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martes, 24 de enero de 2017

¿Cómo enfrentará la economía mexicana la actual crisis?


 
Lilián Solórzano

No importa la época o el lugar en que se dé, cualquier crisis conllevará ganadores y perdedores.




 El problema de los factores que se están acumulando este 2017 es el desequilibrio propiciado por las crisis económica y política que atraviesa México, las cuales están dejando muchos más perdedores, afirma Ignacio Román, doctor en Estructuras Productivas y académico del ITESO.

 Es tal la incertidumbre en relación con varios ingredientes clave para la economía mexicana (el peso, Pemex, la volatilidad de las tasas de interés, el endeudamiento de millones de ciudadanos, las amenazas de Donald Trump, el aumento del precio de las materias primas importadas y el crecimiento de la desigualdad) que Román vislumbra la posibilidad de que estos tiempos sean, a largo plazo, un verdadero parteaguas a escala mundial.

 “Estamos ante la gran oportunidad de mostrar el fracaso de las políticas de liberalización de los últimos 35 años y de poder, auténticamente, implementar una lógica de pensamiento distinto”. Y es que, para él, Trump no es el problema, sino un síntoma.

 “Los resultados que estamos viendo no son producto del aumento a la gasolina, no son producto de que Trump haya ganado, no son producto de ninguna circunstancia coyuntural inmediata. Tenemos un problema de estructura que lleva muchísimo tiempo. Es una oportunidad de cuestionarlo y enfrentarlo para construir realmente algo diferente”.

 Esto en lo que se refiera al largo plazo. Sin embargo, el análisis a corto y mediano plazo sí le permite revisar cómo algunos sectores productivos sobrellevarán mejor que otros el actual temporal.

 “Un primer beneficiario es el productor de bienes nacionales con bajos componentes de importación y que le venda al mercado interno: empresarios pequeños y que no estén seriamente endeudados con los bancos, artesanos, agricultores, productores de alimentos, muebles o textiles”, explica Román.

 Otros beneficiarios directos, siempre y cuando no haya deportaciones masivas, son los millones de familiares de mexicanos que envían dinero desde Estados Unidos.

 “Estamos en un momento récord en la historia de México de envío de remesas [entre enero y septiembre de 2016 se rebasaron los 20 mil millones dólares, el mayor flujo desde 1995], así que puede haber una dinamización de inversión en las comunidades receptoras”, señaló.

  ¿Compro dólares?

 ¿Qué recomienda un economista en este sentido? ¿Es esta una medida que beneficie a la economía nacional o únicamente a quien adquiere los billetes verdes?

 “Normalmente no sugiero compra de dólares, no porque no convenga a nivel individual, sino porque entre más sugiramos comprar divisas, más estamos propiciando niveles mayores de devaluación”, expone Román.

“Cuando históricamente los gobernantes en México han dicho que el peso no se va a devaluar más y que tenemos fortaleza, lo peor que pueden hacer es decir que las cosas están tronando, aunque así sea, porque es el aviso para que todos digan ‘vámonos’”.

Y para muestra, recordó el “Error de diciembre”. 

“Jaime Serra Puche [entonces secretario de Hacienda y Crédito Público] cambió la banda de flotación del peso mexicano de 3.50 a 4 pesos, fue como decir: ‘Adiós, fuga, ya no hay dinero’, y a los tres días el dólar estaba arriba de los siete pesos”.

En este mismo sentido, Román cuestionó el comportamiento de Agustín Carstens en sus últimos días como gobernador del Banco de México, al que renunció el 1 de diciembre, justo después de la victoria de Trump.

“Lo que hizo Carstens fue irresponsable y propició una devaluación mayor. Prefiero al Carstens que decía ‘la crisis de 2008 va a ser un catarrito’ al que dice ‘con Trump esto va a ser un terremoto, un huracán y un tsunami’. Al decir eso dio el banderazo de salida para que se fuera todo el dinero”. 


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