>Un
momento por
favor
José de
Jesús Juárez Martín
Si hay
un personaje en vida, reconocido actualmente por su literatura en Ciudad Guzmán
es: Don Vicente Preciado Zacarías, de prolífica obra, que en el comentario
periodístico cautivó con brevedad de escritura y persistentes ecos del
conocimiento literario universal literario. Acucioso el Mtro. Alfredo
Hermosillo, talentoso poeta escritor autor del Capítulo VI. Menciona de
Brevensayos; a decir de don Vicente, “fichero de nombres, lugares, datos y
datas tomado a préstamo a Juan José Arreola...” de autores como Alfonso Reyes,
López Velarde, Juan José y muchos otros nacionales y extranjeros, pero
circunscribe la atención del Mtro. Hermosillo a cuatro escritores extranjeros
que enriquecen la literatura nuestra al ser conocidos por los lectores y dejar
modelos a seguir, se refiere a James Joyce, Marcel Prous,
Lev Nikoláievich Tolstói y Nicolái Gógol.
Con
relación al libro Ulises de Joyce, el Doctor Vicente considera que es
un libro imprescindible de leer por su estilo, estructura compleja que lo
convertido en clásico universal, reconociendo que no es fácil leerlo al
principio porque está exento de signos de puntuación, él tendrá después de años
un rencuentro muy feliz de lectura cuya escritura es un inventario de la
humanidad en el tiempo de vorágine del final del siglo XIX y apertura del nuevo
siglo. Admira el estilo de Prouse, autor en “Busca del tiempo perdido”y a quien
reconoce como el creador del título más hermoso a un libro: “A la sombra de las
muchachas en flor”. El Maestro Alfredo reconoce del Maestro Preciado su respeto
profundo a los libros, lector intenso y selectivo para no perderse en el mundo
de la producción prolífica y destaca el comentario. “Quién después de
Proust puede atreverse a amenazar a sus amigos con la edición de nuevo libro?
Deja un criterio para abordar las obras destacadas de Joyce y Prost, ser lector
maduro sin prisas o ansiedad.
Con el
entusiasmo en alto, dijera el poeta jalisciense González Martínez “... y
el ánimo entero como el primer día”. Aborda a los literatos
rusos, Tolstoi y Gógol, ensayos que presenta semanalmente por la prensa local
de Ciudad Guzmán, sembrando juicios, emotividad y preferencias
constituyendo testimonio de selecta historia literaria regional”.
Encontramos en La
muerte Iván Ilich de Tolstoi, los cuidados, sufrimientos y enfermedades
del protagonista de la obra, nos recuerda La Muerte de Artemio
Cruz de Carlos Fuentes, situación conflictiva humana que desata los
sentimientos más nobles o los más abyectos según el libre albedrío y vocación
de los personajes. Descubre con maestría, el dolor humano y la vejación de la
carne que termina la vida como agua que se escapa del puñado o la racha de
viento en el pinar en tarde de verano.
También
el escritor ruso Nikolái Gógol ocupa a DonVicente con finura y elegancia de orfebre
en el esbozo evolutivo de la esquizofrenia de Ivanovich, músico de profesión;
veinte entradas consignan el aumento de la enajenación y que, a decir del
autor, en estos años se podría valorar como auténticas fichas clínicas y
termina clasificando la obra de sentida profundidad poética la historia clínica
narrada que lleva de la risa a la amargura.
Otro
artículo, El capote, del mismo autor Gógol, trata de las privaciones
del copista Akaki Akakevich, modesto empleado que gasta sus ahorros en la
compra del capote para afrontar el crudo invierno, cuando lo estrena le es
robado por los amantes de lo ajeno, para luego proveerse de un rifle que lo
extravía sin haberlo disparado; en el escrito subyace la crítica a la clase
social dominante y la tipifica, asómbrese, en militares, ministros,
burócratas que desfiguran al ser humano, en la obra muestra la compasión por
los oprimidos insignificantes en la sociedad, sepultados con la carga del
trabajo por la lucha diaria por la vida.
Finalmente
enfatiza el Mtro. Alfredo como conclusión los diversos tratamientos a la
literatura de los cuatro autores europeos elegidos. Las obras de Joyce y
Proust, resaltan su estilo complejo en su estructura, y riqueza eufónica
de buena y elaborada creación literaria. Con los escritores rusos destaca
la ocupación de las letras en los aspectos ético, social, de acuerdo a la
visión evangélica de amor al prójimo, vencimiento del amor propio, egoísta...
un consuelo en su situación para los que sufren y de reflexión a la fugacidad
de la vida personal en la aspiración por superar los problemas profundos de la
convivencia.
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