Samuel Gómez Patiño
Les digo a mis alumnos que soy muy
“cínico”, porque me encanta el cine. Igual que cuando leo un libro, disfrutar
de una película o una serie de televisión debe servir para la reflexión.
Disfruto de los programas de la televisión, pero también trato de aprender que
es lo que me dicen los productores y directores con sus propuestas. Por cierto,
hace mucho que no sigo las telenovelas mexicanas porque no encuentro nada
interesante que aprender.
Imagino a los adolescentes viendo
aquellas mujeres bonitas que sufren y lloran por el amor, pero se mantienen
bonitas y se superan para siempre; a las jovencitas imaginando al hombre guapo
que las conquistará a pesar de todo y las mantendrá sin necesidad de trabajar
toda la vida; que sorpresa con la vida real porque al crecer, el matrimonio es
diferente, la unión de dos personas con ideas diferentes luchando por lograrse
un porvenir y al llegar los hijos por poder darles lo que no tuvieron. Luego se
preguntan porque tantos divorcios en México, una visión distorsionada de la
vida. Las mismas historias de siempre.
Amigo lector, te has preguntado ¿qué
pasaría si existiera un apocalipsis en nuestro planeta, provocado por alguna
guerra nuclear, una epidemia mortal para los humanos, la hambruna o cualquier
cataclismo que sufriéramos?, ¿Quiénes sobrevivirían?
Es obvio que no habría una
selección natural como nos lo enseño Carlos Darwin, muchos morirían, y no
escogería entre nosotros a las buenas o malas personas, a los más pobres o más
ricos, los que hablen inglés o japonés, bueno o español. En este caso, tenemos
otra pregunta: ¿Estamos preparados para rehacer nuestra sociedad?
En esta serie he aprendido que los malos no
son los “caminantes” o “muertos vivientes”; ellos solo tienen un deseo vital,
cubrir su primera necesidad, la fisiológica: comer para sobrevivir. No son
capaces de abrir una puerta, organizarse conscientemente para cazar o realizar actividades
de trabajo en equipo, solo siguen su instinto. La sociedad que no se ha
convertido intenta primero sobrevivir, agruparse para ayudarse y restructurar
la vida en comunidad aprendiendo a combatir a los caminantes y a realizar
actividades que antes no realizaban (como cazar por ejemplo), aprovechar los
escasos recursos existentes. En este apocalipsis se vuelve importante el
trabajo en equipo, confiar en tus compañeros pero sobre todo la lealtad hacia
las nuevas tribus.
Pero también sobreviven otras
tribus que liderados por personas con valores de destrucción, esclavitud o
incluso canibalismo, se dedican a aprovecharse de los demás y hasta aprenden a
divertirse con la desgracia de haberse convertido en “zombis”. Me gusta la
propuesta del programa, porque nos lleva a reflexionar y preguntarnos si
estamos preparados para sobrevivir en un mundo sin energía, comunicaciones o
transporte; con la muerte latente en cada esquina, por un lado un caminante por
el otro un ser mezquino y capaz de destruir para seguir en el poder.
En esta reflexión, parece que ya lo
estamos viviendo. En la sociedad se manifiestan los muertos vivientes. Las
personas en la pobreza extrema (termino por cierto que no me gusta, o soy pobre
o no lo soy, estoy muerto o no, no hay muertos extremos), manipulados constantemente para lograr los
propósitos de los países y las personas con intereses igual o más oscuros. Un
mendrugo de pan, una despensa, un vale, una promesa que quieren escuchar y se
convierten en seguidores perpetuos de sus “salvadores”. La pobreza vende.
La clase trabajadora, empeñada en
lograr una mejor sociedad, preparándose constantemente e impulsando a sus hijos
a que sean mejores personas, cumpliendo con los requisitos legales, pagando sus
impuestos y castigados cada vez más por la gente en el poder exprimiéndolos
constantemente al hacerlos blanco de sus voraz apetito de poder. Los que tratan
de restablecer los valores de una sociedad mejor para todos.
Pero también están los que están en
el poder, los que nos piden que nos abrochemos el cinturón constantemente, que
podemos vivir adecuadamente con un salario mínimo (diría microsalario), que
promueven una impunidad para beneficiarse, asociados entre ellos para tener la
riqueza por generaciones. El coto de poder, que una vez que lo probó
difícilmente lo suelta.
En esta triste realidad, los
Walking Dead si existen, en cada región del país, y así como nos indignamos
cuando uno de los personajes muere en la serie deberíamos indignarnos porque a
la gente en el poder le interesa que cada vez haya más “muertos vivientes”, la
injusticia, la impunidad, los desaparecidos, la ilegalidad son los ingredientes
perfectos para una indolente sociedad.
No sé ustedes pero yo me he estado
preparando, me estoy haciendo amigos de amigos más gorditos que yo, por lo
menos puedo correr más rápido que ellos y además me parece que ellos
entretienen más a los zombis mientras huyo. Puedes consultar mi discurso en los
clubes Toastmaster en la página de Facebook “Toastmasters Ejecutivos de
Tijuana”.
La próxima semana, hablando de
nuestras tradiciones les platicare del día que me convertí en el héroe de mis
hermanos.
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
No hay comentarios.:
Publicar un comentario