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martes, 18 de abril de 2017

Intentar comprender el México violento e impune de nuestros días

>Los conjurados





Ricardo Sigala



El pasado 3 de abril murió es escritor mexicano Sergio González Rodríguez, aparecieron unas cuantas notas en los principales medios de comunicación nacionales y otras tantas en España. Algunos escritores y editores manifestaron su sentir ante esta pérdida, pero el tema quedó en un ámbito, podríamos decir, casi doméstico en el mundo de la cultura. Los lectores, aquellos que se desbordan en las redes sociales cuando muere un novelista o incluso un poeta, no hicieron grandes aspavientos. La noticia de la muerte de Sergio González Rodríguez se fue desvaneciendo como si a pocos o a nadie le interesara más allá de ese círculo ya mencionado. 

            Podríamos pensar que Sergio González Rodríguez fue un escritor menor y su deceso no tiene mayor importancia. Nada más erróneo. González Rodríguez era un gran escritor, no sólo por sus habilidades técnicas, sino por la importancia de los temas que le obsesionaron a lo largo de su trayectoria. Si bien escribió media docena de novelas, fue reconocido y premiado por su trabajo como ensayista y especialmente por sus imprescindibles libros de crónica.
          
  Comenzó a publicar a finales de los años ochenta, y en 1993 ya había sido finalista del Premio Anagrama de Ensayo, en Barcelona, por su libro El centauro en el paisaje, y dos años más tarde había ganado el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez por su trabajo titulado “Mujer de table-dance”. Pero no fue sino hasta el siglo XXI en que asistiríamos a la culminación de su obra. En 2002 pública Huesos en el desierto, una crónica sobre los feminicidios en Ciudad Juárez, fue uno de los primeros estudios rigurosos sobre esos asesinatos sistemáticos de mujeres que se dieron en el norte del país. El libro tocó varios temas sensibles y las respuestas no se hicieron esperar, por una parte, obtuvo en España el Premio de Ensayo Anagrama, y por otra un grupo de sicarios le proporcionó una paliza que le dejaría una cojera permanente y un coágulo en la cabeza. Sergio González Rodríguez se estaba consolidando como una de las voces más críticas, poderosas y veraces del país.

            En 2009 publicó El hombre sin cabeza, en donde hurga en el fenómeno de las decapitaciones a manos del narco en México; en 2014 vuelve a ganar el premio Anagrama, ahora por su libro Campo de batalla, que ha sido definido como “un tratado sobre los vínculos del narco y la política, las nuevas tecnologías y la pérdida de soberanía de su país ante EEUU”. En 2015 publicó Los 43 de Iguala, sobre los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014.
           
 Sergio González Rodríguez se alzó como uno de los periodistas con más prestigio del mundo de habla hispana, un reportero valiente y un referente para intentar comprender el círculo de violencia en que se encuentra nuestro país.

En 2015 La FIL de Guadalajara le concedió el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez. Roberto Bolaño lo incluyó como un personaje en su novela 2666, esa que aborda el tema de las muertas de Juárez, y que ha sido considerada la mejor novela escrita en español en lo que va del siglo XXI.

Intentar comprender el México violento e impune de nuestros días es una obligación cívica y nacional, y un camino para lograrlo, seguro son los libros de Sergio González Rodríguez.


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