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miércoles, 4 de enero de 2017

Belleza inesperada

Samuel Gómez Patiño


 


El amor, el tiempo y la muerte tres ideas abstractas pero que pueden dar gran significado a nuestra vida.

Howard, el personaje principal de la película “Belleza inesperada” inicia motivando a los empleados de su empresa señalando estos tres conceptos mostrando como todo buen líder, su pasión pero sobretodo el convencimiento de lo que dice.




Cuando niños nos fascinaba ayudar con los quehaceres de la casa, aunque en realidad lo tomábamos como un juego así, barrer, trapear o lavar los trastes nos divertía el problema fue cuando crecimos y nos dimos cuenta que es un trabajo y lo vemos como una obligación.

Observa a cualquier empleado, por ejemplo, una cajera de un banco (de los que no existen en México). Te atiende con enfado, te hace sentir como si tuvieras la culpa por el hecho de entrar a la sucursal de que tenga ella que trabajar, probablemente te conteste de mala gana y te haga sentir mal. Cuando la empleada no está a gusto con lo que hace lo va a reflejar en su forma de atenderte.

 A veces, cuando voy a correr por las mañanas al parque cercano a mi casa, la persona encargada del mantenimiento, un señor ya mayor lo puedes mirar muy temprano recogiendo la basura, cuidando de regar bien los árboles y plantas dentro del lugar y preocuparse por las personas que temprano disfrutamos del lugar o que hacemos ejercicio. Te saluda amablemente y si ocupas algo es muy solicito para ayudarte.

Probablemente ella gane más que él. Está dentro de la sucursal con un clima controlado, él trabaja a la intemperie y además entra más temprano a trabajar. Ella es mucho más joven y él está en el ocaso de su vida. Lo que diferencia a los dos, seguramente es su actitud. Ella debe sentirse encerrada, aburrida o quizás desilusionada de lo que ha logrado, el señor encuentra que todavía es útil, que puede ganarse su propio dinero, me parece que se siente vivo.

Todo lo que hacemos en la vida hay que hacerlo con amor, alguien dijo que venimos a servir y de eso se trata, tratar a los demás como deseamos ser tratados. ¿Cuándo fue la última vez que la agradeciste a alguien por hacerte sentir bien con un abrazo, con un aplauso, con un gracias o simplemente con una sonrisa?

Un relato atribuido a Albert Einstein sobre el tiempo que me parece muy ilustrativo nos dice que si pones la mano sobre el fuego unos segundos sentirás como si fueran horas y, la contraparte si estábamos dos horas en una cena con la mujer de nuestros sueños vamos a sentir que estuvimos unos segundos. En el primer ejemplo el tiempo se convierte en eternidad mientras que en el segundo se vuelve efímero. El tiempo es relativo, nuestros antepasados no marcaban el año con 365 días por lo que me pregunto si en verdad hemos vivido los miles de años que presumimos.

No debemos considerar el tiempo como que nunca se acabará y desperdiciarlo todo el tiempo. Nadie en su lecho de muerte se va a arrepentir de no haber pasado más tiempo en su oficina. Hay que equilibrar el tiempo en la vida, en nuestro trabajo, en nuestra familia, a nosotros mismos como nuestra salud sin olvidar el esparcimiento y las relaciones interpersonales. Si hay algo justo en la vida es el tiempo: 24 horas para cada uno, ni más ni menos.

La mejor historia sobre la muerte la escuche en el velorio de un amigo cuando el sacerdote explicaba sobre la resignación de ver partir a un ser querido. La mayoría de las religiones, sino es que todas, hablan de ir a un lugar mejor, sin dolor, tristezas, hambre, al lugar ganado después de nuestras buenas acciones, y lo comparaba con la partida de nuestros hijos a estudiar al extranjero; entonces comentaba que porque llorábamos su partida, si lo que al final iba a lograr era ser un mejor profesionista y debería alegrarnos el saber que iba a progresar. Lo mismo con la muerte, podemos sentir tristeza y llorar por su partida, pero al final debemos sentir la alegría de que ya está en un mejor lugar.

Para mí la muerte debe ser la parte trascendental de la vida, no podemos partir sin haber dejado un legado a los demás. Og Mandino se refería a la muerte como el miedo al cambio; en una conferencia hacía referencia a que temíamos a la muerte porque desconocemos que hay después de ella. Lo comparaba con el nacimiento, después de meses de tranquilidad, de no sufrir por el frio, el calor, el hambre, etc., tiene que llegar a un mundo desconocido para él, por lo que la transición de estar en el vientre de la madre a salir de él, puede ser hasta traumático para un bebé.

Trascender en la vida tiene que ver con hacer las cosas con amor (hasta los más pequeños detalles) en el tiempo que nos toca vivir y disfrutar hasta el final, cuando la muerte nos visite.
Steve Jobs, un líder extraordinario de nuestro tiempo.

Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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