En este
artículo se toma como base general la teoría del desarrollo local (también
conocido como «endógeno» o «desde abajo»), la cual postula que el desarrollo
debe ser inducido desde el ámbito local, mediante la promoción de actividades
económicas y socioculturales a través de la organización de la comunidad, las instituciones
educativas, los empresarios y el gobierno.
Este
nuevo enfoque critica la concepción tradicional del desarrollo, pues sostiene
que éste ha sido visto por aquélla de una manera vertical, centralizada y
«desde arriba». Además, sostiene que se ha confundido al desarrollo con el mero
crecimiento económico (Jiménez, 1997, p.48). El enfoque del desarrollo local se
aleja, pues, de la economía convencional y de determinados enfoques de la economía
del desarrollo.
Se
trata de un enfoque que toma como unidad de actuación principal al territorio o
ámbito de una determinada comunidad local; se basa en la movilización y
participación de los actores territoriales, públicos y privados, como
protagonistas principales de las iniciativas y estrategia de desarrollo local,
y supone el abandono de las actitudes pasivas (dependientes de las subvenciones
o ayuda externa), ya que se basa en la convicción del esfuerzo y decisión
propias para establecer y concertar localmente la estrategia de desarrollo a
seguir (Alburquerque, 2003, p.12). Sen (2000), incluso, ha llegado a reconocer
el papel fundamental que desempeña la agencia individual. Desde su perspectiva,
el desarrollo consiste en otorgarle a los individuos más y mejores
oportunidades para ejercer su “agencia razonada” (p.16).
Los
argumentos de dicho autor son muestra del cambio que se experimenta en la
noción de desarrollo; ahora se tiende a plantearlo más que como un aspecto
macro-estructural, como un incremento de la participación de los actores
locales en sus propios procesos de desarrollo. Cada vez se reconoce más la
necesidad de que los agentes locales sean los principales protagonistas en la
gestión de los recursos y en la propuesta de iniciativas. Esto es así, porque
se reconoce que son ellos quienes, gracias a la cercanía que tienen con su
medio, a las redes sociales que se tienden entre sí y al conocimiento de su
realidad, pueden facilitar, vigilar y, de alguna manera, reconducir los
procesos de desarrollo «desde abajo».
No
obstante, para que esos actores puedan ejercer su agencia razonada, tienen que
tener acceso a la educación; esto es, las “necesidades básicas de aprendizaje
para el desarrollo local” deben estar cubiertas. Lo anterior implica la construcción
de conocimientos pertinentes (diagnósticos locales, inventarios de recursos
naturales y culturales, entre otros); el desarrollo de valores y actitudes con
respecto a la valoración cultural, natural o a la proyección futura y creativa
de la colectividad; el desarrollo de habilidades y capacidades productivas y
laborales; la incorporación sistemática de los contenidos locales en los
programas educativos desde una perspectiva de desarrollo humano, integral y
sostenible; la evaluación de la base educativa de la población; el fomento de
la ética ambiental y de la capacidad práctica de gestión adecuada del medio
ambiente, y el incremento de aprendizajes técnico-sociales relacionados al
desarrollo de ventajas comparativas en la localidad (OIT y CINTERFOR, 2008
consulta 10 de noviembre).
Desde
esta perspectiva, cuando se habla de educación en materia turística,
innegablemente la teoría del desarrollo turístico sustentable es de gran
utilidad pues, como se verá más adelante, sus preceptos se identifican con los
de la teoría del desarrollo local. En el pensamiento actual existe confusión
entre los conceptos desarrollo y crecimiento económico, lo cual provoca la
explotación de recursos de una manera desmedida y sin visión alguna hacia la
conservación de la materia prima. El crecimiento significa un incremento en el
tamaño o en el número, mientras que, por otro lado, el desarrollo es integral e
incluyente, tomando en cuenta las necesidades de la comunidad receptora, para
mejorar su calidad de vida. El componente de calidad de vida y oportunidades
sociales en el caso del sector turístico pueden ser abordados por los
siguientes objetivos: 1) articulación del desarrollo turístico al desarrollo
local y regional; 2) autoformación de la cultura local; 3) consolidación de un
sector que se encuentre en la generación de trabajo calificado, con altas
remuneraciones (Arnaiz, 2001, pp.18 y 19).
Se
entiende, entonces, que para generar el desarrollo local a partir del
aprovechamiento los recursos turísticos, se debe contar con personas
capacitadas y adiestradas en los preceptos que postula la mencionada teoría,
las cuales ayuden al turista a vivir su recreación de manera responsable. La
tarea de un guía especializado en el área visitada, es interpretar los
fenómenos naturales, culturales e históricos, que a simple vista el turista no
podría comprender, y atender de manera adecuada al turista, ser un buen
anfitrión. En ese contexto, la educación continua se presenta como una gran
alternativa para el desarrollo turístico de la región.
En la
vida presente existen diferentes formas de capacitación, pero todas y cada una
de ellas fortalece el desarrollo local y regional. Entre aquellos que acuden a
capacitarse a una institución educativa, hay quienes recurren a la educación
permanente, quienes lo hacen a la educación para adultos, quienes implementan
en su empresa la pedagogía laboral o simplemente realizan una extensión para
capacitarse en las áreas rurales a través de la educación, cuyo único objetivo
es el desarrollo. Extensión, capacitación y educación, pues, son un apoyo para
trazar la línea del desarrollo local y regional a través de una institución
educativa.
La
extensión permite el acercamiento entre las instituciones educativas para
informar sobre técnicas nuevas a la sociedad, la capacitación informa y forma a
la persona para que pueda realizar una actividad específica y la educación
prepara a la persona para realizar tareas presentes y futuras en la
transformación social y científica. La educación se orienta hacia el desarrollo
integral de la persona, mientras que la formación se orienta al desarrollo del
profesional en el contexto específico del trabajo. La educación sienta las
bases sobre lo que posteriormente se edificarán, mediante la formación, las
cualificaciones profesionales. Sin persona capacitadas para atender a l
turista, difícilmente podrá el turismo generar un desarrollo económico. Y tu ¿a
qué atribuyes que en ciudad Guzmán no se ha realizados un desarrollo turístico
Sustentable? Me gustaría saber tu opinión en: tsutanoe@yahoo.com.mx, elvolcan.venta@mail.com.
EL DATO
La
Organización Mundial del Turismo (OMT) define al turismo como la suma de
relaciones y servicios resultantes de un cambio de residencia temporal y
voluntaria, no motivada por razones de negocios o profesionales (Ortuño, 1966,
p.25). En la fórmula más sencilla, el turismo es la afición a viajar por el
gusto de recorrer el mundo. La idea de traslado está en la base del turismo,
pero ese traslado ha de ser temporal, es decir ha de estar limitado a un mínimo
y a un máximo de permanencia o de duración. Desde 1937, la Sociedad de las
Naciones y, posteriormente la ONU, han tenido cuidado, a efectos estadísticos,
de precisar que: Sólo puede entenderse como turista a quien permanece más de 24
horas en un lugar distinto al de su residencia habitual, no motivado por
cuestiones de negocios o laborales, para uso de su recreación, y que no varían
de un máximo de 6 meses en dicho lugar (Ortuño, 1966). A su vez existen dos
grandes tendencias en el turismo: una es el tradicional o convencional y la
segunda es el alternativo. La primera plantea un modelo cerrado de viaje,
mientras que la segunda se caracteriza, precisamente, por su apertura.
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