>Un
momento por favor
José de Jesús Juárez Martín
Un libro
cerrado es como la bella durmiente, hay que leerlo para que al
despertar produzca esa revolución en nuestra personalidad, y se convierta
en adalid de vida a futuro que tiene tanto de experiencias,
imaginación y anhelos circunscritos a lo personal y social en la
construcción de nuevas realidades.
Leer es
gratificante, nuestra experiencia se reacomoda y es un estímulo para continuar
con renovada energía. El libro Cultura y Artes Populares de Zapotlán el
Grande editado en 2014, tiene varios aspectos interesantes que pretendo
hacer un bosquejo como expresión. Es el libro, un trabajo colectivo con la
coordinación de Rosa Elena Arellano Montoya del CUSur, cubre objetivos
académicos de rescate de aspectos socioculturales desglosado en doce
partes, algo de lo esencial de nuestro entorno, lleva connotaciones
ilustrativas la dedicatoria, presentación, prólogo y primer Capítulo a los que
me refiero en este inicial comentario escrito.
La Dedicatoria es
a la memoria de don Juan S. Vizcaíno, personaje que logró poner en orden y
presentable el Archivo Municipal en forma ejemplar cumpliendo la
encomienda de la entonces Alcaldesa, la Maestra María Elena Larios, lo comunica
en cuartilla y media la Mtra. Nélida Villafuerte Cosme.
La Presentación,
vívida y vivida “Desde las cumbres de Zapotlán”, cercanas y a distancia; la
presentación del libro luce detalles de percepción del alma del pueblo indígena
hermanada por Fray Juan de Padilla en su prédica y fe que fortalece las
manifestaciones musicales y por ende las dancísticas. Nos hablan de muchos otros
personajes de estas tierras que dejan obra y huella artística, formativa de la
región, la pluma ágil, conceptual, singular del Mtro. Víctor Manuel Pazarín da
pinceladas históricas como reflejos de una cultura consolidada que emerge
desde la época prehispánica.
El Prólogo a
cargo del Rector Ricardo Xicoténcatl García Cauzor, con un inicio contundente:
“la cultura es a la sociedad lo que la huella digital es al individuo” y dejar
enfatizado que cada capítulo diferente es a la vez integrador de una
realidad vivida por los pueblos en el pasado y que perviven con
trayectoria de futuro. Doce capítulos aglutinando el estilo sureño en sus
manifestaciones de fe, musicales, hábitos culinarios, laborales, formas de
curación física y mental, culturales, etc. con ráfagas de vientos del nevado,
destellos y sonidos de erupción que irrumpen por las noches de fiesta y
acercamiento con augurios de futuro con particularidades de identidad sureña
jalisciense, motivación para cumplir y crear con trabajo cotidiano.
VISIÓN RETROSPECTIVA DE LAS
ARTES
Y LAS HUMANIDADES
Y LAS HUMANIDADES
El
Maestro Eduardo Etchart enfoca sus comentarios a esta región con centro en
Zapotlán el Grande, el protagonismo del Fray Juan de Padilla es esencial,
aprecia la sensibilidad de los nativos y para adoctrinarlos utiliza con
éxito la música, canto, danza, representaciones; con artistas, constructores,
que iniciaban a los pobladores en el culto y fe de la católica España.
Su
sentido histórico fundamenta las repercusiones de la conquista de Tenochtitlan
de 1521 por los españoles, que avanzaban conquistando con violencia y armas:
Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Nuño Beltrán de Guzmán y una conquista
espiritual por los misioneros franciscanos inicialmente. Increíble
dualidad, en pugna y complicidad constante, dos visiones contrarias,
conquistas simultáneas de la Nueva España que se cuentan con unicidad y forjan
una nacionalidad.
Con
sufrimiento, esperanza, resistencia, trabajo, obediencia; construyeron la
cultura esencial del México en formación, todo fue producto del pueblo ante la
inquisidora mirada eclesial. Toda obra de endurecidas manos e ingenio de
mexicanos, plasmado en lienzos, literatura, templos, música, fachadas, danzas,
poblaciones, devociones en evolución en la vorágine de esta globalizada
época.
Al
finalizar el maestro Eduardo, cierra con “broches de oro”, uno musical que
testimonia en su escrito; la existencia de bandas dirigidas por ameritados
músicos: José Rolón y Petronilo López con muchos otros músicos que fortalecían
el gremio con depurada calidad, deja incógnitas del destino de la producción
pictórica ¿conservada por particulares en la intimidad? ¿la pintura religiosa
con los “franciscanos”? Y finaliza con la mención de un escritor
sacerdote en verso, Alberto Contreras García digamos reciente, con buenas
obras de 1979 y 1981.
Es
legado de ser y hacer de comunidades que vivieron, viven y trascienden
en el valle de privilegios naturales y mentes preclaras, es
experiencia y realizaciones de imaginación humana.
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