades de trabajar con los adolescentes como
actores centrales de un entorno seguro.
El problema radica que el mundo está revolucionando con rapidez mientras que nosotros lo hacemos más lentos. Y esto incluye la educación escolar y familiar. Curiosamente ahora las parejas tienen en promedio menos hijos pero no alcanzan a atenderlo debidamente mientras que en las escuelas no hay presupuestos para dedicar más personal profesional para la atención de los estudiantes. Para empezar muchos alumnos atendidos por un maestro. Hay mucho que hacer todavía.
ResponderBorrar