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martes, 13 de diciembre de 2016

El líder si comete errores



Samuel Gómez Patiño


Si pudiera borrar todos los errores que he cometido en mi vida no sería la persona que hoy soy, de todos he aprendido y al Samuel Gómez Patiño que conocen no solo es más viejo sino más sabio.
Los líderes no son lo que son gracias a los libros, la genética o la casualidad, todos pasan por procesos que les brindan la oportunidad de aprender y crecer.




George Herman “Babe” Ruth, una leyenda del béisbol norteamericano, es una muestra de liderazgo dentro y fuera del campo. Revoluciono el deporte y atrajo a miles de fanáticos a los parques por sus hazañas; quienes adoramos este deporte no podemos tomar un bate y un guante sin haber conocido algo de él. 

El “Bambino” realizó sus mayores hazañas con los Yankees de Nueva York jugando para ellos de 1920 hasta 1935, aunque también participo con los Medias Rojas y los Bravos de Boston durante una carrera que duro 22 años, dejando records de 714 cuadrangulares y 2,873 hits, 2,213 carreras impulsadas, un promedio de bateo de 342 y algo inusual en este deporte, también como lanzador su record fue de 94 juegos ganados y un promedio de 2.28 de carreras limpias permitidas. Llevo a los Yankees a siete Series Mundiales y a ganar en cuatro de ellas.

Aparte de la leyenda de haber prometido a un niño en un hospital conectar un cuadrangular y hacerlo en el campo apuntando con su bate la barda hacia donde lo conecto, para su servidor lo mejor que he aprendido de Ruth es que nunca se daba por vencido, todos recuerdan los 714 cuadrangulares conectados en su vida profesional que significó los momentos de éxito, y cuyo record fue imbatible durante muchos años (desde 1935 hasta 1974) hasta que lo logro Hank Aaron, pero pocos llevaban la estadística de cuantas veces lo intento. Alguna vez leía sobre una entrevista que le hicieron donde comentaba que para pegar un cuadrangular había fracasado en más ocasiones; tenía éxito cada 11.76 intentos, si lo multiplicamos por un promedio de 4 oportunidades falladas, fracaso 47 veces por cada cuadrangular que lo llevo a la fama, perseverancia. Todo seguidor del llamado “Rey de los Deportes” recordamos con cariño a “Babe” no solo por su exitosa carrera sino también por su carisma, pero como el mismo menciono para lograrlo tuvo más fracasos que éxitos: aproximadamente 33,558 oportunidades fallidas.

El mejor líder no es el que nunca ha fracasado, sino aquel que ha aprendido de ellos, que ha asimilado su experiencia y la canaliza para guiar adecuadamente a sus subordinados, grupo social, alumnos, etc. Cuando cometemos errores debemos de reflexionar sobre los hechos, aprender de ellos y seguir hacia adelante, no cargar con ellos. De lo que he dicho o hecho no me arrepiento porque no lo puedo deshacer pero si algo me ha dejado la vida, es que no puedo desaprovechar la oportunidad de crecer gracias a ellos.

Aunque mis alumnos no me crean, en mis tiempos mozos jugué futbol y por azares que desconozco mis compañeros de la preparatoria en un lejano año de 1976 me pusieron en la portería y me enamore de la tierra, me encantaba tirarme al suelo y ensuciar el uniforme. Mis años de portero me dieron una gran enseñanza, ya que ser el portero te da poco margen de error, puedes detener muchos goles pero te equivocas una vez y se perdió el esfuerzo de todos con una derrota. Pues bien, en un partido que necesitábamos ganar me sucedió algo que marco parte de mi vida; eran los primeros minutos del partido y patearon el balón hacia mi portería desde larga distancia, recuerdo ver el balón venir hacía mí y mientras se acercaba levante la vista para observar hacia donde enviarlo pero el balón paso en medio de mis piernas y cuando me di cuenta teníamos un gol en contra. A partir de ese momento me partí el alma en cada jugada, rescate varias veces el juego en cada lance pero al final el juego terminaba 1 a 0 en contra y quedamos eliminados. Mientras el entrenador contrario me daba palabras de aliento (recuerdo que me dijo: que partido acabas de dar, lastima del gol), mis compañeros se solidarizaron conmigo y comprendieron que eran cosas del juego. Nunca quedamos campeones en 17 años de participar con el “Club Juvenil de la Amistad” CEJAM, pero aprendí que a pesar de todo debemos seguir adelante y dar lo mejor de uno, ser el líder es estar en el escaparate y podemos equivocarnos pero no vivir en el error. Por cierto, soy más fanático del béisbol, pero muchos años de mi vida también jugué fútbol.

La próxima semana, les platico porque no soy amigo de mis hijos.


Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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