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miércoles, 5 de abril de 2017

Importancia de las actitudes personales en las relaciones sociales

Martha Catalina Álvarez Godoy


El individuo desde pequeño reacciona de forma espontánea ante estímulos provenientes del contexto natural o provocado por alguien, actúa de forma inconsciente en los primeros años de su vida sobre todo, aprende de las conductas que observa en los demás, sus padres, hermanos y familiares con los que se relaciona; pareciera que las reacciones de los adultos son desapercibidas por los niños, que no se dan cuenta de lo que los otros hacen o sucede a su alrededor, pero cuando menos se espera ellos actúan como lo hacen los mayores, ese referente guiará sus conductas por un tiempo, después lo hará por convicción propia, a medida que va creciendo, ese actuar se torna más consciente.


Como padres de familia es importante cuidar la forma de reaccionar ante situaciones diversas que dejan al descubierto lo multifacético del actuar personal, tanto en conductas positivas como negativas; necesario  estar atentos para autorregular actitudes cotidianas manifestadas con frecuencia que sin duda son  aprendizaje para los más pequeños; la formación de los hijos debe orientarse a cimentar  conductas que los distingan y dignifiquen como persona. 

La escuela por su parte, colabora en el aprendizaje no sólo de contenidos curriculares, sino también en la adquisición de actitudes y valores que permiten a los alumnos conducirse e  interactuar con los demás no sólo en el escenario educativo, sino en cualquier otro contexto de interacción social; corresponde sumar esfuerzos los padres de familia y los docentes para que las generaciones actuales en proceso formativo desarrollen estas cualidades, se trabaje con ellos desde etapas tempranas en torno a la enseñanza de la autorregulación para el manejo adecuado de conductas, este tipo  de posturas ayuda al individuo a actuar con más cordura, necesaria en el tiempo actual.   

Cuantas veces las actitudes mostradas en situaciones particulares provocan distanciamientos o conflictos en las relaciones humanas, trátese entre los miembros de una familia, compañeros de estudio o trabajo; las actitudes negativas afectan en cualquier contexto donde interactúe el individuo; se requiere de habilidades personales precisas para saber manejar, actuar y respetar ese tipo de conductas que sin duda inhiben cualquier intento de comunicación, acercamiento o manifestación que se quiera externar, se antepone la predisposición en ambas partes y en torno a ello se procede. Para W.I. Thomas y F. Znaniecki: la actitud “es la tendencia del individuo a reaccionar, ya sea positiva o negativamente, a cierto valor social”. Por su parte R. Jeffress dice que "la actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida".

Es preciso analizar y reflexionar entonces sobre la forma de responder ante los estímulos externos, con la finalidad no sólo de reconocer que muchas actitudes pueden lastimar a los demás, sino para evitar o cambiar ciertas conductas que lejos de ser agradables cada vez alejan más a las personas con las que se necesita  interactuar; desde luego cada uno  tiene libertad de hacerlo, también para querer relacionarse con los otros sin pretender cambiar su forma de ser, simplemente aprender a respetar y relacionarse con las diferencias individuales de los demás.

Puntualizo que en todos los ámbitos en los que interactúa el individuo es necesario propiciar ese ambiente cordial que ayuda a que se disfrute formar parte de éste, de lo que se hace, sean las actividades realizadas en casa, en la jornada laboral, de recreación o convivencia; cada uno tiene una parte activa e importante que ejercer para que las relaciones sociales surjan de forma espontánea, sean valoradas y se preserven para el bien común. Hacer lo posible por cambiar a cualidades positivas conductas inadecuadas en nuestra persona conlleva un reto y compromiso personal, es algo que nadie más puede hacer.


*Asesora del Centro de Actualización del Magisterio



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