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miércoles, 22 de febrero de 2017

Al maestro de mis hijos





Samuel Gómez Patiño


Cuando tengas oportunidad de sentarte a platicar con un niño vas a recordar los sueños que tenías tú en la niñez y, quizás vas a poder evaluar lo que haces ahora de adulto. Quiero comentarte que al escuchar a un niño (a) comentar lo que quiere ser cuando crezca; “quiero ser maestro para enseñarle a los niños”, me parece hermoso.


A veces pienso que les falta a algunos maestros recordar porque se prepararon para la enseñanza, y la importancia de hacer bien su trabajo. Recordar su ideal de cuando eran niños.

Bueno, quiero comentarles una historia con uno de los maestros de Samuel mi hijo, Jorge. Me parece que tuvo una influencia importante en mis dos hijos, ya que los recibió en primer año y siguió en segundo con cada uno de ellos. Recuerdo que era un maestro muy joven, quizás iniciando sus primeros grupos. Samuel siempre fue muy inquieto, nunca le gusto que le llamaran la atención y por esa razón siempre cumplía con sus tareas y trabajos escolares. Un día el maestro nos comentó que escribió la tarea en el pizarrón para que los niños lo escribieran en su cuaderno antes de salir de la escuela y, Samuel la termino antes de retirarse lo cual lo llevaba a distraerse ya que se adelantaba a los demás, entonces se le ocurrió poner a mi hijo a revisar las tareas de los demás para que las escribieran bien y de esa manera le encontró una ocupación para que el niño no se aburriera e interrumpiera el trabajo de los demás. Me pareció ingenioso del maestro, al buscar una solución que le ayudo a todos.

En otra ocasión, llegue con mis hijos a la escuela y ya que estaban en el turno vespertino los dejaba a la 1:00 y regresaba a las 5:00 de la tarde. Me regresaba al trabajo, a mis clases en la universidad, pero ese día en particular estaba lloviendo mucho, algo extraño en Tijuana, ya que estamos en una zona más desértica a pesar de estar en la costa; los dejes confiados en que estarían resguardados del clima y mi sorpresa al regresar es que el director ordeno cerrar la escuela y que los niños se retirarán a sus casas, todo esto sin previo aviso a los papás. El problema es que mis hijos al igual que otros niños no podían retirarse a la casa ya que quedaba lejos, por lo que tuvieron que quedarse fuera del salón mojándose hasta que regrese por ellos. Se me hizo muy irresponsable del director tomar la decisión de cerrar la escuela sin avisar a los padres para que no dejáramos a nuestros hijos, y en cambio el y los maestros se fueron y dejaron la escuela sola con los alumnos mojándose con la lluvia. Al día siguiente hablé con el maestro Jorge y le comenté que no me había parecido tal acción.

Para mi mala suerte, ese mismo día cuando ya estaba en mi trabajo se soltó otra tormenta por lo que regrese a recoger a mis hijos y recorrer los 20 kilómetros aproximadamente de distancia lo más rápido posible, pensando que mis hijos otra vez estaban bajo la lluvia fuera de la escuela. Cual sería mi sorpresa cuando llegue y vi que sólo había un salón con luz y todos los niños de cualquier grado estaban dentro con el maestro Jorge, haciendo sus tareas y esperando que los padres los recogieran. Me explico que le dijo al director sobre la queja del día anterior y que le pidió permiso para quedarse hasta que llegaran por cada uno de ellos. Mis hijos todavía recuerdan con cariño a su maestro de primero y segundo de primaria. Nos demostró el gusto que tiene por su profesión.

En cambio, cuando Samuel cursaba el sexto de primaria mi señora recibió una notificación de mal comportamiento y tuvo que asistir con la directora de la escuela ya que querían suspender a mi hijo por tirar al suelo a una compañera. Mi esposa, en la reunión con la autoridad de la escuela y la madre de la afectada, les comento que la niña ya tenía dos años molestando a Samuel, pero como le habíamos enseñado, él acudía con la autoridad (en este caso con su maestra) y denunciaba el problema, pero la profesora lo ignoraba y trataba el asunto como un problema entre niños y al dejar que la niña siguiera molestando a mi hijo, este reacciono un día y enfadado la aventó, de tal manera que la niña cayó al suelo (afortunadamente no le paso nada), y por eso lo querían castigar. Al final le llamaron la atención a la maestra y a la madre de la niña. ¿Cuántas historias no has escuchado de maestros que no entienden la importancia de su trabajo? Espero que sean pocas.

La próxima semana los maestros que dieron rumbo a mi vida.


Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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