José
Luis Vivar
En el
cine hay diferentes maneras de manejar el género del Thriller. Por los regular
el planteamiento clásico -al cual recurren muchos cineastas-, es el que se establece
en los primeros minutos de la historia: una causa que habrá de generar uno o
varios efectos durante el tiempo que dure la película; esto, si está bien
planteado conectará al espectador y no se despegará de la pantalla hasta llegar
al desenlace, que puede o no ser variable.
Sin
embargo, existen historias que son manejados de manera contraria a lo
convencional. Esto es, que no definen desde un principio lo que va suceder,
porque pareciera que les sobra el tiempo de proyección. Desde luego, para el
espectador exigente una trama así le puede resultar tediosa, por no decir
aburrida. Por esa razón es necesario que los esquemas propios del género del
Thriller sean respetados para no desequilibrar. Algo así sucede con El
Protector (Blackway, Dir. Daniel Alfredson)
Lilian
(Julia Stiles), una chica que regresa a su pueblo natal, se encuentra acosada
sexualmente por el sicópata Blackway (Ray Liotta), ex ayudante del Sheriff
local, y quien es algo así como el jefe de la plaza de la población, y que para
su mala fortuna, Lilian comprueba cuando al presentar la denuncia el mismo
Sheriff le sugiere dos cosas: que se olvide del tipo, o que se vaya del pueblo.
Esto en vez de amedrentarla, la fortalece y busca ayuda en alguien al margen de
la ley.
En su
desesperada búsqueda se topa con el viejo Lester (Antony Hopkins), que trabaja
en un aserradero y mata el tiempo libre construyendo figuras de rehiletes,
mismas que fija en las bardas de su casa, y su ayudante Nate (Alexander Ludwig),
joven tartamudo pero noble, que deciden buscar y darle su merecido al tal
Blackway.
Solo
que el viaje no es al exterior como pudiera imaginarse, sino al interior del
mismo contexto: el pueblo y sus alrededores. Los incidentes que enfrenta el
trío de amigos permiten conocer un poco más la vida de Lilian y de Lester. Por
medio de Flash Backs descubrimos las razones de la chica y el odio silencioso
del viejo. Estas coincidencias sin ser reveladas los unen hasta el grado de
entrometerse en los negocios del mafioso.
Entre
palizas y destrucción de narco laboratorios, la trama parece perder rumbo
porque no aparece a quien con tanto ahínco buscan. Blackway sin embargo, va
recogiendo los restos que dejan sus perseguidores. Lo enfurece y teme porque
sabe que su búsqueda no será para reclamarle sino para quitarle la vida. No es
vano el lema de la película: algunas veces la venganza es la única respuesta. Y
vaya que lo es por cuando por fin se encuentran sucede lo podríamos llamar un
final largamente anunciado, pero con un ritmo lento, como lo es la conclusión
misma.
Las
opiniones en torno a El Protector se dividen. Para unos es un Thriller soso y
cansado como el personaje de Hopkins; para otros es una puesta en escena
diferente que no por ser así le resta emoción.
Entretenida
de principio a fin por los diálogos de los protagonistas y por el coro de
viejos que en un cuchitril relatan sus cuitas y evocan las hazañas y
desventuras del trío que mientras tanto sigue buscando al criminal que da el
título a la película en su idioma original.
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