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viernes, 28 de abril de 2017

Día del Atentado

ENHART






José Luis Vivar


Desde aquel 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos  dejaron de ser el país más seguro del planeta; el lugar al que nadie podía dañar, el país invencible. Esto no era una causalidad. Sencillamente se iniciaba una nueva época en el curso de la Historia, y con este acto terrorista quedaba demostrado que el vecino país del norte podía ser tan vulnerable como cualquier otra nación. Y lo más importante dejar en claro que el enemigo no siempre venía de fuera, sino que estaba dentro.

Algo así es lo que se presenta en Día del Atentado (Dir. Peter Berg), cuyo argumento  se basa en el atentado del Maratón de Boston, el 15 de abril del 2013, donde el saldo fue de 3 personas fallecidas y 260 heridas. Un acto terrorista que volvió a cimbrar los filtros de Seguridad Nacional, y que de nueva cuenta los criminales era gente de casa.

La acción transcurre en la víspera del maratón, en la competencia misma cuando explotaron los artefactos y se generó el caos. Por último, en las horas siguientes al dar dio inicio la cacería para hallar a los responsables.

El ritmo de esta cinta es interesante. Berg, cuya experiencia está demostrado en películas como Colateral (2004), Hancock (2008) o Batalla Naval (2012), alterna los escenarios: las víctimas del atentado, los policías e investigadores, y los terroristas. Al principio en forma lenta, luego cobra velocidad, haciendo cada vez más intenso el suspenso hasta alcanzar el clímax.

Lo que se agradece es que a pesar del título original tan chauvinista (Patriots Day, Día de los Patriotas), no se trate de una historia retorcida donde a cada rato se haga mención de los principios imperialistas que les rigen. Por el contrario, el hombre que tiene mayor mérito en la localización de los terroristas es un policía común, el sargento Tommy Saunders (Mark Wahlberg), cuyos defectos como personaje son evidentes desde los primeros minutos (se lastima una rodilla al tumbar una puerta); o que el Comisario de la Policía de Boston, Ed Davis (John Goodman), sea un tipo neurótico y nefasto. En cambio, el agente del FBI Richard DesLauriers (Kevin Bacon), es toda sobriedad y de una agudeza mental extraordinaria. 

Los acontecimientos de los que fuimos testigos a través de la televisión vuelven a ser mostrados con detalles terribles como cuerpos ensangrentados y mutilaciones, tanto de atletas que participaban en la competencia como del público asistente. La reconstrucción de los detalles deja a más de uno sorprendido.

Y en cuanto a los terroristas: los hermanos Dzhojar y Tamerlán Tzarnáev, de origen chencheno y de religión musulmana, se presentan como dos perturbados mentales, cuya torpeza los hace pronto visibles en los ojos de Boston y del resto del mundo. Sus motivaciones son sintetizadas en unas cuantas escenas, y no aportan más de lo que todos sabemos que hacen este tipo de fanáticos religiosos: ver a los Estados Unidos como el enemigo a vencer.

Aunque también podemos ver que su narcisismo va de la mano de la descomposición social, producto de otros factores como el Nacionalismo y la intensa Xenofobia. Es decir, son resientes de esa nación y quieren destruirla, solo que como queda demostrado nunca actuaron solos y sus cómplices son tan estadounidenses como las hamburguesas McDonald.


Pese a la violencia de algunas de sus secuencias, Día del Atentado es película entretenida que dará de qué hablar, porque si la Seguridad Nacional no pudo detectar las amenazas que representaban los hermanos Tzarnáev, demuestra que la policía y organismos como el FBI sí son capaces de localizar y liquidar a los enemigos del Estado, sin hacer mención a las víctimas que pagan con sus vidas su incompetencia. 

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