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martes, 7 de febrero de 2017

Rosario Marín



Víctor Hugo Prado


En las últimas semanas he tenido la fortuna de leer en Milenio dos esplendidos artículos de Rosario Marín, ¿Quién es Rosario Marín? Señala la revista Forbes que ella fue el 41 tesorero de Estados Unidos, y como tal se convirtió en el primer funcionario de origen mexicano en ocupar ese cargo en la administración del presidente Bush. Con ello había vencido los obstáculos que enfrentó como inmigrante y aseguró su lugar en la historia de ese país.


“Rosario tuvo que trabajar al mismo tiempo que estudiaba. Acudió a la universidad por las noches, mientras que durante el día realizaba diversas labores que iban desde ser recepcionista hasta trabajadora en la manufactura. Con su título universitario bajo el brazo, consiguió trabajo en la banca. Sin embargo, en 1985, el nacimiento de su hijo Erick, con síndrome de Down, dio un vuelco a su vida. Se convirtió entonces en una fiera defensora de las familias que tienen hijos con este padecimiento. En 1987, Rosario creó el grupo Fuerza para dar apoyo a las familias hispanas con niños que padecen alguna discapacidad”.

Por cierto el primer artículo que leí es una argumentación fina y excelsa con la que justificación la ignorancia del comentarista deportivo José Ramón Fernández quien señaló que el árbitro central de la final del futbol mexicano “fue un desastre, un invento, tiene Síndrome de Down”, dicho como sinónimo de estúpido, malhecho o desmedro humano. Lo puso en su lugar. Le dijo con una insuperable diplomacia que “un ser humano con Síndrome de Down es ante todo digno y respetable. Sus facultades son disímiles porque tiene una alteración genética, un cromosoma extra en el par 21, lo cual conlleva limitaciones que se manifiestan en grados de retraso mental y problemas físicos, cardíacos, visuales, auditivos, musculares y otros. Le pidió rectificar y más allá encabezar una “campaña para combatir la ignorancia, impulsar el bienestar y recaudar fondos para gestionar la atención de este tipos de personas maravillosas”.

El segundo artículo es una defensa de su mexicanidad, en el que narra la posición de respeto y de fortalecimiento de vínculos entre EU y México promovidos por George W. Bush, de la admiración que ese presidente tuvo hacia México: la capacidad de su fuerza de trabajo, la belleza polícroma de sus tradiciones y regiones y los sólidos principios de su gente.

Para Rosario Marín las 10 medidas para guiar la relación con EU impulsadas por el gobierno son pertinentes, entre ellas: defender a nuestros connacionales en calidad de migrantes, repudiar la construcción del muro y no reunirse con Trump en tanto que no nos respete, son medidas correctas.

Las corrientes de solidaridad hacia nuestro país se dejan ver en la Unión Americana y muchas partes del mundo. La repulsión de Trump a lo latino, su odio a México, podrá permanecer en su posición personal pero no perdurará como una política de Estado, no nos queda más que mantener la posición digna de rechazo a quien pretenda mancillar nuestra nación.


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