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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Hagamos un paréntesis en nuestra vida




Samuel Gómez Patiño


Ya viene Nochebuena y enseguida Navidad, pero aparte de los regalos y las comidas ¿qué esperas para este 24 y 25 de diciembre?
En mi opinión, independientemente de nuestras creencias o costumbres, estos días deben ser de reflexión; cada uno de nosotros tenemos que darnos el tiempo para sentarnos a valorar lo que hicimos durante un año. Si disfruto de las fiestas religiosas, debo tomar el momento para agradecer al Dios que sigo por lo que tengo y no convertirme en el seguidor que me acuerdo de él cuando tengo problemas; debe ser la oportunidad para demostrar que sigo sus palabras y dar sin esperar recibir o compartir con el que tiene más necesidad, pero sobretodo lograr que la unión familiar se fortalezca no sólo en la Nochebuena sino todo el año. Amar y respetar a nuestro prójimo pero sobre todo a la vida.




Al terminar el año, debemos de hacer cuentas, que fue lo que logramos, lo que dejamos de hacer, lo que lo compartimos, lo que nos hizo felices, acordarnos de los que se nos adelantaron, de guardar los mejores momentos y aprender de los peores. Hagamos un paréntesis en nuestra ajetreada vida.

En mi caso, un suceso me dio espacio para la reflexión. Por el mes de abril transitaba por una de las avenidas de la ciudad de Tijuana y vire a la izquierda donde me topé con una larga fila de automóviles detenidos que, debido al tráfico no permitía que avanzáramos con rapidez, de echo nos tuvimos que parar totalmente. Estaba esperando avanzar cuando un carro tipo Ford Explorer me embistió y con el impacto le pegue al carro enfrente de mí, el resultado mí auto alemán se hizo suizo..”suizo pedazos”. Al principio no creí que había sido mucho el daño, inclusive me baje a platicar con la conductora que me embistió quien asustada me comento que su esposo se iba a ser cargo de las reparaciones de los autos, ya que yo le pegue a otro que sufrió menores daños. Hasta entonces pude observar mejor el panorama: todo el cofre hundido hasta destrozar el radiador y la defensa y focos delanteros, el lado del copiloto a la altura de la cajuela despedazado con daños en la defensa y fue cuando me pregunté como había salido ileso de tremendo impacto, con ningún rasguño o molestia física posterior: me protegió un ángel que tiene años cuidando de mí.


Un mes utilizando el transporte público o mejor aún caminando para llegar a mis destinos, fue lo que paso después. Tiempo para reflexionar o alinear mejor mis metas en la vida; mis hijos terminan su carrera universitaria y cambian mis perspectivas, cumpliendo 30 años de maestro universitario y debo empezar a planear mi jubilación, otro cambio en mi vida; en fin, tomar decisiones diferentes pero conclusiones iguales, buscar la felicidad a través de logros de metas nuevas.

En los últimos años he tratado de cultivar mis conocimientos y los viajes que he realizado junto con las lecturas que he tenido me han ayudado a tener una visión diferente de la vida y lo que deseo al final de ella.

Este 2016 me dejo muchas enseñanzas, nuevos amigos, experiencias diferentes, pero sobretodo la oportunidad de iniciar nuevos proyectos, uno de ellos el escribir. Durante 30 años he escrito apuntes para mis clases que finalmente ahora se pueden consultar en una página propia, samuelgomez.mx, con un dominio propio, y gracias a este diario, El Volcán las columnas que han podido seguir cada semana desde agosto y que espero hayan sido de su agrado. También hemos participado en algunas ponencias en conjunto con algunos compañeros que se han presentado en Tijuana, la Ciudad de México y vía Internet en Hawaii, EE.UU. y las bases para escribir un libro. Al final debemos orientar todos nuestros esfuerzos a lo que nos gusta hacer porque finalmente eso es lo que nos va a dar la felicidad y si lo podemos compartir con nuestros amigos y familiares, mucho mejor porque podemos sentir una satisfacción plena y de misión cumplida.

Hace poco me preguntaron que si pudiera pedirle algo a Santa Claus (o en su caso al niño Dios), que le pediría, pues bien, esta es mi contestación, paz en mi interior, la suficiente para compartir con los que me rodean, para aprender a vivir tranquilo conmigo mismo, para preparar el camino para cuando me tenga que marchar y lograr quizás un deseo que está muy dentro de mí: trascender a través de mis actos, que dejen un mundo mejor que el que recibí. Feliz Nochebuena y mejor Navidad en compañía de amigos y familiares.
La próxima semana historias de Navidad.

Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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