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jueves, 30 de marzo de 2017

Vamos por vereda en burro




Víctor Hugo Prado

Si usted ha ido al cine los últimos meses en Ciudad Guzmán, sin duda se ha dado cuenta de que todas las películas de producción estadounidense están dobladas, algunas terriblemente dobladas. Recuerdo que los doblajes estaban dedicados de manera exclusiva a películas infantiles y que por su capacidad de no leer con rapidez subtítulos, las doblaban. Por cierto, casi la mayoría con gran habilidad, tanto que las hemos disfrutado por igual niños y adultos.


Entre las películas infantiles magistralmente dobladas están El Libro de la Selva donde el legendario Tin Tan le dio voz al Oso Baloo, en el film original. Quién no recuerda al burro de Shrek donde Eugenio Derbez le puso las palabras para nuestra delectación. En la industria cinematográfica ha habido y hay grandes actores del doblaje, como Arturo Mercado quien hace la voz de Simba en el Rey León, Rubén Trujillo doblista de Aladdín, Jorge Arvizu “El Tata” quien personificó al primer Pedro Picapiedra en aquella singular serie televisiva. Y que se puede decir de Arturo Velez quien fue el primer doblaje del mítico Homero Simpson, y que ahora realiza con gran éxito Víctor Manuel Espinoza.

No trato de hacer una réplica mal hecha de “Ventaneado”, no. Lo que quiero presentar ahora es mi más enérgica protesta contra el doblaje indiscriminado en todas las películas de muchos cines de Guadalajara y también de los de Ciudad Guzmán, usadas en producciones sean de adultos o de público infantil, dejando sin posibilidad de conocer las voces que dieron origen a un film, que en muchos de los casos son los sellos distintivos entre una buena producción y otra que no lo es.

Por cierto, los doblajes aplican en ciertos sectores de la población dónde se instalan los cines, dónde los distribuidores se imaginan que la gente no sabe leer, no tiene derecho a escuchar el inglés o es lerda visual y no alcanzará el ritmo de los diálogos en letritas.

Ciudad Guzmán está caracterizada por ser una ciudad universitaria, de estudiantes que tienen la necesidad de aprender y de practicar el idioma inglés, el idioma internacional por excelencia. Aprender inglés tiene implicaciones relevantes, porque además de poner a prueba el cerebro y estimularlo, puede a alguien ayudarlo a triunfar en su carrera, abrirle una línea de comunicación con las diferentes culturas del mundo, puede permitir mejorar la calidad de vida, representa la oportunidad para acercarlos a un mundo global aun en la aldea local, ya no se diga que consiente un acercamiento de primera mano a la información científica y tecnológica mundial.

No sé qué política errónea de Estado se está siguiendo o qué estrategia comercial le da soporte. Pero de lo que estoy seguro es que en la medida que alejemos a nuestros estudiantes del contexto de la enseñanza y práctica de los idiomas, menos aprenderán y las limitaciones autoimpuestas se exhibirán frente a sociedades que hoy corren en Ferrari por las autopistas del desarrollo, mientras que nosotros apenas vamos por vereda en burro.


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