Samuel Gómez Patiño
Si pudiera borrar todos los errores
que he cometido en mi vida no sería la persona que hoy soy, de todos he
aprendido y al Samuel Gómez Patiño que conocen no solo es más viejo sino más
sabio.
Los líderes no son lo que son
gracias a los libros, la genética o la casualidad, todos pasan por procesos que
les brindan la oportunidad de aprender y crecer.
George Herman “Babe” Ruth, una
leyenda del béisbol norteamericano, es una muestra de liderazgo dentro y fuera
del campo. Revoluciono el deporte y atrajo a miles de fanáticos a los parques
por sus hazañas; quienes adoramos este deporte no podemos tomar un bate y un
guante sin haber conocido algo de él.
El “Bambino” realizó sus mayores hazañas
con los Yankees de Nueva York jugando para ellos de 1920 hasta 1935, aunque
también participo con los Medias Rojas y los Bravos de Boston durante una
carrera que duro 22 años, dejando records de 714 cuadrangulares y 2,873 hits,
2,213 carreras impulsadas, un promedio de bateo de 342 y algo inusual en este
deporte, también como lanzador su record fue de 94 juegos ganados y un promedio
de 2.28 de carreras limpias permitidas. Llevo a los Yankees a siete Series
Mundiales y a ganar en cuatro de ellas.
Aparte de la leyenda de haber prometido
a un niño en un hospital conectar un cuadrangular y hacerlo en el campo
apuntando con su bate la barda hacia donde lo conecto, para su servidor lo
mejor que he aprendido de Ruth es que nunca se daba por vencido, todos
recuerdan los 714 cuadrangulares conectados en su vida profesional que
significó los momentos de éxito, y cuyo record fue imbatible durante muchos
años (desde 1935 hasta 1974) hasta que lo logro Hank Aaron, pero pocos llevaban
la estadística de cuantas veces lo intento. Alguna vez leía sobre una
entrevista que le hicieron donde comentaba que para pegar un cuadrangular había
fracasado en más ocasiones; tenía éxito cada 11.76 intentos, si lo
multiplicamos por un promedio de 4 oportunidades falladas, fracaso 47 veces por
cada cuadrangular que lo llevo a la fama, perseverancia. Todo seguidor del
llamado “Rey de los Deportes” recordamos con cariño a “Babe” no solo por su
exitosa carrera sino también por su carisma, pero como el mismo menciono para
lograrlo tuvo más fracasos que éxitos: aproximadamente 33,558 oportunidades
fallidas.
El mejor líder no es el que nunca
ha fracasado, sino aquel que ha aprendido de ellos, que ha asimilado su
experiencia y la canaliza para guiar adecuadamente a sus subordinados, grupo
social, alumnos, etc. Cuando cometemos errores debemos de reflexionar sobre los
hechos, aprender de ellos y seguir hacia adelante, no cargar con ellos. De lo
que he dicho o hecho no me arrepiento porque no lo puedo deshacer pero si algo
me ha dejado la vida, es que no puedo desaprovechar la oportunidad de crecer
gracias a ellos.
Aunque mis alumnos no me crean, en
mis tiempos mozos jugué futbol y por azares que desconozco mis compañeros de la
preparatoria en un lejano año de 1976 me pusieron en la portería y me enamore
de la tierra, me encantaba tirarme al suelo y ensuciar el uniforme. Mis años de
portero me dieron una gran enseñanza, ya que ser el portero te da poco margen
de error, puedes detener muchos goles pero te equivocas una vez y se perdió el
esfuerzo de todos con una derrota. Pues bien, en un partido que necesitábamos
ganar me sucedió algo que marco parte de mi vida; eran los primeros minutos del
partido y patearon el balón hacia mi portería desde larga distancia, recuerdo
ver el balón venir hacía mí y mientras se acercaba levante la vista para
observar hacia donde enviarlo pero el balón paso en medio de mis piernas y
cuando me di cuenta teníamos un gol en contra. A partir de ese momento me partí
el alma en cada jugada, rescate varias veces el juego en cada lance pero al
final el juego terminaba 1 a 0 en contra y quedamos eliminados. Mientras el
entrenador contrario me daba palabras de aliento (recuerdo que me dijo: que
partido acabas de dar, lastima del gol), mis compañeros se solidarizaron
conmigo y comprendieron que eran cosas del juego. Nunca quedamos campeones en
17 años de participar con el “Club Juvenil de la Amistad” CEJAM, pero aprendí
que a pesar de todo debemos seguir adelante y dar lo mejor de uno, ser el líder
es estar en el escaparate y podemos equivocarnos pero no vivir en el error. Por
cierto, soy más fanático del béisbol, pero muchos años de mi vida también jugué
fútbol.
La próxima semana, les platico
porque no soy amigo de mis hijos.
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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