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martes, 18 de abril de 2017

Me hubieran dicho antes



Samuel Gómez Patiño



La sucesión en las empresas familiares es un tema poco investigado en México, como muchos en el área de la administración; deberíamos de estudiar como trabajamos en el país y compartir en libros, escuelas y revistas porque al compartir las experiencias, aprendemos y evitamos los errores típicos de las organizaciones. Un punto crítico es preparar la sucesión en el negocio.


En la zapatería en que preste mis primeros servicios profesionales, era una empresa con unas 30 sucursales en el estado de Baja California, casi todas en Tijuana y la mayoría en el centro de la ciudad; con 250 empleados entre cajeras, encargadas, empleadas de piso, bodegueros y personal administrativo, organizada de forma familiar, el dueño y los puestos gerenciales en sus dos hijos, operaciones y ventas, en los siguientes niveles sólo dos puestos importantes que no estaban a cargo de la familia: contabilidad y personal, este último a mi cargo.

Samuel Jr. me había invitado a trabajar para encargarme del personal, pero precisamente tomaba decisiones que perjudicaban al personal por lo que teníamos roces ya que no pensábamos de la misma forma y generalmente imponía su posición en la empresa.

Recuerdo una vez que llego emocionado de un viaje que había hecho a los Estados Unidos y me propuso que hiciéramos una capacitación para todas las empleadas de acuerdo a como lo vio en la zapatería americana. Me comento que desde que entro al negocio, lo recibió una de las muchachas que lo acompaño hasta el asiento, mientras le preguntaba el modelo que deseaba le quitaba el zapato, al traer el calzado solicitado ella misma le acomodaba los zapatos y en caso de que no fuera la medida o quisiera cambiar por otro le volvería a medírselo y al final, de realizarse la compra le entregaba la nota para que pagara en la caja y lo acompañaban a la salida. Muy interesante, salvo que…

Oscar, supongo que fuiste a una zapatería de calzado fino, de los que pagas 200 a 300 dólares, le espete por ese precio hasta te limpio los zapatos.

Me dijo que sí, y entonces argumente: tu zapatería es de bajo costo, el calzado no es de lo mejor y por lo tanto tus clientes no son de poder económico alto, la mayoría buscamos el mejor calcetín para probarnos el zapato, algunos vienen después del trabajo cansados y sudados, por otro lado no les pagas muy bien a las empleadas para que sigan este ritual, mejor hay que ubicarnos en el contexto que trabajamos, y estoy de acuerdo en mejorar nuestro servicio pero de acuerdo  nuestras limitaciones. Muy a su pesar no se llevó acabo está propuesta.

La contratación de una empleada para quedar bien con la hermana de ella y pedirme que la corriera, fue uno de los casos que empezaron a romper nuestra relación; un pleito entre empleadas de una de las sucursales que resolví reacomodándolas en diferentes tiendas y que el volvió a acomodar en la zapatería que estaban o el caso de los bodegueros que renunciaron a la empresa y que ya no quise contratar pero les devolvió el puesto, fueron “gotas que derramaron el vaso de agua”, por lo que preferí renunciar al trabajo, al final los que sabían que trabajaba con él sólo me decían que me estaba quemando, ya que su reputación no era muy buena en el medio. Le dije que no veía futuro en ese lugar ya que la única forma de ascender era ser de la familia y no tenían hermanas para entrar al círculo familiar y me fui.

Algunos meses después, del personal de la zapatería me comentaron que el papá de Oscar Samuel Ayala había decidido correrlo, ya que lo metía en más líos que los que resolvía, “si me hubieran dicho antes” que el papá se atrevería a despedirlo quizás me habría esperado.

Si en la familia, no se logra que los hijos tengan el mismo cariño y pasión por el negocio, va a ser difícil que ellos sigan con el. Vemos grandes empresas que han logrado éxito y se han convertido en empresas de segunda y tercera generación, tal es el caso local de los mercados “Calimax”, administrados ahora por los hijos y nietos, panificadora “Bimbo”, cuyo patriarca fundador acaba de fallecer pero los hijos también están involucrados, “Cinepolis”  administrado por el nieto del fundador y otro caso de éxito con “Televisa” que también está en tercer generación.

Muchas empresas fracasan en la sucesión al no estar preparadas para el cambio, a veces los sueños de los dueños originales no permean a la familia, por diferentes circunstancias, no prosperan y en algunos casos se cierran o son absorbidos por otras compañías. ¿Qué estás haciendo para la siguiente generación?

Por cierto, de la zapatería lo mejor que me sucedió, ahí conocí a quien ahora es mi esposa, pero eso ya es otra historia.

La próxima semana la importancia de la inclusión laboral.

Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California



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