*Martha
Catalina Álvarez Godoy
“El hombre valeroso debe ser siempre cortés
y debe hacerse respetar antes que temer”,
Quilón de Esparta.
La
comunicación es el proceso más importante de la interacción del ser humano, es
necesario promover habilidades sociales desde las primeras etapas de desarrollo
y aprendizaje para llegar a la edad adulta con esas habilidades desarrolladas.
Si nos
ubicamos en las etapas iniciales del desarrollo, el ser humano busca la forma de
comunicarse con los demás, dar a conocer lo que necesita aun siendo pequeño,
sea la atención para cuidados básicos como la alimentación, aseo o algún
malestar que siente; a través del llanto o balbuceos incipientes lo expresa
constantemente; aprende la lengua materna como primer vínculo de comunicación.
Conforme crece y se desarrolla, amplía su repertorio comunicativo y la forma
adecuada de hacerlo, si se le brinda la estimulación y educación oportuna para
orientar su proceso de aprendizaje; adquiere confianza y seguridad para
expresar con propiedad lo que piensa, quiere o siente, caso contrario si es
inhibido desde niño aprende a callar, a conformarse con la decisión y voluntad
de los demás creyendo que así debe ser.
Cabe
recordar cómo fue el ambiente de aprendizaje en casa y la escuela en torno a las
oportunidades y espacios de motivación para externar ideas y puntos de vista
personales, si fuimos enseñados a respetar las divergencias de los demás para
comprender ahora el precedente de tales conductas. Esto nos lleva a
preguntarnos e identificar cómo nos comunicamos con los demás, cual es el estilo de comunicación que con más frecuencia
usamos: Asertivo, agresivo o pasivo, pero ¿a qué se refiere la asertividad?
En
palabras de Anguiano América “Suele definirse como un comportamiento
comunicacional maduro en el que la persona ni agrede ni se somete a la voluntad
de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.”
“La
comunicación asertiva es la forma de expresión consciente, congruente, clara,
directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar o defender nuestras ideas y
sentimientos sin herir a nadie, actuando desde un estado de autoconfianza.” La
persona es sociable, expresiva y toma sus propias decisiones.
La
comunicación agresiva en cambio se ejerce en defensa de los derechos
personales, el sujeto logra sus
propósitos a costa de los demás, suele actuar con impulsividad, es explosivo, se mete en las
decisiones de los demás.
En la
comunicación pasiva el individuo manifiesta un comportamiento también pasivo,
permite que los demás quebranten sus derechos, se aprovechen de él,
difícilmente logra sus objetivos, se siente frustrado, infeliz, se muestra
inhibido y retraído, permite que otros decidan por él.
Fundamental
analizar concienzudamente nuestro comportamiento en torno a la forma de
comunicarnos con los demás, no solamente para darnos cuenta de lo apropiado o
inapropiado de esa conducta, sino para evitar herir susceptibilidades que
inhiben a otros. Es necesario promover ambientes adecuados que brinden la
oportunidad de desarrollar en aquellas personas las habilidades sociales requeridas
para un mejor desempeño futuro, en el que impere la comunicación asertiva que
fortalece las relaciones interpersonales en los ámbitos en los que nos
desenvolvemos familiar, laboral y social.
*Asesora
del Centro de Actualización del Magisterio.
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