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jueves, 30 de marzo de 2017

El artífice de la discordia



Arturo Zamora

Las Fuerzas Armadas han sido siempre pilares de estabilidad, seguridad y paz del Estado mexicano. Son ejemplo de servicio y lealtad con nuestro pueblo. Han defendido —a costa de la vida de muchos de sus elementos— nuestro territorio de amenazas internas y exteriores.


En la última década, las Fuerzas Armadas han mantenido la seguridad y la paz en diversos puntos de nuestro territorio, acudiendo al llamado de los tres órdenes de gobierno ante el embate de la delincuencia organizada.

Soldados y marinos son quienes están más pronto y cerca de los ciudadanos en momentos de emergencia o desastres naturales, permitiendo que la población damnificada tenga refugio y alimento y que sus localidades vuelvan a la normalidad en poco tiempo.

Por todo lo anterior, la ciudadanía valora a las Fuerzas Armadas como la institución más confiable, porque así lo viven de manera cotidiana.

En los últimos días, las Fuerzas Armadas han sido objeto de señalamientos infundados e irresponsables, que revelan una gran ignorancia de su historia y de su delicada función en los difíciles momentos que atraviesa la nación.

Primero, Andrés Manuel López Obrador les imputaba haber masacrado a menores de edad en el estado de Nayarit, en un operativo impecable en que fue ultimado el líder de un peligroso grupo criminal.

Luego, apenas la semana pasada en Nueva York, el mismo líder de Morena respondió al justo reclamo de uno de los padres de los jóvenes desaparecidos en Iguala, acusando al Ejército por estos hechos.

Estas expresiones son sumamente graves, no sólo por la ligereza con que lanza acusaciones de serias implicaciones jurídicas, sino porque revelan la verdadera convicción de un hombre que pregona la filosofía de una república amorosa y hasta concede el perdón a sus adversarios, pero cuya íntima convicción es de desprecio a las instituciones, de discordia social y vulgar ambición de poder.

Por si quedara duda de lo que piensa el dueño de Morena, hay que leer su reciente publicación 2018, la salida, sólo para confirmar que AMLO no dedica una sola frase de reconocimiento a las Fuerzas Armadas, y sí las acusa de asesinatos, desaparición de personas y de corrupción.  
  
Lo que verdaderamente busca López Obrador es dividir al país, enfrentando a la ciudadanía con aquellos que dan su vida por mantener la estabilidad, la paz y las instituciones democráticas.
Como lo dijo el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza: “López Obrador no está capacitado ni merece aspirar a ser Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas”.

Confrontar y denostar al Ejército desenmascara la ignorancia y la ausencia de compromiso social de quien por obsesión busca tomar por asalto el poder.

Actuando de manera constructiva y responsable, debemos seguir avanzando en dos frentes. Por una parte, los gobiernos estatales y municipales deben asumir con responsabilidad sus competencias en materia de seguridad pública, integrando policías efectivas, capacitadas y leales con la ciudadanía, de modo que el Ejército y la Marina se retiren paulatinamente de las tareas que han venido desarrollando de manera supletoria.

Por otra parte, el Poder Legislativo debe trabajar con seriedad para que las Fuerzas Armadas cuenten con un marco jurídico en materia de seguridad interior que dé certeza a las corporaciones militares como garante de la paz y seguridad a las instituciones y a los ciudadanos, salvaguardando el ejercicio de sus libertades y el respeto de sus derechos.

                * Senador de la República.


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