ENHART
José
Luis Vivar
Desde
aquel 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos dejaron de ser el país más seguro del
planeta; el lugar al que nadie podía dañar, el país invencible. Esto no era una
causalidad. Sencillamente se iniciaba una nueva época en el curso de la
Historia, y con este acto terrorista quedaba demostrado que el vecino país del
norte podía ser tan vulnerable como cualquier otra nación. Y lo más importante
dejar en claro que el enemigo no siempre venía de fuera, sino que estaba
dentro.
Algo
así es lo que se presenta en Día del Atentado (Dir. Peter Berg), cuyo
argumento se basa en el atentado del
Maratón de Boston, el 15 de abril del 2013, donde el saldo fue de 3 personas
fallecidas y 260 heridas. Un acto terrorista que volvió a cimbrar los filtros
de Seguridad Nacional, y que de nueva cuenta los criminales era gente de casa.
La acción
transcurre en la víspera del maratón, en la competencia misma cuando explotaron
los artefactos y se generó el caos. Por último, en las horas siguientes al dar
dio inicio la cacería para hallar a los responsables.
El
ritmo de esta cinta es interesante. Berg, cuya experiencia está demostrado en
películas como Colateral (2004), Hancock (2008) o Batalla Naval (2012), alterna
los escenarios: las víctimas del atentado, los policías e investigadores, y los
terroristas. Al principio en forma lenta, luego cobra velocidad, haciendo cada
vez más intenso el suspenso hasta alcanzar el clímax.
Lo que
se agradece es que a pesar del título original tan chauvinista (Patriots Day,
Día de los Patriotas), no se trate de una historia retorcida donde a cada rato
se haga mención de los principios imperialistas que les rigen. Por el
contrario, el hombre que tiene mayor mérito en la localización de los
terroristas es un policía común, el sargento Tommy Saunders (Mark Wahlberg),
cuyos defectos como personaje son evidentes desde los primeros minutos (se
lastima una rodilla al tumbar una puerta); o que el Comisario de la Policía de
Boston, Ed Davis (John Goodman), sea un tipo neurótico y nefasto. En cambio, el
agente del FBI Richard DesLauriers (Kevin Bacon), es toda sobriedad y de una
agudeza mental extraordinaria.
Los
acontecimientos de los que fuimos testigos a través de la televisión vuelven a
ser mostrados con detalles terribles como cuerpos ensangrentados y
mutilaciones, tanto de atletas que participaban en la competencia como del
público asistente. La reconstrucción de los detalles deja a más de uno
sorprendido.
Y en
cuanto a los terroristas: los hermanos Dzhojar y Tamerlán Tzarnáev, de origen
chencheno y de religión musulmana, se presentan como dos perturbados mentales,
cuya torpeza los hace pronto visibles en los ojos de Boston y del resto del
mundo. Sus motivaciones son sintetizadas en unas cuantas escenas, y no aportan
más de lo que todos sabemos que hacen este tipo de fanáticos religiosos: ver a
los Estados Unidos como el enemigo a vencer.
Aunque
también podemos ver que su narcisismo va de la mano de la descomposición
social, producto de otros factores como el Nacionalismo y la intensa Xenofobia.
Es decir, son resientes de esa nación y quieren destruirla, solo que como queda
demostrado nunca actuaron solos y sus cómplices son tan estadounidenses como
las hamburguesas McDonald.
Pese a
la violencia de algunas de sus secuencias, Día del Atentado es película
entretenida que dará de qué hablar, porque si la Seguridad Nacional no pudo
detectar las amenazas que representaban los hermanos Tzarnáev, demuestra que la
policía y organismos como el FBI sí son capaces de localizar y liquidar a los
enemigos del Estado, sin hacer mención a las víctimas que pagan con sus vidas
su incompetencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario