jueves, 26 de enero de 2017

Aliados








José Luis Vivar

Un romance teniendo como fondo la Segunda Guerra Mundial, llama la atención. Ese mismo romance entre dos personajes de diferentes países aliados, garantiza el éxito. Y todavía más: si el mencionado romance es protagonizado por dos espías, el resultado puede ser una muy buena película.

Al menos eso es lo que se espera de Aliados (Allied, Robert Zemeckis, 2016), película que se ubica en 1942, donde un solitario paracaidista británico llamado Max Vatan (Brad Pitt), agente del Servicio de Inteligencia Canadiense,  cae en las cálidas arenas del Marrueco francés, ocupado por las fuerzas nazis, para unirse en Casablanca a una misión secreta con Marianne Beausejour (Marion Cottillard), agente de la Resistencia Francesa.

Lo que al principio parece ser un rutinario romance que no llegará más allá del objetivo que une a ambos espías, conforme avanzan los minutos y los incidentes un tanto cursis, se transforman en una atracción mutua que desencadena una pasión tan intensa como la tormenta de arena en que ambos quedan atrapados dentro de un auto, en la víspera del golpe que llevarán a cabo.

Además del odio que manifiestan por el mismo enemigo, a Max y Marianne los une el sacrificio que cada uno debe hacer para cumplir al pie de la letra su cometido: asesinar a un representante de Adolfo Hitler, y escapar en medio de una lluvia de balas. Esta secuencia en la embajada es de las mejores de la película porque se considera el tiempo que la pareja dispone para el ataque y la huida. La reacción de asombro que tiene una amiga de Marianne cuando atestigua que ésta es una asesina pues también elimina a su pareja -un funcionario nazi de menor rango-, es memorable. La primera le apunta y mantiene el dedo en el gatillo; la segunda sigue sin dar crédito a lo que está presenciando. ¿Dispara o no?

Instantes después, y en un paraje solitario, a salvo de sus perseguidores, la pareja de agentes debe separarse, pero entonces, Max le propone que se vaya con él a Londres y se casen. Sí, como anticipando a una escena que debiera estar al final de la historia. Marianne acepta y al cabo de un año la guerra continúa pero ellos están casados y son padres de una pequeña nena.

Pero el idílico romance no puede ser eterno, y no son intensos los bombardeos nocturnos de la Luftwaffe a la capital londinense los que perturban la paz del matrimonio, sino la voz de alerta de un superior de Max quien le informa que su adorada esposa ¡es una espía de Hitler!

Aunque la primera reacción de él es negarlo, las pruebas parecen contundentes, y lo peor es que la traición se paga con la muerte. Así que tiene dos opciones: matarla o entregarla a las autoridades militares para su ejecución. El plazo que tiene para cumplir con su deber es muy corto, por lo cual debe tomar una decisión.

Aliados es un Thriller romántico que se sostiene en una línea dramática bien estructurada con pistas falsas para que el espectador a ratos se confunda, y acepte que Marianne es culpable, o se vaya por otro extremo y quede como inocente.

Mientras Max se arriesga a fondo para recabar pruebas de que su mujer es inocente, ella parece ajena a todo, entregándose por completo a la crianza de su pequeña hija. Después de todo, según sus propias palabras: “no confío en lo real; no creo que funcione”.

Corresponde a cada quien sacar sus propias conclusiones si ella es al final de cuentas traidora o no.


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