Dios
quiso liberar al hombre del pecado y de toda esclavitud, prometió un Salvador o
libertador, este libertador nació del pueblo de Israel Jesucristo, el Emanuel
es decir “Dios en medio de nosotros”
Jesús el hijo de Dios, de la misma naturaleza celestial, es también hijo de una
mujer del pueblo; María de Nazaret, María fue escogida por Dios para ser la
madre del Salvador, ella cumplió con humildad y fortaleza su misión, Jesús
nació en Belén en un pesebre, porque sus padres eran pobres, y porque no hubo
un lugar especial para su nacimiento, José fue avisado por medio de un sueño
que peligraba la vida del niño y tomo a María buscando salvar la vida del niño
del decreto realizado por el rey Herodes.
Los
primeros en adorarlo y reconocerlo como Dios fueron unos pobres pastores que
fueron los primeros en recibir la noticia del nacimiento del Salvador, por
medio de un Ángel, desde ese instante Jesús siempre vivió pobre en medio de los
pobres, en un pueblo dominado por el Imperio Romano.
Jesús
se crio en Nazaret, allí aprendió a trabajar como José su protector y padre, el
oficio de carpintero, Jesús crecía en sabiduría, bondad y participaba en la
vida y tradiciones del pueblo, por esa razón cuando ya era un adolescente se
perdió de la vista de sus padres y fue encontrado en el templo en medio de los
maestros de la Ley, sorprendidos de la sabiduría del niño.
Jesús
era un hombre igual a nosotros en todo, menos en el pecado, él tenía una gran
misión, la cual consistió en demostrarnos con su vida lo que era el amor, él tenía
un gran corazón, admiraba la naturaleza y amaba a los niños, nos invitaba a
abandonar nuestra soberbia y a comportarnos como esos niños, se compadecía de
los enfermos, de los pecadores y defendía a los débiles y desapercibidos.
Jesús
pasó por la vida haciendo el bien, él dijo siempre y sin miedo la verdad. Todo
se admiraban de la autoridad con él hablaba, “nadie me habla como este hombre”.
Jesús explicaba las cosas de Dios, con mucha sencillez, usando ejemplos nombradas
parábolas para que todos pudieran entender el mensaje de Dios Padre.
Fue
claro su mensaje “Yo soy la luz del mundo”, cuando Jesús fue bautizado en el
río Jordán, se escuchó una voz en el cielo que decía; ·Este es mi hijo el amado
escúchenlo” Jesús es la palabra de Dios hecha hombre, todas las cosas fueron
hechas para él. Jesús es el hijo de Dios vivo, enviado por el padre para salvar
y dar libertad a todos los hombres, de todo pecado y de todo tipo de esclavitudes
y de la muerte eterna, El Padre Celestial ha enviado a su hijo Jesús, ya que Dios cumple
la promesa de enviarnos a su propio hijo, Jesús es la gran prueba del amor que
Dios nos tiene, tanto amó dios al mundo que le entregó a su propio hijo, Jesús
es el espejo y la presencia de Dios, el que ha visto a mí ha visto al Padre, ya
sabe cómo es el padre el que me conoce a mí.
Dios
nunca desistió de su proyecto al crear al hombre, que es una vida de igualdad y
felicidad, sin importar la raza ni el color de la piel, es un Dios universal es
para todos. Por esa razón Dios prometió un Salvador, para arreglar lo que el
pecado había dañado. Nuestro padre celestial siempre mantuvo su promesa. Dios
como buen padre nunca deja de cuidar a sus hijos, aunque los hijos se olviden
de él y pelean entre sí. Dios está siempre con nosotros, él acompaña el caminar
de todos los pueblos, aún aquellos que no son cristianos, esta presencia de
Dios se manifiesta de muchas maneras:
En la
sinceridad del corazón, en el amor y la amistad de los de las personas que nos
rodean, en los acontecimientos de nuestra vida diaria, es decir en alegrías y
en tristezas, en la lucha de los pueblos por obtener su libertad. Dios Estuvo
presente en un modo especial, en el camino del pueblo de Israel, escogió
Abraham para hacer el padre del pueblo, Dios hizo una alianza con este pueblo,
una alianza como un compromiso de amor y amistad, “ustedes serán mi pueblo y yo
seré vuestro Dios” ayudado por personas amigas de Dios y del pueblo como Moisés,
el rey David y los profetas.
El
pueblo de Israel descubrió en los momentos más difíciles de su historia que
Dios caminaba con él, en la libertad de la esclavitud en Egipto, que es la
Pascua de los judíos, en el duro caminar por el desierto, y la compasión por llegar
a la Tierra prometida, en los momentos de persecución esclavitud y sufrimiento.
La Biblia es el libro que cuenta esta presencia especial de Dios, “Yo estaré
con ustedes hasta que se termine este mundo”.
Por lo
tanto el recordar el nacimiento de Jesús, va más allá de la tradiciones de
poner un nacimiento donde nació Jesús, que nació en un pesebre y envuelto en
pobres pañales, mas allá de hacer oración escrita o guiada y arrullar al niño,
el recodar el nacimiento de Jesús nos debe llevar al momento culmen de este
adviento es decir romper con las esclavitudes humanas y placeres que nos genera
el dinero, el poder, dejando de ser egoístas y pensar más en el prójimo, es recordar
que hace 2016 años llego un hombres a este mundo a mostrarnos con sus vida lo
que es el amor, que en su mirada trajo la esperanza, en sus palabras la verdad
y en su vida ejerció la justicia y la caridad, con el tiempo aprendí que la
palabras suena huecas si no las sabes actuar, que la fe de demuestra a través
de las obras, hay una clave infalible que Jesús nos vino a demostrar hoy te la
recuerdo e invito, esa palabra es un verbo y hoy te la recuerdo es amar, no
olvidemos que los que luchan día a día
por triunfar no debemos claudicar, ya que el prometió que en la justicia
siempre estará. Ya no basta con rezar mirando al cielo, también hay que vivir
mirando al suelo. Ojalá este 2016 Jesús nazca en nuestros corazones,
bendiciendo a nuestro hogar, familias y trabajo.
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