La Conferencia Mundial de Turismo Sostenible, reunida en Lanzarote, España, del
24 al 29 de abril de1995, redactó la Carta de Turismo Sostenible, compuesta por
los siguientes puntos:
El
desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es
decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente
y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.
El desarrollo sostenible es un proceso orientado que contempla una gestión
global de los recursos con el fin de asegurar su durabilidad, permitiendo
conservar nuestro capital natural y cultural, incluyendo las áreas protegidas.
Siendo el turismo un potente instrumento de desarrollo, puede y debe participar
activamente en la estrategia del desarrollo sostenible. Una buena gestión del
turismo exige garantizar la sostenibilidad de los recursos de los que depende.
El
turismo ha de contribuir al desarrollo sostenible, garantizando su integración
en el entorno natural, cultural y humano, debiendo respetar los frágiles
equilibrios que caracterizan a muchos destinos turísticos, en particular las
pequeñas islas y áreas ambientalmente sensibles. La actividad turística deberá
prever una evolución aceptable respecto a su incidencia sobre los recursos
naturales, la biodiversidad y la capacidad de asimilación de los impactos y
residuos producidos.
La
actividad turística ha de considerar los efectos inducidos sobre el patrimonio
cultural y los elementos, actividades y dinámicas tradicionales de las
comunidades locales. El reconocimiento de estos factores locales y el apoyo a
su identidad, cultura e intereses, deben ser referentes obligados en la
formulación de las estrategias turísticas, especialmente en los países en vías
de desarrollo.
La
contribución activa del turismo al desarrollo sostenible presupone
necesariamente la solidaridad, el respeto mutuo y la participación de todos los
actores implicados en el proceso, tanto públicos como privados. Esta
concertación ha de basarse en mecanismos eficaces de cooperación a todos los
niveles: local, nacional, regional e internacional.
La
conservación, la protección y la puesta en valor del patrimonio natural y
cultural, representa un ámbito privilegiado para la cooperación. Por parte de
todos los responsables, esta actitud implica un auténtico reto de innovación
cultural tecnológica y profesional, que además exige realizar un gran esfuerzo
por crear y desarrollar instrumentos de planificación y de gestión integrados.
Los
criterios de calidad orientados a la preservación del destino turístico y a la
capacidad de satisfacción del turista, determinados con las comunidades locales
y basados en los principios de desarrollo sostenible, deberían ser objetivos
prioritarios en la formulación de las estrategias y proyectos turísticos.
Para
participar en el desarrollo sostenible, el turismo debe asentarse sobre la
diversidad de oportunidades ofrecidas por la economía local, garantizando su
plena integración y contribuyendo positivamente al desarrollo económico local.
Toda
opción de desarrollo turístico debe repercutir de forma efectiva en la mejora
de la calidad de vida de la población y contemplar una incidencia e
interrelación positiva respecto a la identidad sociocultural.
Los
gobiernos y autoridades competentes, con la participación de las ONG’s y las
comunidades locales, deberían acometer acciones orientadas a la planificación
integrada del turismo como contribución al desarrollo sostenible.
Reconociendo
que la cohesión social y económica entre los pueblos del mundo es un principio
fundamental del desarrollo sostenible, urge impulsar medidas que permitan un
reparto más equitativo de los beneficios y cargas productivas por el turismo.
Ello implica un cambio en los modelos de consumo y la introducción de métodos
de fijación de precios que permitan la internalización de los costes
medioambientales. Por parte de los gobiernos y las organizaciones
multilaterales urge reorientar las ayudas relacionadas con el turismo, en especial
aquéllas que impliquen efectos negativos sobre el medioambiente. En este marco
es necesario investigar en profundidad sobre la aplicación de instrumentos
económicos, jurídicos y fiscales internacionalmente armónicos, que aseguren el
uso sostenible de los recursos en materia turística.
Las
zonas vulnerables desde el punto de vista ambiental y cultural, tanto las
actuales como las futuras, deberán recibir prioridad especial en materia de
ayuda financiera y cooperación técnica al desarrollo turístico sostenible.
También han de recibir tratamiento especial las zonas degradadas por los
modelos turísticos obsoletos y de alto impacto.
La
promoción de formas alternativas de turismo coherentes con los principios de
desarrollo sostenible, así como el fomento de la diversificación, constituyen
una garantía de estabilidad a medio y largo plazo. Para perseguir este fin, es
necesario asegurar y reforzar de forma activa la cooperación regional,
particularmente en el caso de las pequeñas islas y áreas de mayor fragilidad
ecológica.
Los
gobiernos, la industria turística, las autoridades y las ONG’s responsables el
turismo deberán impulsar y participar en la creación de redes abiertas de
investigación, difusión, información y transferencia de conocimientos en
materia de turismo y tecnologías turísticas ambientalmente sostenibles.
La
definición de una política turística de carácter sostenible requiere
necesariamente el apoyo y promoción de sistemas de gestión turística
ambientalmente compatibles, de estudios de viabilidad que permitan la
transformación del sector, así como la puesta en marcha de proyectos de
demostración y el desarrollo de programas en el ámbito de la cooperación
internacional.
Los
organismos, y en particular las asociaciones y ONG’s con actividades relacionadas
con el turismo deberán diseñar los marcos específicos de acciones positivas y
preventivas para el desarrollo turístico sostenible y establecer programas que
apoyen la ejecución de dichas prácticas. Realizarán el seguimiento de los
logros alcanzados, informarán de los resultados e intercambiarán sus
experiencias.
Habrá
de prestarse una atención especial al papel del transporte y sus efectos sobre
el medio ambiente en la actividad turística, así como al desarrollo de
instrumentos y medidas orientadas a reducir el uso de energías y recursos no
renovables, fomentando además el reciclaje y la minimización de residuos en las
instalaciones turísticas.
Con el
fin de que el turismo pueda ser una actividad sostenible, es fundamental que se
adopten y pongan en práctica códigos de conducta que favorezcan la
sostenibilidad por parte de los principales actores que intervienen en la
actividad, en particular por los miembros de la industria turística. Dichos
códigos pueden constituir instrumentos eficaces para el desarrollo de
actividades turísticas responsables.
Deberán
ponerse en práctica todas las medidas necesarias con el fin de sensibilizar e
informar al conjunto de partes implicadas en la industria del turismo, ya sea a
nivel local, nacional, regional o internacional, sobre el contenido y los
objetivos de la Conferencia de Lanzarote.
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