ENHART
José
Luis Vivar
Da
gusto que de vez en cuando la cartelera presente películas que no sean de
manufactura hollywoodense. Aunque no debemos olvidar que esos títulos
garantizan una audiencia, algo que no siempre sucede con las producciones
nacionales o, como en este caso, que se trata de una coproducción
Perú-España-Colombia.
Magallanes
(Salvador del Solar, 2015), no se trata de una biopic del conquistador español,
sino es una historia en la capital Limeña en la actualidad. Y el nombre que da
título a la cinta es un ex soldado (un magnífico Damián Alcázar), que divide su
existencia como chofer del Coronel (Federico Luppi), quien es víctima de
demencia senil, y manejar un taxi.
Su
rutinaria existencia es más que somnolienta. Es una víctima más de la crisis
social y económica del país andino y no tiene mayores ambiciones que sacar lo
del día para disfrutarla con sus amigos y darle mantenimiento a su vehículo.
Un día,
recoge a una joven indígena y la lleva a donde ella le indica. El espejo
retrovisor se convierte en el vehículo para que Magallanes recuerde, aunque
esos recuerdos son dolorosos porque le hacen ver los errores que cometió
décadas atrás cuando el ejército del Perú lanzó una cruzada contra el grupo
terrorista Sendero Luminoso. El nombre de aquella muchacha es Celina (Magaly
Solier)
Los
remordimientos, y más que nada los sentimientos de culpa invaden a Magallanes y
le hacen tomar una decisión que lo hará revivir en carne propia su
participación como. Por las escenas en Flash Back nos enteramos que él mismo le
entregaba a Celina con el Coronel para que éste abusara de ella.
Los
líos en que Magallanes se mete son demasiados. Pretende enmendar su pasado, y
de paso resanar las heridas de la muchacha. Sabe que fue un error muy grande el
que cometió y por eso tiene que hacer algo que verdad afecte a los culpables:
sus antiguos compañeros de armas, y de paso con el hijo del Coronel (Christian
Meier), a quien secuestra y hacer ver su suerte.
Pero en
esta cruzada Magallanes no quiere hacerla en solitario, y comete un error al
involucrar a Milton (Bruno Odar), otro ex combatiente que con más saña que
justicia echa a perder los planes originales del ex soldado. Lo que debía ser
un acto de justicia toma otro rumbo y la reacción de los ofendidos es más
fuerte de lo que ellos se imaginan.
Es de
resaltar que las intenciones de Magallanes conmueven, al grado que el
espectador siente empatía por todo lo que hace en favor de Celina. Por
desgracia ella no piensa igual, ella tiene otro modo de ver las cosas y al
mundo que tanto le afectó a ella y a su gente: los campesinos, hombres, mujeres
y niños que fueron víctimas de las hordas de militares que abusaron y
asesinaron.
Más que
una cinta de crítica social a una época que marcó al Perú, la película es un
retrato mínimo de las consecuencias –llámese cicatrices-, que dejó esa guerra
contra Sendero Luminoso. La forma de proceder contra quienes secuestraban,
mataban y mutilaban seres humanos y animales, encabezados por su líder Abimael
Guzmán, durante los años 80 y 90 del siglo pasado, en muchas ocasiones eran una
repetición sistemática, en donde no siempre eran los criminales quienes sufrían
esos despiadados ataques. El personaje de Celina, simbólicamente representa a
una de esas personas inocentes.
Como
ópera prima de Salvador del Solar, Magallanes es una buena opción para conocer
algo de esa triste historia del Perú, y para reconocer uno de los mejores
trabajos actorales de Damián Alcázar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario