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miércoles, 8 de marzo de 2017

Los padres y madres de familia y la disciplina

*Rosa María Chávez Hernández



En las escuelas muchas veces existen problemas para mantener la disciplina de los alumnos. Más que una frase, este es un hecho incuestionable en la mayoría de los contextos educativos que vivimos diariamente maestros/as, padres y madres de familia. Los educandos no reconocen límites, muchas veces carecen de solidaridad y empatía hacia quienes les rodean y en general, no muestran respeto hacia autoridades y normas existentes.


Posiblemente a algunos de nosotros al mencionar la palabra disciplina inevitablemente nos conduzca al término autoridad, porque pertenecemos a generaciones pasadas y fuimos educados bajo otras condiciones. El concepto de autoridad está asociado con dureza, imposición y desagrado. Lo cual resulta paradójico cuando sabemos que esta palabra proviene de un vocablo griego que significa “ayudar a crecer”.

Hoy en día es muy difícil que los padres ayuden a crecer a sus hijos, por la presencia de varios factores que hacen la tarea complicada: ambos salen a trabajar y los hijos salvo las horas que pasan en la escuela, están bajo el cuidado de la persona que hace el aseo en casa, con las abuelitas y abuelos consentidores y desde luego, con la televisión los videojuegos e internet, que los ponen en contacto con un mundo lleno de imágenes agresivas e infinidad de estímulos visuales y auditivos.

El reto de los padres hoy es desarrollar la inteligencia emocional de los hijos en un marco de responsabilidad y respeto hacia la sociedad. Y por supuesto, el mayor de los retos es encontrar el tiempo para hacerlo.

Los padres deben tener presente que sus hijos son educados para ser adultos, no para seguir siendo niños. Adultos productivos, portadores de valores y virtudes, integrados a la sociedad. Es decir, seres humanos plenos y felices.

La clave está entonces en encontrar un punto de equilibrio entre dos posturas extremas. Para lograrlo necesitamos hacer un alto en el camino que nos permita reflexionar y trazarnos una mejor ruta. Finalmente, no olvidemos que el lograr establecer una disciplina efectiva requiere de estructura, firmeza, conocimiento, valores, sensibilidad y empatía entre otras cosas. Debemos Establecer reglas claras y las consecuencias lógicas al acto. Éstas son distintas para cada familia, según la estructura y valores de la misma.

*Asesora del Centro de Actualización del Magisterio de Cd. Guzmán, Jal.



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