Como cada año, únicamente en su natalicio recuerdan a otro hijo ilustre de
Zapotlán, ahora tocó el al escritor y diplomático Guillermo Jiménez, la
ceremonia realizada por el Gobierno Municipal se realizó al pie de su busto,
ahí en el lugar conocido como “El Testerazo”, ahí donde los caminos se abren -o
se abrían- para salir de la ciudad, por Manuel M Dieguez, “abajito del
Santuario”, donde lo peregrinos llegaban a pedir por un buen viaje, ahí mismo
en donde Juan José Arreola eternizó ese lugar en uno de sus cuentos, ahí
descansa la imagen de su maestro.
“Hay quienes no requieren de alguna fecha en especial para expresar lo mucho
que se ama a las personas, a las cosas, a la geografía, al terruño.. vamos a
evocar y a invocar juntos un doble y sentido homenaje: a Zapotlán y a Guillermo
Jiménez”, destacó el regidor Leopoldo Sánchez Campos, a quien le tocó el
discurso oficial.
En su discurso el regidor se refirió a la obra de Jiménez, a los esfuerzos que
se han hecho para no olvidar su obra, se dirigió a los alumnos de la
telesecundaria “Guillermo Jiménez”, turno vespertino, los cuales estaban ahí
para conocer al hombre por el cual como homenaje su escuela lleva tatuada su
nombre.
Concluyó el regidor: “en esta mañana, como decíamos al principio, estamos
obsequiando un humilde homenaje a Zapotlán y Guillermo Jiménez... al “autor que
siempre guardó a su terruño en lo más profundo del corazón” -como lo describe
su hija Margarita-, estamos de fiesta nuevamente en Zapotlán”.
Por su parte, Cayetano Chávez Villalvazo, dirigió unas palabras: “quiero
agradecer a las personalidades que con gran esfuerzo han trabajado porque
Guillermo Jiménez regrese al lugar al que le corresponde”. Criticó que nada más
se acuerden del escritor nada más el 9 de marzo, “sino que Jiménez sea un
personaje de la comunidad, el cual fue reconocido a nivel nacional, pero aquí
en Zapotlán no se le ha hecho”. Existe un busto, una biblioteca en la colonia
PROVIPO en homenaje y reconocimiento al escritor y diplomático.
Para finalizar Pedro Mariscal, leyó las últimas páginas de “Zapotlán”, el cual
hizo una alegoría y creo “mitos locales” a las tradiciones y personajes.
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